En política, las formas lo son todo. Y en el Partido Popular lo saben: no importa tanto lo que hagas sino lo que aparentas. Lo estamos viendo este mes de ‘julio horribilis’ con dos casos que, aunque distintos, comparten una misma raíz: el culto a la apariencia del PP.
Isabel Díaz Ayuso decidió tomarse unos días de vacaciones en un chalé en Rascafría. Hasta ahí, bien. Lo llamativo fue el detalle con el que intentó justificar su escapada: se llevó los tuppers de casa. Una presidenta que gobierna desde un palacio y vive en un ático, pero nos quiere convencer de que sigue siendo una vecina sencilla. Croquetas, ensaladilla y mucha fruta como cortina de humo.
Y mientras Ayuso recalienta su relato, Noelia Núñez, su ex secuaz en el Congreso, recalentaba su currículum. Durante años aseguró tener unos estudios universitarios que no terminó. Lo definió como una ‘equivocación’, como si uno se pudiera equivocarse de carrera como quien se confunde de tuppers de fruta en sus vacaciones.
Si eres joven y de barrio no puedes fallar. Pero si eres del PP y mientes sobre tus estudios, te lo justifican, y lo califican de meritocracia
Ambos casos revelan lo mismo: el PP tiene la necesidad de parecer. Parecer humilde, parecer preparado, parecer cercano. Porque en el fondo, lo que no soportan es que les quitemos el disfraz de su falsa perfección.
Esto va mucho más allá de unas líneas en el currículum. Tiene que ver con la ‘cultura del esfuerzo y méritos’ que promulgan los conservadores: si eres joven y de barrio, no puedes fallar. Pero si eres del PP y mientes sobre tus estudios, te lo justifican, y lo califican de meritocracia.
No es casualidad esa estrategia. Porque mientras peleamos por una educación y sanidad públicas de calidad, Ayuso se presenta como una mujer llana, pero con vistas privilegiadas a la Sierra de Guadarrama. Y Núñez, que se vanagloriaba de haberse esforzardo para llegar lejos, se saltó el esfuerzo y se fue directa al escaño.
No hay política más peligrosa que la que convierte la mentira en anécdota y las prebendas en normalidad. Porque no se trata solo de lo que hacen, sino de lo que nos muestran: para ellas, todo vale.
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Carlos Salguero Gilabert es socio de infoLibre.
En política, las formas lo son todo. Y en el Partido Popular lo saben: no importa tanto lo que hagas sino lo que aparentas. Lo estamos viendo este mes de ‘julio horribilis’ con dos casos que, aunque distintos, comparten una misma raíz: el culto a la apariencia del PP.