DERECHOS HUMANOS
"Volver a ser heterosexual tras encontrarse con Jesús": así publicita la Iglesia las terapias de conversión

Son las 12 de la mañana y en la parroquia de San Ildefonso no dejan de entrar fieles. En realidad, no es un jueves cualquiera: el 23 de enero se celebra la festividad que da nombre a la iglesia, así que es el día grande. En medio de la calma, un hombre recorre el templo a paso acelerado. Se identifica como un "colaborador". Le preguntamos por un evento que esa misma parroquia acogió hace algunos meses. Bajo el nombre de Transformados, se hacía un llamamiento: "Si eres del colectivo LGTBQ+ no te lo puedes perder". El acto prometía exponer "impresionantes testimonios". El interlocutor confirma que la iglesia "solía celebrar" este tipo de actos, aunque "últimamente ya no". Sobre su contenido, ningún detalle. "No lo sé, porque yo no he estado en ninguno. Y don Pedro está hoy muy ocupado". Pedro Luis López, el párroco, no puede atender a nadie hoy. Es el día grande, reitera el colaborador con una sonrisa, quien insiste en que podrá responder a más preguntas otro día. Vuelva usted mañana, en resumen.
La propaganda en torno al citado evento, celebrado el 21 de junio de 2024, es una de las pruebas que llegaron al Ministerio de Igualdad la semana pasada de la mano de Saúl Castro, abogado y presidente de la Asociación Española contra las Terapias de Conversión. En su denuncia, la entidad señalaba a siete diócesis por promocionar cursos y talleres que prometían "recuperar" la heterosexualidad tras "encuentros" con Jesucristo. El departamento dirigido por Ana Redondo anunció entonces la apertura de un expediente para incoar la denuncia y recientemente la posible inserción de las llamadas terapias de conversión en el Código Penal.
Documentales, charlas y un apostolado
El origen de los hechos que dieron pie a la denuncia tiene nombre propio: Marta Sanz Lovaina. La periodista, al frente de la productora Media Salud Comunicación, es la responsable de haber articulado lo que ella misma denomina un apostolado, basado en difundir testimonios de personas "cuyas vidas se han transformado por completo". La iniciativa encontró una calurosa bienvenida en el seno de la Iglesia.
La propaganda se expresa a través de encuentros, charlas, entrevistas en medios religiosos o canales de youtube y dos documentales: Transformados y Camino abierto. Las piezas abordan "la orientación sexual desde la psicología y la fe", siempre a partir de testimonios en primera persona a lo largo y ancho del globo. Estas voces buscan narrar historias de quienes "recuperaron su heterosexualidad tras un encuentro con Jesús", tal y como describe la periodista. Tanto ella como sus colaboradores hablan de ideología de género, advierten del "alarmante incremento de niños y adolescentes que afirman haber nacido en el cuerpo equivocado" y ponen en el centro supuestos malestares propios de la homosexualidad. También relacionan la homosexualidad a fenómenos como los abusos en la infancia o la ausencia de una figura paterna. Y proponen un camino: la fe y la religión.
"Identifican lo que llaman la vida gay con infelicidad y tristeza, señalan que no es natural, sino fruto de experiencias traumáticas en el desarrollo de la masculinidad, difunden que hay alternativas para poder vivir su fe de acuerdo a la castidad y afirman que si se siguen estos pasos, se puede incluso encender la vocación del matrimonio heterosexual", asiente al otro lado del teléfono el autor de la denuncia.
Castro explica que la estrategia central es compartir los testimonio de personas que dicen haber dejado atrás la homosexualidad, para ponerlos a disposición de personas homosexuales y posteriormente "remitirles el contacto con lo que denominan profesionales". En una de las entrevistas, preguntada acerca de a dónde pueden acudir las personas interesadas, la autora del apostolado responde que existen "varios" lugares que "ofrecen ayuda" pero evita dar nombres, insinuando una suerte de persecución. Sin embargo, sí ofrece una herramienta: contactar con Media Salud Comunicación "para darles acompañamiento".
Las puertas abiertas de la Iglesia
El proyecto enseguida se encontró con las puertas abiertas de la Iglesia. En los últimos tres años, el mensaje de que es posible revertir la homosexualidad ha recorrido parroquias e iglesias de todo el país. "De la vida gay a la vida en Cristo", reza uno de los panfletos difundidos por la diócesis de Getafe (Madrid), desde donde se expusieron vivencias de aquellos que gracias a "su encuentro con Cristo" pudieron "transformar y reorientar sus tendencias sexuales".
