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Porno infantil

Marcelo Noboa Fiallo

Es como una nueva epidemia. Las noticias y comentarios sobre la violencia sexual de las “manadas” (cada vez más precoces), la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) para degradar sexualmente a compañeras de 12/14 años, el acceso y consumo de porno a través de las pequeñas pantallas a los 8/9 años… parece haber hecho saltar todas las alarmas. Como una nueva maldición que nadie sabe cómo parar.

Y digo “parece” porque, de momento, sólo está sirviendo para rellenar espacios en las televisiones, radio, prensa, tertulias familiares… sobre el espanto. No es una distopía más, ya lo tenemos aquí, bien instalado y desde hace ya algunos años creciendo silenciosamente bajo el paraguas familiar y escolar. Según varios estudios al respecto, el 78% de los padres creen que el mal no les afecta, “es un problema de otros niños, no de los míos”. Esos mismos padres que no tienen ningún inconveniente en regalar un teléfono móvil a su hijo/a de 8/10 años para que se incorporen al “silencio” de la mesa a la hora de comer donde sólo se comparte el saludo y la comida, y si es en un restaurante, para que no jodan. Son los mismos padres que 10 años antes ya compraron su coche familiar con pantallas en los respaldos de los asientos para que el bebe/niño no “berree” y “podamos tener el viaje en paz”. Fue el inicio de la “pantalla-dependencia” que coincidía con la retirada del “chupete”.

La industria digital encontró un filón en el consumidor infantil y en unos padres cada vez más sobreprotectores, a quienes nadie les ha explicado el valor pedagógico que una caída de un niño tiene, de la necesidad de incorporar el dolor en el proceso de aprendizaje, que no saben lo que es la tolerancia a la frustración y el valor que tiene en los procesos de maduración y aprendizaje. El mantra pronto se instaló en los padres en busca de una supuesta “excelencia” del aprendizaje en la digitalización en lugar del aprendizaje de la vida.

Por supuesto que no estoy restando valor a la digitalización y al uso de las nuevas tecnologías como herramientas para cualquier profesión de futuro. La llamada Inteligencia Artificial que, hasta hace tan sólo unos meses, era motivo de debates futuristas, ya está aquí. Pero en su peor versión, el chantaje, el robo; el descrédito de la pareja (“porno-venganza” lo llaman), del compañero de trabajo; del gran negocio de nuestros días, la pornografía infantil. Todo ello está oscureciendo el potencial que esta nueva herramienta tiene para el trabajo, para la creatividad, para la enseñanza… 

El aprendizaje de la sexualidad a través del porno en edades tempranas configura un mundo de relaciones donde la agresividad, el dolor, el sometimiento, el abuso de poder, son vistos como normales

No es lo mismo que un adulto visione porno a que lo haga un niño. El aprendizaje de la sexualidad a través del porno en edades tempranas configura un mundo de relaciones donde la agresividad, el dolor, el sometimiento, el abuso de poder, son vistos como normales. El afecto, la caricia, el diálogo necesario, la igualdad, desaparecen del visionado. Y así se llega al aprendizaje de las relaciones sexuales, mientras los padres, en ese proceso, han desaparecido. No existen. Existe el grupo, el amigo, el colega… el proveedor.

Pero no será porque no se viene advirtiendo desde hace años del desastre que ya tenemos. Psicólogos, educadores, pedagogos, sociólogos… vienen predicando en el desierto. Se viene advirtiendo del gravísimo error que supone compartir fotos/videos inocentes de los hijos en las redes sociales, porque no se sabe dónde pueden terminar y, peor aún, enseñar a un niño el supuesto “valor” de un “me gusta”. 

¿Y las administraciones? En el año 2006 el gobierno de Zapatero introdujo la asignatura “Educación para la ciudadanía” (tarde y mal). La iglesia católica, el PP y demás cavernas mediáticas pusieron el grito en el cielo, tachando la asignatura de “totalitaria y un ataque a la familia” y, con la llegada de Rajoy al gobierno, la asignatura desapareció en 2016. El gobierno de coalición (Psoe/Sumar) retomó el tema en el 2022. Pero ahí muere, entre los asuntos paralizados por la eterna campaña electoral en la que nos encontramos inmersos. Mientras el espanto crece. La Fiscalía ha detectado un crecimiento del 116% de agresiones sexuales cometidas por menores desde el 2017.

La ley del “Sólo sí es sí” es una respuesta protectora al insoportable avance de la violencia machista, con el consentimiento como eje vertebrador. Pero no es la herramienta que combata la pornografía infantil. Urgen otros instrumentos, aunque me temo que estos llegaran tarde. Toda una generación quedará marcada.  

Los niños no buscan porno, el porno les llega a ellos. En el año 2000 (hace 23 años), en la película Traffic del director Steven Soderbergh, se apuntaba cómo las mafias del narcotráfico se estaban preparando para inundar de drogas las escuelas. Ahí estaba el futuro del negocio. Lo mismo ocurre con el negocio del porno infantil. Cuentan con la debilidad de las familias y con la inacción de las administraciones.

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Marcelo Noboa Fiallo es socio de infoLibre.

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