LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Por qué una familia rica con tres hijos puede acceder al bono social eléctrico para familias vulnerables

Librepensadores

La pandemia nos ha puesto frente al espejo

Luisa Vicente

En un momento u otro, la pandemia nos ha espejado. Un viaje a nuestro interior nos ha dejado al descubierto al transitar por un año tan difícil y tortuoso. Casi 365 días frente al espejo, poco tiempo es para habernos conocido tanto, demasiado tiempo como para desperdiciarlo.

El espejo nos ha mostrado la humanidad que tenemos, y la que creíamos tener.

La poca o mucha empatía que hemos sentido ante el dolor ajeno.

Las cosas que más hemos amado.

El miedo que hemos tenido frente a la incertidumbre y a la soledad.

El rechazo, la indiferencia o el deseo por morir en caso de enfermedad.

La indignación que hemos sentido por las muertes solitarias de tantos ancianos en sus residencias.

Los momentos del día que nos han dado mayor placer y felicidad.

El afecto que hemos recibido de nuestra familia, y lo mucho que representaba para nosotros.

El miedo que sentíamos a perderla.

Las cosas innecesarias que guardábamos en nuestro armario.

Lo poco importante que era el reloj.

El apego que hemos sentido por la naturaleza.

Las posibilidades que nos ha dado la informática.

Nuestra capacidad de sacrificarnos por el otro.

Lo fácil que ha sido leer un buen libro en dos días.

La habilidad que teníamos para cocinar y el desastre que éramos para recoger los trastos sucios.

Haber memorizado el precio de muchas cosas que consumíamos.

Lo que ha supuesto encontrarnos con un amigo por la calle o recibir una llamada telefónica.

Hemos reparado en los colorines tan bonitos que tienen las frutas y las verduras.

Lo importante que es un transportista y un repartidor.

El tacto del periódico que leía cada mañana.

Hoy, al volver al bar de siempre, me he dado cuenta que aparte del buen café de siempre, nos regalan gel hidroalcohólico para las manos, una servilleta de papel, una bolsita de azúcar, nos dan una cucharita, un vaso de agua, nos limpian la mesa, nos dejan utilizar el wifi, un enchufe para el ordenador, compartir una gran mesa para dos personas, y además nos avisan a las 11.30 en punto para marchar por las restricciones del Covid. Todo eso por 1,35 euros. Mañana repetiré.

Lo que quisiera saber es si habrá alguna manera de volver de nuevo y si estaríamos dispuestos a repetir la misma historia de vida, después de haber aprendido tantas cosas.

Luisa Vicente es socia de infoLibre

Más sobre este tema
stats