La perversión del "ismo" o el PSOE en una sociedad polarizada

Francisco Javier Herrera Navarro

Que lo de colocar un "ismo" tras un apellido para significar "doctrina", "sistema" o "escuela" de fulanito de tal fue un invento de la derecha liberal y conservadora se demuestra por el hecho de que uno de sus máximos representantes, Ramón Gómez de la Serna, escribiera un libro entero dedicado a dicho sufijo entre los que acuñó los de "picassismo", "apollinerismo", "toulouselautrecismo", "archipenkismo", "lhoteismo", "charlotismo", "daliismo" y "riverismo" para distinguirlos de los estilos o movimientos artísticos generales de los que formaban parte, dentro de las corrientes del vanguardismo de la época.

Con esas denominaciones Gómez de la Serna quería destacar el valor superior de individuos capaces por sí mismos de estar por encima de las doctrinas, sistemas o escuelas de las que formaban parte. Esto viene a cuento de la falacia semántica en la que nos quiere colocar el PP cada vez que gobierna el PSOE según la cual el socialismo genuino estaría siendo adulterado por los sucesivos presidentes del gobierno que han procedido de sus filas. Así se habló en su momento de felipismo y guerrismo para oponer a las dos almas del PSOE cuando gobernaba Felipe González; después se habló de zapaterismo y ahora de sanchismo. Y siempre ha sucedido así: en lo que es diversidad y riqueza, sintonía con la España de cada momento, el PP siempre ha visto división, demérito y discordia, pero el colmo ya de la desfachatez y del cinismo es que ahora ponga por las nubes a Felipe González para martillear a Pedro Sánchez... cuando en aquel tiempo soportó 13 años en la oposición y estuvo en un tris que no fueran muchos más.

En lo que es diversidad y riqueza, sintonía con la España de cada momento, el PP siempre ha visto división y discordia, pero el colmo ya de la desfachatez y del cinismo es que ahora ponga por las nubes a Felipe González para martillear a Pedro Sánchez

Sin embargo, si utilizamos ese mismo esquema al análisis de los respectivos presidentes populares nos resulta imposible proceder a denominaciones ísmicas similares: primero porque no encaja bien el sufijo y segundo porque en el PP siempre ha existido uniformidad e implacable derivación de una sola doctrina, sistema o escuela: el franquismo, un derivado localizado del fascismo, que sojuzgó a nuestro país durante cuarenta años y cuyas secuelas aún se encuentran en las cunetas de media España. En efecto, yo jamás he oído hablar de fraguismo, aznarismo, rajoyismo o ahora feijoísmo, primero porque suenan mal y segundo carecen de sustancia, de personalidad, obedecen a los mismos intereses de las mismas clases conservadoras, liberales y moderadas desde el siglo XIX (el único coherente y con contenido, mal que pese, sería el ayusismo, derivado local del trumpismo).

Esa es la razón por la que el PSOE va evolucionando de acuerdo con la sociedad de cada momento respondiendo a las necesidades colectivas más variopintas y esa es la razón por la que se dice que representa al espectro más amplio de la sociedad española. Pero en una sociedad cada vez más polarizada ideológicamente y cada vez más desigual, injusta y uniforme, el PSOE, habida cuenta de la inexistencia de un partido bisagra contenedor de las actitudes ultras (Ciudadanos pudo haberlo sido), no ha tenido más remedio que escorarse hacia la izquierda para contrarrestar las arremetidas del oponente cada vez más ultra, radical y extremista.

El sanchismo no sería en ese contexto sino la aclimatación del PSOE a este momento histórico; lo que sirvió en la época de González y de Zapatero ahora no es válido; los partidos no son entes inamovibles luchando siempre por las mismas franjas del electorado, sencillamente porque los electores no son los mismos en los 90 que en 2004 o que ahora.

Recuérdese que Pedro Sánchez quiso gobernar con Albert Rivera y éste le respondió con la "espantá" más dañina de la historia de la democracia española, y que la opción con Podemos fue, teniendo en cuenta las circunstancias, la más útil y provechosa para el conjunto del país. Y no puede decirse que en términos generales haya salido mal; pero como fue responsabilidad suya, la coherencia le dicta que, puestos en la tesitura actual, debe ser él en primera persona quien defienda su decisión. Y es él quien elige el campo de juego, el ring en el que fajarse: ahora estamos todos en el terreno "España" en su conjunto sin interposiciones ni escudos protectores, con dos púgiles: Sánchez contra Feijóo, sanchismo sí, pero contra quién, no contra el feijoísmo, que no existe; ¿entonces contra quién?, no hay duda: contra el franquismo, único ismo que soporta bien el PP.

La lucha por el electorado de centro, los que suspiran por una deriva hacia la derecha del PSOE como Page (menos mal que ha desaparecido Lambán y Vara está en ello) y otros por el estilo desde otros púlpitos son nostálgicos que ya no tienen cabida en el PSOE actual, sería mejor que se buscaran otro acomodo; además su actitud es ingrata porque han subido a sus poltronas gracias al tirón de Pedro Sánchez y ahora le critican porque le achacan que el electorado ha votado en clave nacional para castigarlo; aunque para mí que a lo mejor se les escapa que han sido ellos los que ya no encajan en el marco general del partido y que tanto cuestionamiento de su líder por su parte haya sido lo que ha sembrado la desconfianza del electorado en sus respectivos territorios.

Continuará...

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Francisco Javier Herrera Navarro es socio de infoLibre

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