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El futuro 6G anticipa en el Mobile la guerra entre China y EEUU por la supremacía tecnológica

Imagen de coche autónomo volador, expuesto en el MWC 2023.

El 5G aún no está desplegado y el 6G ya copa todos los titulares. No es baladí: el salto entre ambas tecnologías permitirá aplicaciones que hoy en día nos suenan a ciencia ficción. La que más, sin duda, la posibilidad de conectar el cerebro a Internet. La carrera entre occidente, liderado por EEUU, y China por el desarrollo de estas nueves redes de telecomunicaciones toma forma en el Mobile World Congress, donde pocas empresas pueden mostrar avance alguno, dado que aún quedan años hasta que esta tecnología tome forma, aunque sin embargo, todas hablan de 6G.

“Vengo del Mobile y los stands de los grandes que muestran avances en el 6G son chinos, no americanos”, explica Román Abadías, director de la división de infraestructuras en I+D en Teltronic, un proveedor zaragozano de servicios de comunicaciones inalámbricas a empresas de seguridad, transporte o energéticas. “El 6G respecto al 5G va a tardar menos en llegar, en comparación con el 5G respecto al 4G. Ahora no se dan 10 años para esperar el salto”, anticipa el ingeniero. 

El 6G: tecnología de ciencia ficción en menos de lo que cabe esperar

La quinta generación de redes está desplegando auténticas autopistas de información, aumentando la cantidad de dispositivos que pueden conectarse, mejorando la estabilidad de las conexiones, ampliando la cantidad de datos que se pueden transmitir y reduciendo, a su vez, el tiempo de respuesta al mínimo. Esto va a ir permitiendo en los próximos años, por ejemplo, revolucionar la industria para introducir máquinas conectadas entre sí, los primeros vehículos autónomos, infraestructuras energéticas mucho más eficientes o, por ejemplo, realizar intervenciones quirúrgicas a kilómetros de distancia.

“La industria está esperando con hambre canino que eclosione el mundo del 5G. En la industria todo está cableado. Lo que permite el 5G, gracias a las latencias, es poder crear redes privadas de 5G, que den conectividad a las máquinas. El wifi es pobre para las velocidades y las previsiones. Es un nicho de mercado que va a mover más de 1.000 millones de dólares”, explica Abadías. 

La evolución de las “G” pasa por aumentar velocidades, capacidad de transmisión de datos, disminuir latencias (tiempo de respuesta). En los 80, se expandió la red 1G. En los 90, la 2G. En los 2000, la 3G. A partir de 2010, la 4G.

“En cada evolución, el espacio de cobertura es menor. El paso del 2G al 3G, por ejemplo, te tienes que acercar más a la torreta. Ahora con el 5G hay que crear muchísimos más puntos de acceso. Esto, sin embargo, da un mayor ancho de banda. El 5G puede dar hasta 10 gigabytes por segundo. El 6G dará 1,4 terabytes por segundo. Es una velocidad 140 veces superior”, explica el ingeniero de Teltronic. También permite la mayor conectividad de dispositivos. Abadías explica que las torretas de 6-G permitirán la conectividad de 10 veces más dispositivos.

El 6G, que de momento es una tecnología teórica, posibilitaría conexiones de apenas 0,1 milisegundos. El poder vincular dispositivos prácticamente en tiempo real permite que estos se ubiquen entre sí y reaccionen mutuamente, lo que habilitaría tecnologías más propias de la ciencia ficción, como taxis voladores, hologramas en tiempo real, experiencias inmersivas de realidad virtual o, con los avances en el campo de la neurotecnología, poder conectar el cerebro a Internet.  

La carrera: China y EEUU

Una de las claves de la desglobalización responde al histórico conflicto entre libertad y seguridad: EEUU puso límites al libre mercado ante el riesgo que la tecnología china suponía para su seguridad nacional. Varios países occidentales siguieron a los estadounidenses y vetaron a la china Huawei en la adjudicación de contratos en régimen de libre competencia, para evitar que este expanda sus redes 5G en esos países. 

