La portada de mañana
Ver
Un país en vilo: los escenarios que se abren a Pedro Sánchez y que marcarán "una nueva etapa política"

La poesía y el ritmo del mar

Doble fondo

Jaime Siles

Visor (2022)

El ritmo del mar envuelve por completo Doble fondo (Visor, 2002), el último libro de poemas de Jaime Siles, un libro luminoso que manifiesta una especie de solidez ligera, de claridad compleja (ambas cosas muy difíciles de alcanzar en poesía). Si los temas de meditación son de gran calado existencial y metapoético (el tiempo, la muerte, la sensación de desajuste entre la experiencia y el lenguaje), la forma de los versos es diáfana. La articulación entre la sutileza de los núcleos temáticos y la pulcritud formal atraviesa todo el libro, que se abre con Ars poetica, poema de amplia respiración dividido en treinta y cinco partes. La primera ya establece el paralelismo entre la poesía y el mar y el carácter espectral, ambivalente del poema, hecho a la vez de transparencia y secreto, de precisión visible y no visible: "la poesía suena/ como el agua del mar:/ a veces es arena/ y a veces solo sal,/ sin que se sepa nunca/ dónde el poema está,/ si en lo que se nos niega/ o en lo que se nos da". De hecho "espectral" es un adjetivo que aparece en Doble fondo: "Los múltiples reflejos/ de la realidad,/ distintos e iguales,/ pasan por el cristal/ de la página en blanco/ empañando las letras/ de un vaho espectral"). También cabe subrayar que la cuarta parte del libro se titula precisamente Espectro.  

El ritmo del mar es un perpetuo movimiento: "No sé dónde comienzan/ ni dónde acabarán/ la cresta de la ola/ ni la espuma del mar.// Como ellas, el poema, el movimiento está". No sólo el poema, también el yo poético posee una dimensión espectral ("Eres tú quien viene/ de pronto a visitarme,/ tú, lúcido fantasma,/ huésped extravagante", leemos en El visitante), una identidad múltiple, danzarina y viajera, que construye la verdad en el propio poema: "Un yo hecho de humo./ Un yo hecho de letras./[…]// Un yo que es un viaje/ del que no se regresa,/ el poema produce/ la nada que nos crea". Somos en efecto hijos del imaginario afectivo elaborado en el poema.

Como señalaba Margarit en Un mal poema ensucia el mundo, entramos en un poema con cierto grado de desorden, con nuestras tristezas, inseguridades, con nuestro dolor y nuestra incertidumbre, y salimos más ordenados interiormente. Sabemos que las olas del mar se mueven incesantemente, pero necesitamos el poema para tomar conciencia de que "la ola que viene/ no es la que se va" y este matiz decisivo requiere afinar el oído a la música secreta que organiza la vida, a su armonía, sus variaciones y sus disonancias. Así, aprendemos también que "el yo es lo que queda/ de la tempestad/ de ser uno mismo/ y no serlo ya". El ritmo del poema es cardiaco, es el ritmo del corazón, el único que logra construir la maravillosa ilusión de que el poema se escribe solo y late como un organismo vivo: "No someterlo al ritmo/ de la estrofa, que miente,/ sino solo al latido/ del corazón, que siente".

En los versos "Los pasos que ahora escucho/ son todos los que di./ Los pasos que no he dado/ suenan dentro de mí" hay una sutil y poderosa huella del Eliot más luminoso, el del jardín de rosas de Burnt Norton: "Footfalls echo in the memory/ Down the passage which we never opened/ Into the rose-garden". Aparecen así corporeizadas las elecciones descartadas y tomamos conciencia de que somos no solo lo hicimos, también lo que no pudimos o no quisimos hacer.

Poesía, cuentos y ensayos muy recomendables

Poesía, cuentos y ensayos muy recomendables

Jaime Siles es un grandísimo conocedor de Eliot, como lo atestigua su ensayo Un Eliot para los españoles (Athenaica) y su reflexión sobre el tiempo se emparenta con la del poeta angloamericano, como en "Vals de las hojas", donde detrás de los versos "Todo tiempo pasado/ es futuro y presente" suena con claridad en palimpsesto la célebre sentencia que inicia Burnt Norton, el primero de los Cuatro cuartetos: "Time present and time past/ Are both perhaps present in time future". El libro acaba con un emocionante soneto, Epitafio, que comienza así: "Ha valido la pena nuestra vida./ Ha valido la pena cada paso". Un cierre magistral de un libro espléndido, del que salimos más ordenados interiormente, con más confianza en la música secreta de la vida.

_______________________

* Ioana Gruia es escritora y profesora de Literatura.

Más sobre este tema
stats