Trabajo

La propuesta de empleo del PP se basa en el bulo de los "parados ocultos" y se limita a desear que España crezca

El presidente del Partido Popular, Alberto Nuñez Feijóo, clausura un acto en Salamanca.

El Partido Popular ha lanzado varios mensajes en materia de política de empleo estos días. El más llamativo, ha sido el objetivo que ha marcado Alberto Núñez Feijóo para que en España haya 22 millones de afiliados cuando termine la próxima legislatura, por la curiosa manera en la que ha formulado su objetivo: “¿Esta regla del 2? Pues bueno, en lugar de 2, 22. Pero es 2, ¡2 por 10!”, manifestó el candidato. El medio para conseguirlo: que España crezca más, el afán de cualquier candidato a presidir el Gobierno. 

Paralelamente, Feijóo presentó una herramienta para dar flexibilidad: la mochila austríaca. Este modelo, ya propuesto por el PP en el pasado, supone que los trabajadores van generando un fondo con parte de su sueldo bruto del que pueden disponer cuando se queden sin empleo o lo dejen, una propuesta históricamente criticada por los sindicatos, al considerar que supone un abaratamiento del despido de la mayoría de empleados.

También en materia de empleo, el PP ha continuado estos días con un empeño: acusar al Gobierno de maquillar el dato de los parados. Tres miembros de su partido compartieron una noticia que hablaba de que Bruselas había “detectado” 985.000 “parados ocultos”, una noticia desmentida por el Gobierno y por numerosos economistas, que han señalado que ese mensaje es "incorrecto".

Guía para conseguir 22 millones de afiliados: crecer

“España tiene que superar los 22 millones de afiliados a la Seguridad Social”, sentenció Alberto Núñez Feijóo, durante un acto en Barcelona en el que presentó algunas líneas de su programa económico. Para cumplir este objetivo, Feijóo ve como condición imprescindible que la economía española esté entre las tres que más crezcan en la eurozona. Cuando eso ocurra, en palabras de Feijóo, “todo cambiará, todo empezará a funcionar”. 

La cuestión es cómo llegar hasta aquí. El crecimiento económico es el mantra que persiguen todos los candidatos a la presidencia: mejora el empleo, las condiciones de vida de la población, aumenta la riqueza, promueve la estabilidad social, permite al Gobierno acometer más gasto, por ejemplo, en infraestructuras o servicios públicas, y a las empresas invertir en más innovación y desarrollo tecnológico. Pero no siempre es fácil, especialmente cuando el ciclo económico es recesivo, un fenómeno, por lo general, ajeno a quien se siente en La Moncloa. 

Históricamente, cuando España crece, crece más que los países de la UE, pero cuando se hunde, también lo hace más”, explica a infoLibre el economista Daniel Fuentes, director de la consultora Kreab. “Nuestra economía es más procíclica que otras, en parte por su estructura –con sectores como el turismo, que exacerban la dinámica del ciclo–; en parte, también, por nuestra mayor vinculación a los tipos de interés variables y a precios spot como los de la energía, etc. Son cuestiones estructurales difíciles de cambiar de un día para otro, pero que conviene abordar”, añade el profesor.

La economía se encuentra ahora en un proceso expansivo, del que España, efectivamente, está sacando más partido que los países de su entorno. En el primer trimestre de 2023, el PIB de España creció un 0,5% respecto al trimestre anterior, mientras que el de la eurozona se redujo en un 0,1%. Francia creció un 0,2% y Alemania decreció un 0,3%.

El período expansivo parece traer vientos de cola para la economía española. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ridiculizó la previsión de 22 millones de afiliados a la Seguridad Social. Actualmente hay 20,7 millones de afiliados, lo que supone 1,7 millones más respecto a hace cuatro años, en mayo de 2019. La previsión de Feijóo supondría añadir 1,3 más en los próximos cuatro años, es decir, un ritmo inferior. 

“Creo que, en el fondo, tiene sentido que se proponga un escenario a cuatro años con un crecimiento del empleo menor al observado ahora mismo. Los ritmos de creación de empleo actuales están en máximos históricos, no sería sensato pensar que vamos a mantener este ritmo año tras año”, explica el economista Daniel Fuentes.

El problema de Feijóo no es ese”, continúa el economista. “Para defender una cifra es conveniente saber por qué y de dónde sale. Que se genere menos empleo puede tener sentido desde el punto de vista del ciclo económico, pero no parece manejar con mucha solvencia las grandes cifras”, añade el economista.

El retorno de la mochila austríaca

Otra propuesta en materia de empleo que hizo Feijóo en el mencionado acto: “Cuentas individuales para los trabajadores, portables, que puedan usar ante diversas contingencias en su vida laboral”. Una propuesta que tiene un nombre, aunque Feijóo no lo citó: es la mochila austriaca. Esto ya ha sido defendido por el Partido Popular en otras ocasiones… y también por Ciudadanos. Particularmente su antiguo gurú económico, Luis Garicano, ahora en el equipo del Partido Popular.

Garicano fue uno de los 100 economistas que elaboró en 2009, en plena crisis financiera, una lista de propuestas para la “reactivación laboral” en España. Ya ahí, hace 14 años, estaba presente la mencionada mochila austríaca. En resumen, esta medida supone que el trabajador y el empresario van aportando a un “fondo”, que pertenece al primero, y que va llevando consigo de empresa a empresa, para usarlo cuando sea despedido o deje la empresa. 

