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INVESTIGACIÓN

Miles de millones previstos por la UE para la recuperación del covid pueden desviarse a proyectos de combustibles fósiles

Una terminal flotante de gas natural licuado.

Maria Maggiore (Investigate Europe)

Miles de millones de euros destinados a la recuperación de Europa tras la pandemia del covid podrían desviarse para una serie de nuevos proyectos de infraestructuras de combustibles fósiles, que comprometerían a Europa a firmar contratos durante los próximos 20 años y socavar sus esfuerzos de transición ecológica.

Tras horas de acaloradas discusiones, en la madrugada del 15 de diciembre los negociadores que reforman el reglamento del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) de la UE –la pata financiera del fondo post-Covid de 750.000 millones de euros– llegaron a una conclusión. El Parlamento Europeo, la Comisión y el Consejo ­–el llamado "trílogo"– acordaron que los fondos de recuperación podrían utilizarse para iniciativas Repower de la UE. Presentada en marzo en respuesta a la invasión rusa de Ucrania y a los temores sobre el suministro energético, Repower EU pretende "reducir rápidamente la dependencia de los combustibles fósiles rusos y acelerar la transición ecológica, reforzando al mismo tiempo la resistencia del sistema energético a escala de la Unión Europea".

En una votación celebrada en noviembre sobre la modificación del reglamento del MRR, el Parlamento Europeo acordó dejar de lado temporalmente el principio de "no causar daño significativo", que garantiza que los proyectos financiados no causen daños medioambientales. De este modo, docenas de proyectos de infraestructuras de combustibles fósiles propuestos en toda Europa pueden optar ahora a recibir dinero reservado originalmente para iniciativas de recuperación tras la crisis provocada por la pandemia.

"Nos enfrentamos a una crisis energética europea y las soluciones deben ser europeas", declaró Siegfried Muresan, ponente rumano del grupo del Partido Popular Europeo en el Parlamento. "Los Estados miembros deben abordar con carácter prioritario los cuellos de botella existentes en términos de distribución de energía a través de proyectos transfronterizos y multinacionales. Repower EU puede aportar un valor añadido real y ayudarnos a superar esta crisis", destacó.

La Comisión y el Consejo querían ir aún más lejos, eliminando el tope de las cantidades que podían movilizarse para petróleo y gas, e incluyendo el petróleo en los nuevos proyectos de infraestructuras. Al final, todas las subvenciones de los planes de recuperación, los fondos regionales y el Fondo de Innovación quedaron excluidas de las reformas del MRR y no podrán desviarse a proyectos energéticos de Repower.

Sin embargo, hasta el 30% de los préstamos super-subvencionados concedidos por los planes de recuperación, unos 67.500 millones de euros de los 225.000 millones de préstamos disponibles, podrían seguir financiando proyectos urgentes relacionados con la crisis energética. El consorcio periodístico internacional Investigate Europe, del que forma parte infoLibre como único medio español, ha identificado planes para la construcción de al menos 41 terminales de gas natural licuado (GNL) o gasoductos, muchos de los cuales podrían ahora financiarse en parte con el dinero destinado inicialmente a la recuperación de la crisis del covid.

Olivier Vardakoulias, de Climate Action Network (CAN) Europe, afirma que ese cambio es "una decisión desastrosa desde el punto de vista climático e innecesaria desde el punto de vista de la seguridad energética". Y añade: "En lugar de repotenciar realmente la UE, la pata financiera de Repower EU está alimentando la dependencia de la UE de los combustibles fósiles importados, que nos ha llevado a la crisis actual".

La necesidad de una alternativa al gas ruso justifica las nuevas inversiones europeas en combustibles fósiles, según el ministro checo de Economía, Zbyněk Stanjura: "La Presidencia checa está cumpliendo una de nuestras principales promesas: acabar con la dependencia de la UE de los combustibles fósiles rusos y allanar el camino para una revisión radical del sector energético de la Unión. Repower EU nos va a permitir financiar las inversiones y reformas necesarias".

Cuando el influyente grupo de presión de Bruselas Eurogas celebró su conferencia anual en diciembre, su presidente Didier Holleaux, que también es vicepresidente del gigante francés Engie, pidió apoyo a la UE: "Esperamos que la Comisión Europea nos ayude a resolver esta crisis de suministro energético".

Los gobiernos de la UE tienen hasta marzo para enviar a Bruselas nuevas propuestas para su Plan Nacional de Recuperación, incluidos los proyectos de gas para los que desean financiación. Los proyectos subvencionados tienen que estar operativos en 2026, según las condiciones del plan Repower de la UE.

Según la base de datos Global Energy Monitor, desde el inicio de la guerra en Ucrania se han anunciado en Europa al menos 34 proyectos de gas natural licuado y siete de gasoductos. Los proyectos, que incluyen nuevas construcciones, así como ampliaciones de instalaciones existentes y proyectos múltiples en terminales específicas, están previstos en 10 países. Incluyen 26 terminales flotantes o en alta mar y ocho proyectos de terminales en tierra. Se calcula que costarán decenas de miles de millones de euros.

