LOS DIABLOS AZULES
"Trump es tan machista que molesta incluso a las conservadoras": el 'efecto Kamala' según María Ramírez
La primera mujer en ocupar el cargo de fiscal general del distrito de San Francisco, la primera mujer en ocupar el cargo de fiscal general del estado de California, la primera senadora negra en representar California en la Cámara Alta y la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos. De madre india y padre jamaicano, Kamala Harris (Oakland, 1964) es la funcionaria elegida de más alto rango en la historia del país, la personificación del sueño americano que se enfrenta ahora al hito definitivo: ser la primera presidenta de Estados Unidos.
"Ella en ocasiones ha citado como un honor ser pionera, pero también como una carga en cierto sentido, porque eres casi siempre la única y tienes la responsabilidad de construir para no ser la última", plantea a infoLibre la periodista María Ramírez, autora de un libro titulado muy sencilla y certeramente Kamala Harris. La primera (Editorial Debate, 2024): "Estando en California ya le obsesionaba que otras siguieran sus pasos cuando todavía no se veían muchas mujeres fiscales. ¿Que sea la primera presidenta? Hay muchas expectativas pero fácil no es, y no solo por algunos rasgos machistas que hemos visto en la sociedad estadounidense, sobre todo cuando se presentó Hillary Clinton, sino porque la carrera está ahora muy ajustada contra Trump y hay divisiones que van más allá del género".
Los comicios del próximo 5 de noviembre son, de hecho, una especie de segundo asalto en el intento demócrata de colocar a una mujer en la Casa Blanca después de la derrota de Hillary Clinton en 2016 ante el mismo oponente republicano, el insistente Donald Trump. Ocho años después, la contiende está igualmente reñida, si bien hay diferencias porque Harris "tiene en realidad poco que ver con Clinton, que tenía un bagaje enorme". "El hecho de que Kamala sea más joven y durante un tiempo haya estado menos expuesta al foco público la ha beneficiado en el sentido de que ha llegado a una sociedad más madura, más natural, aunque ella también haya sufrido el machismo. A la vez, es alguien verdaderamente más nuevo, y esa es un poco la ventaja que tiene frente a Trump, que es un viejo conocido", explica Ramírez, recordando que según una encuesta reciente el 28% de los estadounidenses todavía dicen que saben poco sobre la aspirante demócrata: "Esto es un país con opiniones tan cerradas puede ser una oportunidad si la aprovechas".
Sin ser tan famosa como Hillary, desde luego que Harris está acostumbrada a la vida pública desde hace ya muchos lustros. Fue, recordemos, fiscal general de California, que es el segundo departamento de justicia más grande de Estados Unidos después del nacional. Está por ello habituada a soportar todos los clichés y los ataques machistas que puede soportar una mujer con poder. Ante sí tiene ahora, eso sí, al machista definitivo que la insulta por su condición de mujer desde el atril de sus mítines, haciendo gala de una actitud bravucona para menear el avispero de los votos en contra de la igualdad y el feminismo, con la única intención de polarizar.
"Ahora hay más reacción de hombres y mujeres contra el machismo, y el caso de Trump es tan explícito, tan exagerado, que también eso hace reaccionar más a las mujeres y a los hombres que se indignan con esto", apunta la periodista, gran conocedora de la política estadounidense y que regresará este otoño para cubrir in situ la parte final de la campaña. Y lanza un aviso: "Es cierto también que estamos viendo en las encuestas que puede existir la brecha de género más grande en el voto cuando llegue el 5 de noviembre, realmente puede haber mucha diferencia entre las mujeres y los hombres a la hora de votar y apoyar más a Harris, incluso entre mujeres conservadoras. Esta es una tendencia ya de los últimos años, sobre todo desde que está Trump, pero puede ser todavía mayor, con lo cual la reacción contra el feminismo que estamos viendo en Trump también puede llevar a una reacción contra la reacción. Desde luego, van a movilizarse a dos grupos muy opuestos".
Recuerda Ramírez, en este sentido, que ya hubo una reacción en las elecciones legislativas de 2022, "cuando las mujeres votantes se movilizaron mucho, también las conservadoras, contra los republicanos más extremistas", algo que perfectamente puede repetirse. "Desde luego, el voto de las mujeres de cualquier inclinación ideológica va a ser clave, en parte porque uno de los asuntos es el derecho al aborto y los derechos reproductivos, que están en cuestión. Y luego porque el contraste es tan grande y Trump está siendo tan machista de manera tan abierta que eso molesta también incluso a mujeres conservadoras. Con lo cual, él mismo está jugando con fuego. Cuenta con movilizar a suficientes hombres que a lo mejor estén incómodos con la igualdad, pero yo no sé si va a haber tantos. No es la única cuestión que decida las elecciones, pero sin duda va a ser esencial".
A Hillary Clinton también la criticaban por su manera de reír. Pero Harris ha conseguido darle la vuelta
Kamala Harris. La primera está escrito a partir de entrevistas con periodistas, biógrafos, historiadores y personas conocedoras de la trayectoria de la política estadounidense, además de material de sus propios libros y entrevistas durante estos años. Fue concebido en 2020 como un largo perfil de la nueva vicepresidenta de Estados Unidos, una pionera sobre cuyo futuro había grandes expectativas. Cuatro años después, llegó al destino que se imaginaba para ella, pero tras un camino más tortuoso e incierto de lo esperado. A partir de ese punto nace la edición final de este libro, que llega hasta la renuncia de Joe Biden a la candidatura demócrata a la Casa Blanca y el ascenso de Harris como la escogida para batirse contra Donald Trump.
