Leonardo Padura: "Estoy en esa etapa de no saber a dónde voy"

Leonardo Padura, en una imagen de 2018.

Mario Vizcaíno Serrat

Concluida su novela número 14, el escritor cubano Leonardo Padura está en un momento casi agónico porque no encuentra el camino de su próxima obra, mientras lee abundante literatura sobre la vida social, cultural y política en la ex Unión Soviética, incluida una biografía de Vasili Grossman, censurado durante mucho tiempo en su país.

Sin saber a ciencia cierta adónde lo conducirán esas lecturas, entre ellas un reportaje sobre las cinco ex repúblicas de Asia Central —Kazajistán, Uzbekistán, Tajikistán, Turkmenistán y Kirguistán—, Padura se pregunta "si se trata de una llamada del destino para que escriba en mi próxima novela sobre las relaciones que Cuba tuvo con ese mundo," aclara por teléfono desde su casa en La Habana. "Tal vez sea una premonición de lo ocurrido en estos días con un político ruso, creo que un vicecanciller, quien dijo que si Estados Unidos tomaba ciertas medidas ellos podían enviar fuerzas militares a Cuba y Venezuela. Sentí como un déjà vu: ¿volveremos a vivir la crisis de octubre?", se pregunta, mientras busca alguna declaración del gobierno cubano. "Y no he visto –no sé si existe, pero no la conozco- una respuesta a esas declaraciones, que me parecen bastante aventuradas".

En cuanto a su próxima novela, casi en proceso de edición en Tusquets, se titulará Huracanes tropicales, o quizás La isla y el delirio, y presenta dos historias paralelas que se cruzan en algún momento, una de ellas con Mario Conde y la otra con el famoso proxeneta Alberto Yarini y Ponce de León. "Imagínate: estoy a punto de salir de ese mundo, viviendo con Conde en 2016, con Yarini en 1910, y cuando salga tengo que hacerlo definitivamente para entrar en otro, que sería el de otra novela por escribir, y ahora mismo no sé cuál será. Pienso que llegará la idea, confío en eso, pero estoy en esa etapa de no saber a dónde voy", asegura.

En esa novela Conde investiga en torno a la muerte de un personaje "que fue uno de los represores culturales de los años 70 en Cuba y aparece asesinado, y precisamente en el contexto en que ocurre el crimen, antes de llegar a La Habana el presidente Obama, los Rolling Stone, Chanel, su antiguo subordinado y ahora jefe de la policía criminal, Manuel Palacios, le pide a Conde que lo ayude porque tiene a casi todos policías en función de estas visitas", adelanta Padura.

Adicto a filosofar, Conde —advierte su creador— "llama a aquellos días la extraña primavera cubana, cuando se formaron muchas esperanzas de que podían cambiar muchas cosas para los cubanos, una historia que corre por un raíl paralelo a otra cuya conexión pronto se sabe", que ocurre en 1910 en torno a Alberto Yarini y Ponce de León, el proxeneta más famoso de la historia de Cuba, y que ha escrito el propio Conde.

Con una tendencia a ir siempre más allá en los arriesgados asuntos creativos, Padura casi debutó como artista plástico al intervenir con sus textos obras de su compatriota, el pintor René Francisco, para una exposición de éste sobre las migraciones que esperan sea exhibida en España, Italia y Cuba en los primeros meses de este año. "Ambos estábamos en España trabajando el año pasado cuando él me llama y me propone que escriba algo para lo que estaba haciendo sobre las migraciones, representadas a través de los guantes azules que usan los inmigrantes que llegan a Europa y trabajan en la agricultura, los servicios, la construcción. A partir de la satisfacción que le produjo lo que escribí, se le ocurrió una colaboración entre el escritor y el artista plástico, consistente en intervenciones con textos míos en obras suyas e intervenciones suyas en textos míos", afirma.

"Durante muchos años, he tenido un vínculo de trabajo con varios artistas, casi todos de mi generación, pero casi siempre escribiendo textos a partir de lo que me ha sugerido la obra de Roberto Fabelo, Carlos Garaicoa, Zaida del Río, Arturo Montoto, los carpinteros o el fotógrafo Raúl Cañibano, pero nunca imaginé ese tipo de colaboración con un pintor. Quizás alguno de los otros me convoque en algún momento y pueda seguir trabajando como artista plástico y como novelista a la vez", anota con un toque de humor.

Esa cooperación creativa con René Francisco, 62 años de edad, un creador prolífico que suele mirar de manera crítica la realidad cubana y universal, con el individuo en el centro, se convertirá además en un libro de la editorial suiza Editart, especializada en volúmenes de gran formato en los que van obras de pintores con textos de escritores y que debe estar listo en el primer trimestre de 2022.

La feria del libro de La Habana había programado la presentación de la novela Como polvo en el viento, la más reciente de su catálogo literario, y de un libro sobre su relación con la capital cubana a partir de una entrevista con el arquitecto Orlando Inclán, pero la posposición del evento para el mes de abril para evitar una mayor propagación de la covid coincidirá con presentaciones de Padura en varios países, de modo que el escritor espera presentar esos libros en Cuba en otros momentos de este año.  

El último año y medio ha sido intenso para el escritor cubano, premio Princesa de Asturias 2015, signado por la promoción digital desde la Isla de Como polvo en el viento, un estilo con el que no contaba pero que le resultó útil. "Fue una experiencia interesante, pues al hacer todo desde Cuba por vías digitales pude estar en ferias del libro de Argentina, Chile, Ecuador, Perú, y en festivales en Colombia, México, de modo que fueron muchos los lugares donde estuve promoviendo la novela", explica.

Lo auténtico: una conversación con Leonardo Padura

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Un alivio en la pandemia le permitió viajar a España en dos ocasiones y completar el ciclo de promoción, ahora presencial, que incluyó la Suiza francesa y Francia, donde Como polvo en el viento fue una de las tres finalistas de Médichi y el Fémina, los principales concursos literarios de novelas extranjeras. Después fue a México a recibir la prestigiosa medalla Carlos Fuentes, que le habían concedido el año anterior. También en 2021 recibió la medalla Alejo Carpentier, uno de los reconocimientos más importantes que concede el Ministerio de Cultura cubano por los aportes a la cultura nacional, y cuyo nombre es el de uno de los grandes escritores criollos que el creador de Mario Conde ha estudiado hasta escribir tres libros sobre su obra ensayística y novelística, uno de ellos definitivo en torno a lo real maravilloso en su labor.

Sobre si a la decisión de entregarle la significativa medalla le da alguna lectura más allá de la cultural, Padura asegura: "me satisface mucho, la recibí con orgullo y la asumo como un reconocimiento a mi trabajo como ensayista y novelista, periodista, guionista de cine, en fin, como intelectual cubano,  pero no viene más que a ratificar mi intención de seguir haciendo mi trabajo como hasta ahora". "No conozco el intríngulis para que de pronto un escritor que está incluso vetado en ciertos espacios públicos reciba un reconocimiento de esa naturaleza. Lo que he hecho es lo que tengo que seguir haciendo y así lo dije cuando me anunciaron que recibiría esta medalla y fui a recogerla al acto público", afirma.

Mario Vizcaíno Serrat es escritor y periodista.

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