Los sindicatos han sido muy beligerantes siempre con la medida, al considerar que a la mayoría de los trabajadores les supondría un abaratamiento del despido. Este sistema lleva en vigor en Austria desde hace 20 años, aunque fuentes gubernamentales apuntan a que ni siquiera se aplica a todos los trabajadores de este país y que "no tiene sentido" en términos de “dinamizar” el empleo. No ha trascendido que ningún otro país haya adoptado esta medida.

“Este mecanismo va a mejorar la protección de los trabajadores y va a eliminar barreras a los cambios de empleo a los trabajadores con mayor antigüedad”, defendió Feijóo, este lunes. El economista Daniel Fuentes advierte: “El problema es que no hay muchas evidencias de que esté funcionando en otros países y que tiene un coste muy elevado. No está claro que la propia patronal esté a favor de ponerla en marcha, según en qué condiciones”.

En una entrevista concedida a infoLibre en mayo de 2021, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, cargó contra la medida, tras ser planteada de nuevo por el Banco de España: “Es que no saben ni por qué se puso la mochila austriaca en Austria. Nuestro mercado laboral no tiene nada que ver con el austriaco, con un sector industrial muy potente y con un sector servicios con unos niveles salariales altísimos. Estas propuestas son muy inoportunas cuando hay una mesa de diálogo con los agentes sociales”, criticó.

“La cuestión es que la mochila austríaca podría resultar útil para un determinado tipo de trabajador”, explica Daniel Fuentes. “Pero es el que tiene estabilidad laboral, salarios altos, que puede planificar cuándo cambiar de empresa… No se dirige a la gran mayoría de trabajadores, cuyo problema es el exceso de rotación, la temporalidad… La mochila austríaca no arregla el problema de estos trabajadores. Por poner un ejemplo, el prototipo de beneficiario sería un consultor del sector servicios en una gran ciudad como Madrid, alguien que puede decidir las etapas de su carrera profesional”, añade el economista. 

El bulo de los 985.000 “parados ocultos” 

Paralelamente, el Partido Popular ha vuelto a recurrir al bulo de que las estadísticas laborales españolas “ocultan” o “maquillar” un determinado número de parados, bajo la forma de los contratos fijos-discontinuos. Esta es una cuestión que quedó zanjada en una pregunta parlamentaria del diputado del PP Mario Garcés a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en febrero de 2023. 

Esta, respondió: “Desde hace 38 años en España se computan los fijos discontinuos en España de idéntica manera (...). Le conmino a que miren las sentencias, más de 3.000, ¿sabe lo que dicen? Todos y cada uno de ellos tienen una relación laboral indefinida”, le espetó la ministra. 

Este lunes, no obstante, tres altos cargos del Partido Popular se han hecho eco de una noticia que ha sido puesto en tela de juicio por diversos economistas. El titular es: “Bruselas detecta 985.000 parados ‘ocultos’ en España y más de 1 millón de infraempleados”. Pero dentro de la noticia, no se explica que Bruselas haya detectado algo inusual: las cifras que menciona son las que recopila Eurostat trimestre a trimestre. El resultado, de hecho, es positivo: las categorías laborales que menciona están en mínimos históricos.

El portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, tuiteó el titular con una palabra: “Sorpresa…”. El vicesecretario de Economía del partido, Juan Bravo, dijo: “1. El PP afirma un hecho; 2. El Gobierno nos insulta; 3. Las instituciones acaban dándonos la razón”. El vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, añadió: “Bruselas confirma lo que llevamos diciendo meses: el Gobierno de la mentira de Sánchez y su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, manipulan las cifras del paro”. De los tres, solo Sémper ha eliminado el tuit, tras ser advertido de que el contenido de la noticia.

La información, en realidad, pone de relieve que las cifras son positivas. Eurostat, el servicio de estadísticas europeo, recoge unas cifras cada trimestre que en España suelen tener poca repercusión. Se conoce como “holgura laboral”, y describe a las personas que por un motivo u otro, buscan un empleo. Recoge por tanto a los propios parados, pero también a los que están disponibles para trabajar y no buscan, o a los que buscan trabajo pero no están disponibles de inmediato, así como personas que están contratadas con contratos a tiempo parcial y desearían trabajar a tiempo completo.

El resultado, es que en España hay 3,1 millones de parados, pero 5,2 millones de trabajadores en “holgura laboral". Las estadísticas de Eurostat lo que reflejan es que la cifra de “holgura laboral” se encuentra en un mínimo histórico. Si comparamos con el primer trimestre de 2013, hace 10 años, el número de parados era de 6,2 millones y la “holgura” ascendía a 9,1 millones de trabajadores. 

“La metodología con la que se elaboran las estadísticas laborales no ha cambiado. No se puede decir que Bruselas 'detecte' parados que el Gobierno no cuente, porque no hay cambio de interpretación de las estadísticas, ni modificación de las estadísticas, ni nada por el estilo”, explica Daniel Fuentes.

“Hay que hacer un apunte importante y es la importancia del respeto a las instituciones y a la información estadística oficial. Si ponemos en duda las estadísticas oficiales sin base científica estamos haciendo un flaco favor a la puesta en marcha de las políticas públicas. Si hay dudas, se debe vehicular por donde corresponde, por el cauce científico, por vías académicas, pero no llevarlo sin pruebas al debate público”, remacha Fuentes.

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