La pasarela electoral de Mañueco

Ángel Lozano Heras

Míster fotitos, Fernández Mañueco, vuelve a la carga, buscando la mejor oportunidad para anticipar dos años antes las elecciones autonómicas de Castilla y León (que ya perdió en el 2019).

Mañueco se desdice –­como suele hacer siempre– y miente en sus declaraciones de acabar la legislatura (apenas hace una semana lo dijo y lo redijo).

El presidente pepero castellanoleonés ha echado cuentas –las de la vieja y las de la pandemia– y cree que separados de Cs puede ganar él solito. A ver si esta vez no se estrella.

Pero él ya había empezado su peculiar campaña electoral hace tiempo. O sea, eso de las fotitos y crónicas propicias a mansalva en los media, las inauguraciones sin ton ni son, discursos populistas, promesas… que luego no cumple, decisiones contradictorias, etc. Bueno, ese popurrí del politiqueo típico de Mañueco.

Hace unos días inauguró en Salamanca la pasarela peatonal y ciclista entre el barrio de Huerta Otea y los barrios trastormesinos o al revés. Más o menos la había prometido cada año desde el 2018. Y ahora este proyecto, deprisa y corriendo tras un tiempo apalancado, con fondos FEDER , o sea del Estado y de la UE, la inaugura. Y afirma –muy típico en Mañueco– que es obra del Ayuntamiento y de él principalmente. Como siempre, Mañueco en estado puro, que se lo traslada al actual alcalde charro G. Carbayo, discípulo y servidor suyo, muy acérrimo, en todos los sentidos.

El acto de la inauguración de la pasarela estuvo repleto de guiños folklóricos charros. Eso sí, con escasos conciudadanos residentes. Si quitamos a los guardaespaldas de los dos políticos, a cuatro o cinco concejales, a dos o tres dirigentes vecinales (no todos), a las patrullas de la propia Policía Municipal y a unos cuantos (pocos, muy pocos) vecinos y periodistas, apenas se vio gente por allí.

Sin embargo, se vieron bastantes danzarines y músicos folklóricos, que sí dieron lustre al evento… Pues eso, G. Carbayo y Mañueco inaugurando la pasarela y la campaña electoral con charangas.

Al día siguiente de esa pomposa ceremonia, Mañueco adelanta los comicios autonómicos para 13 febrero del 2022. ¿Sorpresa?

¿Las razones? Traición, dice el presidente ahora en funciones. Traición de su vicepresidente Paco Igea y del grupo Ciudadanos, a los que ha fulminado de su gobierno de coalición.

“Mentiroso, le llama Paco Igea, irresponsable, desleal y rastrero” (hace un día había prometido telefónicamente Manueco a Arrimadas que no habría elecciones anticipadas, y que confiaba en Cs de Castilla y León). Soliviantado P. Igea le espeta: ¡“Qué cojones has hecho, Mañueco, en medio de una pandemia endiablada y apabullante!”

En fin, los dos, tal para cual. A uno se le veía venir, siempre ha sido así. Y al otro, Paco Igea, se lo tiene bien merecido por darle coba, mucho aire político y hacerle presidente de la Junta durante dos años.

Y lo hace cuando aún colean oscuros asuntos judiciales como el de presunto pucherazo de él y sus colaboradores en las primarias del 2017 (declaraciones ante Juzgado nº 2 de Salamanca para 29 diciembre). Mañueco ganó esas primarias con trampas, y seguramente –o presuntamente– con su consentimiento y orden de hacer esa operación rescate de afiliados morosos que no abonaban las cuotas.

Fernández Mañueco –que se cree el adalid (!) de la ética de los populares– es acusado de amañar e incurrir en una posible financiación ilegal del partido en Castilla y León.

Y es que Mañueco andaba muy justo en las Cortes de de la Región. No tenía mayoría parlamentaria ni para aprobar los presupuestos generales ni para gobernar con  comodidad. Él mismo flojeaba de liderazgo en el PP castellanoleonés.

Además, el silencio de Mañueco ante escándalos propios o cercanos (la Junta tendrá que abonar más de 24 millones de fianza por los sobrecostes en el edificio Perla Negra, contratación del gerente Viñarás, Gürtel, Kitchen...), “se está convirtiendo en un rasgo identitario de su personalidad política”.

Pero está claro que Mañueco lleva grabado el ADN de las sedes provinciales del PP: la del nepotismo para conceder contratos con dinero público a sus familiares y empresarios amiguetes. El parentesco entre cargos políticos y personal municipal ha sido constante y descarado bajo su mandato. Y luego así, pedirles favores –dopaje pecuniario– para las campañas electorales y primarias, como precisamente ha sido denunciado en varias ocasiones.

Ahora asume el discurso del ayusismo y tan alejado de su falsa moderación, plantándose descaradamente contra el gobierno de Pedro Sánchez, (para salvar el culo electoral de Casado), tildándole de inútil y poco patriota con Castilla y León. Él, que no hace más que incumplir promesas y arruinar el despegue económico y social de los castellanoleoneses.

Casualmente esta pasarela que comunica  los barrios trastormesinos está muy cerca de aquel embarcadero en los años 50, Pedro Calderas, cercano al barrio del Castigo más o menos donde está ahora la actual Huerta Otea.

En mi infancia, me entusiasmaban las fiestas del Lunes de Aguas en la fuente de la Zagalona merendando el tradicional hornazo. Los domingos, sobre todo, los enamorados paseaban hasta los riscos y matorrales en la antigua vía del tren cerca del puente de La Salud para ocultar sus besuqueos. A veces estas parejas –era lo más preferido por criadas y soldados– alquilaban barcas en el embarcadero de Pedro el Calderas y se alejaban para sus escarceos amorosos hasta la otra orilla hacia la pesquera cerca de la antigua Casa de la Mancebía. Y acababan –ya al anochecer– bailando agarraos al son del organillo en la vega de la Chopera en las riberas del Tormes. Los mayores se entretenían con los juegos tradicionales de la rana y la petanca en los aguaduchos del embarcadero. Allí comían pajaritos y ancas de rana, bebiendo a porrón, clara y sangría bien frescas… Los niños, después de jugar y montar en los columpios, nos bañábamos junto a la Chopera. También, muchos vecinos trastormesinos, para ver jugar los domingos en El Calvario a la UD Salamanca, subían a las barcazas de Pedro Calderas para atravesar el Tormes.

No creo que Mañueco conociera esta equivalencia entre la pasarela y el embarcadero del Calderas.

Este y otros barrios necesitan algo más sustancial.

Ángel Lozano Heras es socio de infoLibre

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