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Lope de Vega y Murillo, juego de roles en el Prado: "En el Siglo de Oro el travestismo era más aceptado que hoy"

La disipación del hijo pródigo

El auditorio del Museo Nacional del Prado acoge, el próximo 23 de enero, la puesta en escena del auto sacramental de Lope de Vega El hijo pródigo (1603). Esta función se enmarca en el acto de clausura de la exposición El hijo pródigo de Murillo y el arte de narrar en el Barroco andaluz, que se inauguró el pasado mes de septiembre.

El montaje de El hijo pródigo plantea, desde el punto de vista escénico, un juego de roles y de género entre los personajes, recreando, asimismo, la multiculturalidad propia del Barroco a través de la participación de intérpretes y músicos de España, México, Perú, Colombia y Venezuela, que otorgan sonoridad al verso español con sus distintos registros. 

Otros juegos escénicos barrocos presentes en la propuesta de este auto sacramental sui géneris (puesto que en él no se representa el sacramento de la Eucaristía) son el travestismo, utilizado en el cambio de vestuario a vista de público, así como los códigos gestuales convencionales del teatro áureo, recogidos de la iconografía de chironomias de John Bulwer.

"Los actores juegan a ser diferentes personajes, desde alegorías hasta hombres o mujeres por igual", explica a infoLibre la directora escénica de la compañía La Donosa Gangarilla y de la obra, Ana Yunuén Castillo, quien destaca que en este caso Pródigo está representado por una mujer, Luz Valenciano. "Y esto ya establece otros parámetros para la lectura del texto áureo en un contexto contemporáneo", apostilla.

La propuesta de esta función, asimismo, es que los cambios de vestuario y de expresión verbal y gestual de los actores sean ante el publico, "porque es como se hacían realmente en el Siglo de Oro las representaciones teatrales". "En este sentido, era muy común en el Siglo de Oro que los personajes se travistieran, que en realidad era que usaran algún elemento para convertirse en otro personaje", añade Yunuén.

Y prosigue: "Hay muchísimos textos donde aparece la mujer vestida de hombre y esa mujer era, por ejemplo, la que peleaba por sí misma, peleaba por su honra, combatía en batallas con otros hombres e incluso ganaba. Pero en el Siglo de Oro era un elemento de comicidad y evidentemente en el siglo XXI tiene otra lectura. Porque la representación y el teatro en general tienen un discurso político, ya que somos seres políticos".

Estas reflexiones llevan a la directora artística de este montaje a asegurar que hay temas con una repercusión importante de los que no se quiere hablar. "Hay veces que no queremos ponerle nombre al travestismo, cuando era, parece irónico, más aceptado en el Siglo de Oro que hoy en el siglo XXI. Como elemento de comedia o de juego escénico, pero era más aceptado que en la actualidad", asegura.

Esta es la premisa que lleva a este hijo pródigo a discutir desde la escena sobre los géneros y los roles, sobre el travestismo, convirtiéndose en un "discurso queer al que mucha gente teme". "Pero es que en el teatro lo importante es el personaje, no si eres hombre o mujer", plantea Yunuén, quien afirma que el hecho de que Pródigo sea una mujer "ya es de entrada reivindicativo". 

"De pronto, el hecho de hacer un auto sacramental y decir que hay elementos de travestismo o de género nos asusta. Pero en realidad, aunque no sea la intención, eso es lo que ocurre porque a Pródigo lo va a representar una mujer sí o sí y porque hay un juego de personajes donde no importa si eres hombre o mujer. Vamos a representar alegorías, vamos a representar al Padre y a los personajes así dispuestos por el texto de Lope de Vega, al que no le hemos cambiado ni un solo verso", resume.

En lo que respecta a la música, parte fundamental de la producción dramática del Siglo de Oro, en el montaje se insertan distintas piezas cantadas, acompañadas por una vihuela, como es el caso de una chacona, muy popular en la época. En la parte escenográfica, se incluyen recursos de videoescena, a modo de tableau vivant, en este caso sobre el modelo de la serie narrativa alegórica de Murillo, y el vestuario se inspira en los elementos de la Comedia del Arte.

Si no planteamos una visión crítica de la sociedad y no nos asumimos como seres políticos, entonces me preguntaría cuál es el sentido de la educación y del teatro

A partir de todos estos planteamientos, concede la directora que seguramente el público tendrá "múltiples" lecturas y cada quien se fijará en unos aspectos concretos. "Pero el teatro representa un todo, representa un discurso. Y si nosotros asumimos que somos seres políticos, se convierte entonces en un acto político que te hace pensar y reflexionar, en este caso en un contexto de un auto sacramental que en principio tiene un fundamento religioso, y que cuestiona lo que está ocurriendo con el ser humano", expone.

"Para mí, como directora, el teatro es político o no es", sentencia en otro momento, explicando que ella también da clases de teatro a jóvenes y adolescentes, porque "es ahí donde todavía podemos intervenir y plantear una visión crítica de la sociedad". "Si no planteamos una visión crítica de la sociedad y no nos asumimos como seres políticos, entonces me preguntaría cuál es el sentido de la educación y del teatro", reflexiona.

Por último, defiende la contemporaneidad de este texto de Lope de Vega, pues El hijo pródigo se pierde para vivir su vida pero termina regresando "pobre, solo, triste y loco". "Hay muchos textos en la obra que nos hablan de cómo de pronto nos perdemos en la vanidad, en la soberbia, en el ego, en la codicia, en la avaricia. De cómo este contexto capitalista y globalizador en el que vivimos nos hace creer que lo importante es esa mal llamada libertad que en realidad es pasar por encima de los demás, no tener valores y perderse como ser humano", termina.

La propuesta escénica de El hijo pródigo corre a cargo de la compañía teatral La Donosa Gangarilla: el doctor Francisco Sáez Raposo (investigación, adaptación del texto y asesoría de verso), Ana Yunuén Castillo Colín (dirección de escena) y Sebastián León (dirección musical). Las entradas para la representación, que se llevará a cabo en el auditorio del Museo (vestíbulo de los Jerónimos), el domingo, 23 de enero, a las 19.00 horas, están a la venta en www.museodelprado.es.

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