La extensión del 5G, que allana el camino a la industria para desarrollar el 6G, explica la carrera: el primero que llegue tendrá primacía tecnológica, y también militar, global. En junio de 2010, el ex primer ministro británico Boris Johnson, propuso crear una alianza de 10 democracias (los miembros del G-7, más Corea del Sur, India y Australia), para hacer frente al auge tecnológico chino. No prosperó.

China va por delante. “En diciembre de 2019, días antes de que empezara la pandemia, estuve en el aeropuerto de Hong Kong y vi a los perros de Boston Dynamics patrullando el aeropuerto”, explica Román Abadías. Estos “perros”, son robots cuadrúpedos autónomos que pueden desplazarse, subir y bajar escaleras y resistir empujones sin tropezar. Entre sus usos, pueden vigilar infraestructuras peligrosas o revisar de manera remota centrales eléctricas. “Iba por el aeropuerto midiendo la temperatura de los viajeros. Veremos esos perros por la calle”, añade Abadías.  

China viene con una potencia brutal, he viajado varias veces a Shenzhen y es como viajar al futuro”, añade. “En Estados Unidos las exigencias para probar el coche autónomo son brutales. Tesla consiguió un permiso y el protocolo era muy estricto. Hace falta mucho dinero para desarrollar esta tecnología. En Europa vendrá financiada con toda seguridad con ayuda, como estamos viendo con los fondos europeos”, explica el ingeniero. 

En qué punto está Europa en la carrera por el 6G

Para llegar al 6G, primero hay que desplegar el 5G. Las empresas de telecomunicaciones europeas han urgido a las autoridades para que den prioridad a estos proyectos. Un grupo de empresas, entre las que se encuentra Telefónica, piden la puesta en marcha de redes interoperables, lo que llaman Open RAN, que permite la conectividad de múltiples dispositivos. Esto interesa a las empresas porque les permite abaratar costes de instalación, pero defienden que facilitaría la extensión del 5G.

“Una RAN abierta, inteligente, virtualizada y totalmente interoperable (que permita unas comunicaciones móviles más eficaces y eficientes) es esencial para que Europa cumpla su objetivo de 5G para todos en 2030. Ayudará a impulsar cadenas de suministro y plataformas más fuertes y resistentes, así como a promover la autonomía digital y el liderazgo tecnológico continuado”, expresa un informe firmado por estas compañías, titulado Building an OpenRAN ecosystem for Europe

“Si la UE quiere mantener su competitividad, liderazgo tecnológico y resiliencia, es necesario actuar y colaborar de forma decisiva ahora”, añaden los firmantes, que también incluyen a Vodafone, Orange, Deutsche Telekom y Telecom Italia. 

Este lunes, la finlandesa Nokia es un ejemplo de empresa que no muestra avances en el 6G, pero que habla de ello. Ha presentado en el Mobile World Congress una demo de lo que esperan que suponga el desarrollo de esta tecnología, que califican de “sexto sentido”: un radar para ubicar y detectar objetos, personas y movimientos. Esto, según Nokia, es lo que dará la posibilidad de ver lo que hay detrás de una esquina antes de girarla.

El plan del Parlamento Europeo para el coche autónomo prevé vehículos en circulación antes de 2030, que es un ejemplo ilustrativo de uso del 5G. El organismo arguye que el error humano está en el 95% de los accidentes de tránsito, donde pierden la vida miles de conductores. “En 2030 se prevé que el coche esté conectado. Es decir, yo, cuando subo la rampa del garaje, le pido que me lleve al trabajo. Como vivo en Zaragoza, el coche se conectará al software del Ayuntamiento de Zaragoza, que cogerá el avatar [el vehículo] y lo moverá por el tablero que componen las calles de la ciudad. Eso implica que la red 5G esté desplegada plenamente por la ciudad, ya que ese software implica grandes anchos de banda”, explica Román Abadías.

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