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Volver a dónde

Marcelo Noboa Fiallo

Me he permitido la osadía de tomar prestado el título del último libro de Antonio Muñoz Molina, Volver a dónde, en el que, como consecuencia del confinamiento al que todos estuvimos sometidos, la mente inquieta y prodigiosa del escritor de Úbeda se sumergió en dos aventuras: el recuerdo de su infancia en el contexto tenebroso del hambre familiar y comunitaria de la España franquista de la post guerra y, por otro lado, la de “abrir en canal” el comportamiento de los confinados en un Madrid que, de pronto, dejó de ser Madrid en la España del 2021… Todo visto desde el balcón de su casa.

Y digo que tomo el título de la obra de Muñoz Molina para intentar a mí vez bucear en las “tenebrosas” aguas del clima político que se respira en este tórrido verano en el que cuesta respirar hasta en Asturias. Nadie sabe quién nos robó la brisa del mar, pero el debate del estado de la nación, quizás por primera vez, colocó a todos en su sitio (con permiso de Putin). Es decir, sin saber a dónde mirar. Sin saber a dónde volver.

Qué difícil es ser hoy de izquierdas en España. Aplicar medidas que los gobiernos liberales y conservadores toman en el resto de Europa, en España son tachadas de filoterroristas y bolivarianas, aunque el presidente Sánchez se desgañite desde la tribuna de oradores del Parlamento señalando que, con ello, pretende evitar que “el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos” (Macron acaba de nacionalizar EDF, Polonia ha implementado un impuesto a la banca, al igual que el ortodoxo Mario Draghi en Italia; en Berlín, transporte gratuito; la UE pidiendo que se apliquen medidas sociales, al igual que el “comunista” FMI). “Cuando lleguemos al gobierno derogaremos toda la basura legislativa de este gobierno bolivariano, terrorista y comunista” (Abascal). Ha sido la gran aportación al debate de PP/Vox. 

Por parte del gobierno, da la impresión de que tuvieran miedo a decir a los ciudadanos: "¡Que estamos en guerra, coño!" Y cuando se está en guerra hay que diseñar una economía de guerra. Esto nos recuerda a Zapatero con su alergia a pronunciar la palabra “recesión” en 2010, mientras en medio mundo la guadaña de los pobres, la recesión, ya había hecho acto de presencia. La diferencia es que Ucrania pone los muertos y nosotros la recesión. No sufrimos la pérdida de seres humanos como los ucranianos, pero estamos en guerra y la guerra empobrece a todos. Esto hay que explicarlo a la gente. Las tímidas medidas anunciadas en el debate del estado de la nación: nuevo impuesto a la banca (beneficiarios de nuestro dinero cuando la crisis bancaria sin que hasta la fecha hayan devuelto un solo euro) o a las eléctricas, cuyas ganancias insultantes en estos meses sonrojan a cualquiera, pueden quedar en “agua de borrajas” cuando Putin decida prolongar la guerra y cortar el grifo del gas a media Europa. Y esto hay que explicarle a la gente. 

Pedagogía, amigo, pedagogía. Los gobiernos de izquierdas han fracasado porque se han olvidado de la pedagogía. Esta mañana he tomado el autobús urbano de Gijón. El aire acondicionado a tope (sentí frío) y las ventanas abiertas (¡!). Lamentable.

Pedagogía, amigo, pedagogía. Los gobiernos de izquierdas han fracasado porque se han olvidado de la pedagogía.

La derecha de este país (cada vez más cerca de la extrema derecha) continúa aventando el fantasma de ETA. En lugar de mirar, al menos una sola vez, a América Latina: José Mujica, un guerrillero, miembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros que durante años mantuvieron en jaque al Estado, llegó a ser presidente del gobierno por voluntad popular y salió del gobierno con una de las cuotas más altas de popularidad. El pueblo uruguayo supo comprender el porqué de la lucha armada en los años 70 del pasado siglo y después perdonar. Gustavo Petro, miembro activo del grupo terrorista M-19 que actuó en Bogotá durante muchos años, dejó las armas y se incorporó a la lucha política. Hoy es presidente de Colombia y su primera prioridad será la paz definitiva en Colombia. Pero también puede el PP volver la mirada dentro de Europa a Irlanda. El Sinn-Féin, brazo político del grupo terrorista IRA, una vez desaparecida la actividad terrorista (2005), se encuentra perfectamente integrado en las instituciones irlandesas y representa la primera fuerza política, tras las elecciones de 2020 y todos los pronósticos apuntan a que pronto estará al frente del gobierno de la república de Irlanda.

Mientras tanto, en España, PP/Vox, “atornillados” a la política necrófila iniciada por Aznar (rentabilizando los muertos, los suyos y los ajenos) porque a diferencia de Alemania y, en palabras del catedrático de Historia Contemporánea Ángel Viñas, “Los alemanes desnazificaron Alemania, pero en España no hubo desfranquización”. El franquismo sigue vivo en PP/Vox porque provienen de él. Lo dramático para el futuro de España es que el relato de la derecha/extrema derecha es como la gota malaya, está calando en todos los sectores sociales, especialmente en las economías más vulnerables afectadas por la invasión de Putin a Ucrania y anulando cualquier medida que el gobierno de coalición pueda tomar.

Por ello, no sueltan el discurso de ETA (ni lo soltarán). Por ello, están en contra de la nueva y tímida ley de memoria. Por ello, no quieren que se hable de esto en las aulas. Por ello, no quieren que se renueve el Consejo General del Poder Judicial, ni el Constitucional (son suyos)… Volver a dónde. 

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Marcelo Noboa Fiallo es socio de infoLibre.

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