Una elección frenética, sin apenas tiempo tras la renuncia de Biden a finales de julio, al borde de la convención demócrata, sin apenas margen de maniobra como para encontrar cualquier otra opción. Sea como fuere, concede la autora que sí que "sorprendió la rapidez, apenas 48 horas", con la que Harris consiguió que los "líderes demócratas en el Congreso y las personas que más salen en los medios la apoyaran", "La decepción que había en los demócratas se transformó rápidamente en un apoyo hacia ella porque también era la más conocida dentro de las opciones posibles", apostilla.
Trump está ahora más enfadado que hace cuatro años y que hace ocho
La negatividad reinante en las filas demócratas de repente se convirtieron en esperanza y un optimismo reflejado en la sonrisa de la flamante aspirante, que curiosamente durante años había sido atacada por los republicanos precisamente por eso, por su sonrisa. "Criticaban el tono exacto de su risa, que es a veces alto, llama la atención y no es habitual en mujeres líderes que pueden estar conteniéndose por lo que pueden decir de ellas, porque puede parecer demasiado femenino o informal reírse. De hecho, a Hillary Clinton también la criticaban por su manera de reír. Pero Harris ha conseguido darle la vuelta, ya que en vez de contenerse y no reírse, lo hace a menudo, y sobre todo en redes sociales los demócratas han empujado más vídeos e imágenes de ella riéndose como algo positivo", señala.
Y todavía continúa: "Es verdad que una vez que lo abrazas ya no está utilizándose en su contra, y es cierto también que Estados Unidos es un país que tiende a idealizar el optimismo y la energía, pero lo que ocurre es que ahora en cambio es raro ver a un candidato como Trump siempre enfadado. De hecho, Trump está ahora más enfadado que hace cuatro años y que hace ocho. El mensaje del odio y del enfado mueve, pero creo que en un país como Estados Unidos también tiene sus límites, porque la población siempre tiene ganas de creer que algo mejor está por llegar".
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También lo cree Taylor Swift, la cantante más escuchada del mundo, que apoyó públicamente a Kamala Harris y bien podría decantar la balanza hacia su lado dada su gran cantidad de acérrimos seguidores e indudable influencia social. "La clave aquí es si consigues movilizar a los jóvenes para que se registren y vayan a votar, porque como sucede en todos los países, son los que menos votan, por motivos diversos. Es más importante a lo mejor el voto de otros segmentos, pero el hecho de que Taylor Swift esté animando a que participen desde luego puede ayudar", analiza Ramírez, quien recuerda que los demócratas al final siempre dependen mucho de la movilización del voto de minorías, de mujeres y jóvenes. "No es que te vayan a cambiar el voto, ni que te vayan a convencer de que votes a quien no quieras, pero siempre te pueden animar a votar, que es un poco la clave, porque la mitad del país todavía no está registrada para hacerlo. No es que te vayan a convencer de votar a un candidato que no te gusta, pero sí a lo mejor de molestarte en hacer los papeles e ir a votar el día de las elecciones. Ahí Swift puede ser un factor más para ayudar a Harris", agrega.
Aunque gane el voto popular, puede perder el voto del colegio electoral, que es lo que decide al presidente"
Cuenta Harris con otra gran baza a su favor como es el apoyo de los Obama, con quienes mantiene una estrecha relación desde hace ya muchos años, pues "fue una de las primeras que apoyo a Barack en las primarias demócratas contra Hillary Clinton en 2007. Tanto es así que "de alguna forma, por generación y experiencia", el expresidente se "identifica más con Harris que con Biden, que ha quedado un poco más de paréntesis". "Barack cree que si ella llega a ser presidenta será realmente la continuidad de su presidencia más que Biden", apostilla Ramírez, remarcando que, más allá de los apoyos que tenga, "desde luego que puede perder" las elecciones, porque está "muy justa la carrera".
"Aunque gane el voto popular puede perder el voto del colegio electoral, que es lo que decide al presidente, y aunque gane ambas cosas puede haber lío después igual que hubo lío y violencia en 2020 y 2021", señala, lanzando un aviso para rematar: "Sería una mala noticia para el mundo, no solo para Estados Unidos, que ganara Trump, porque además veríamos a un presidente sin ningún freno. Cuando ganó en 2016 tenía un entorno que esperaba que algunas de sus posiciones más extremas fueran pura retórica, y se metieron en su administración por un punto de patriotismo. Pero todas esas personas han desaparecido, no están en el partido y no quieren saber nada de Trump, que tiene ahora unos planes todavía más extremistas que los de 2016. Realmente es difícil pensar que vaya a tener freno para algunos de sus planes. Y están luego también esos coqueteos que tiene con los regímenes autoritarios y con ser un pequeño autócrata... creo que supondría un gran problema para Estados Unidos y que deberíamos estar un poquito más preparados para esto, porque tendría consecuencias para Europa".