Alemania participa en 11 proyectos, cinco de los cuales son terminales fijas y seis flotantes. Una carrera por el gas, bendecida recientemente por su ministerio de Economía, que admitió en un informe interno que las terminales de GNL previstas en Alemania "provocarán un exceso de capacidad".

"El desarrollo de la infraestructura de terminales flotantes y su arrendamiento financiero son esenciales para la seguridad energética", declaró a Investigate Europe un portavoz del Gobierno alemán. "En particular, la reducción y posterior eliminación de los suministros de gas ruso los hacen imperativos". El portavoz añadió que el periodo de construcción se prolongaría hasta 2038, con un coste estimado de 9.700 millones de euros.

Le siguen Italia, con seis proyectos previstos; Grecia, con cinco, y Estonia, Letonia y los Países Bajos con dos cada país.

El pasado mes de mayo, la Comisión Europea publicó un mapa con sólo 13 proyectos de GNL susceptibles de ser financiados por el plan Repower EU. Desde entonces, el Ejecutivo comunitario no ha actualizado sus previsiones. "Estamos esperando los planes actualizados de los gobiernos", declaró un portavoz.

CAN Europe y Food & Water Action Europe recabaron información de los distintos Estados europeos implicados. Según sus cálculos, hay al menos 34 proyectos de GNL que podrían recibir préstamos europeos subvencionados, a través de la iniciativa Repower EU. A ellos se suman megaproyectos de nuevos gasoductos, como el enlace submarino entre Barcelona y Marsella, el llamado H2Med, ya que los gobiernos de España, Francia y Portugal prometen que sólo transportará hidrógeno verde. No estará operativo hasta 2030 y no hay certeza de que el mercado del hidrógeno verde –que por ahora sólo representa el 5% de todo el hidrógeno producido– pueda justificar semejante inversión.

"La UE corre el riesgo de desbloquear miles de millones de euros para financiar nuevos gasoductos y terminales de GNL con el pretexto de razones de seguridad energética a corto plazo", denuncia Esther Bollendorff, coordinadora principal de política de gas de CAN Europe. "Esto es un auténtico disparate y no ayudará a sustituir el gas ruso este invierno. Cualquier acción a corto plazo no debería condenar a decenas de millones de personas en Europa, que ya se enfrentan a una crisis climática, energética y social, a sufrir futuras crisis alimentadas por combustibles fósiles".

Frida Kieninger, directora de Asuntos Europeos de Food & Water Action Europe, añade: "La duración de los contratos, de 10 a 15 años, me preocupa. Estamos enviando una mala señal a los productores de todo el mundo, para que hagan inversiones y sigan haciendo negocios sucios con Europa. Sin duda, está lanzando un fuerte salvavidas a los frackingers de Estados Unidos, haciendo atractiva la exportación en Nigeria o Qatar. ¿Qué ocurrirá entonces? Dentro de 10 años estaremos en 2033, deberíamos tener una demanda de gas bastante reducida y seguiremos teniendo estos contratos con las compañías de GNL".

Además de los largos contratos, Europa habrá construido miles de kilómetros de gasoductos, posiblemente financiados en parte con dinero de Repower de la UE.

La empresa española Enagas y la italiana Snam están realizando un estudio de viabilidad para construir una conexión submarina que transporte el gas (que llega en barcos como GNL) hasta Livorno (Italia) y el resto de Europa. La ampliación del gasoducto transadriático desde Azerbaiyán a través de Turquía, Grecia e Italia es otro posible proyecto. La financiación de Repower EU podría incluso llegar a África y financiar parte del proyecto de gasoducto transahariano previsto entre Argelia, Níger y Nigeria.

Las dos ONG calcularon a cuánto ascenderían los costes operativos de cada terminal o gasoducto de GNL. El proyecto griego de terminal de Alexandroupolis, por ejemplo, costaría 19 millones de euros al año; el gasoducto Eastmed, unos 90 millones de euros; la ampliación de Krk en Croacia, unos 34 millones de euros, y el proyecto polaco de GNL de la costa del Mar Báltico, 64 millones de euros al año. Este dinero público pesaría sobre los ciudadanos durante toda la existencia de la infraestructura fósil.

"Los proyectos europeos de gas fósil son un verdadero atentado contra los objetivos climáticos de la UE", critica la eurodiputada francesa de Los Verdes Marie Toussaint. "Con una visión a corto plazo, estamos cediendo ante quienes se beneficiarán de la explotación del gas, sin garantizar en absoluto que esto permita luchar contra la inflación de los precios de la energía".

El pasado mes de mayo, Toussaint, junto con 48 representantes del Parlamento Europeo y del Congreso de Estados Unidos, entre ellos destacadas figuras del Partido Demócrata como Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders, escribieron una carta conjunta a los presidentes de EE.UU. y de la Comisión Europea, Joe Biden y Ursula von der Leyen. En la misiva pedían "la elaboración de un plan que garantice la ausencia de cualquier nueva financiación, cualquier nueva licencia de exploración o cualquier nuevo permiso para la extracción, exportación, importación e infraestructuras de carbón, petróleo o gas". Hasta ahora nadie ha respondido a la carta.

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