Transformados también se dio cita en la parroquia Maravillas de Jesús, en San Isidoro y Pedro Claves, en Sal Ildefonso (Madrid), en la parroquia Corpus Christi (Barcelona), en el monasterio Buenafuente del Sistal (Guadalajara) y en la parroquia de San Miguel y San Sebastián (Valencia), a través de actos centrados en la difusión de testimonios. La organización de los eventos, algunos de ellos grabados en vídeo y difundidos posteriormente en Youtube, se llevó a cabo coincidiendo con la semana del Orgullo en el año 2023. Todas estas diócesis han sido denunciadas, además de la de Málaga y Alcalá.
También han sido denunciados los sacerdotes de algunas de las parroquias que acogieron estas charlas. Lo cierto es que a la difusión de los documentales, los artículos promocionales y los eventos, se suma el apoyo explícito de miembros de la Iglesia. En febrero del año pasado, el sacerdote Jesús María Silva publicó una tribuna en la que pedía expresamente "a los homosexuales no dejarse arrastrar" por su orientación.
"Denunciamos que difunden y promueven la eficacia de las terapias de conversión en España basadas en tres pilares: la castidad de por vida, la práctica religiosa continuada y el trabajo de las heridas interiores que había generado la homosexualidad", agrega Castro.
¿Terapias o violencia?
Una de las principales estrategias que utilizan las diócesis es renunciar a la palabra terapia, para sustituirla por eufemismos de todo tipo: "No hablamos de terapias de conversión, hablamos de acompañamiento si no quieren seguir ahí", se cuidaba en dejar claro Marta Sanz Lovaina en una de las entrevistas. Hablan de fe y de encuentros con dios, pretendiendo revestir de un barniz reparador lo que es en realidad una práctica perseguida por ley.
"Se aprovechan de que el término terapia es erróneo, pero es el que se utiliza. El hecho de que no haya un enfoque terapéutico o clínico en la vía que se está aplicando para anular la homosexualidad, no implica que no entre dentro de la definición internacional consensuada en el marco de los derechos humanos", replica Castro. Un informe de las Naciones Unidas, elaborado por un experto independiente hace ahora cinco años, ya explicaba que los autores de estas prácticas incluyen, entre otros, organizaciones religiosas. "Las organizaciones religiosas y las autoridades religiosas, en particular, operan en un espacio rodeado de líneas borrosas, asesorando a la familia y a la víctima y, a menudo, promoviendo o brindando las prácticas solas o en asociación con otros", exponía.
El psicólogo Alejandro Alder, coincide en subrayar lo que a su juicio es un "gravísimo error" en la nomenclatura. "No es terapia, es violencia", sostiene. "La terapia tiene un objetivo sanador, no puede ser terapia porque impone conductas violentas". El profesional recalca que vincular la diversidad sexual a las experiencias traumáticas en la infancia "no tiene ninguna base" y recuerda que la American Psychological Association (APA) deja claro que "lo que afecta al colectivo LGTBIQ+ es la LGTBIfobia, experimentada sobre todo en la infancia y la adolescencia". La "represión" que imponen este tipo de prácticas, abunda el psicólogo, son contrarias "al derecho fundamental de la expresión del ser", por tanto no es "reparador".
Objetivo: Código Penal
La denuncia interpuesta por el equipo de Saúl Castro y recogida por el Ministerio de Igualdad supone un paso adelante a la hora de poner coto a este tipo de prácticas. Sin embargo, el margen de maniobra es por el momento limitado. Si bien la Ley trans sí incluye la prohibición de las terapias de conversión, la norma no es en estesentido del agrado de los colectivos, al no insertarlas en el Código Penal. Esta violación de derechos sólo será sancionable a nivel administrativo.
Ahora, la cartera de Ana Redondo se ha comprometido a elaborar un informe que estudie la posibilidad de contemplarlas como un delito. Durante la primera quincena de febrero, además, distintos grupos parlamentarios –timoneados por Más Madrid y Compromís– registrarán una proposición para modificar en este sentido el Código Penal.
No es una idea descabellada: actualmente, según expone Saúl Castro, existen hasta cuarenta jurisdicciones a nivel internacional que tienen este enfoque penal. Las modificaciones más recientes se encuentran en Francia (2022) y en Portugal (2024), pero otros países del entorno como Alemania, Malta, Grecia o Bélgica encajan las terapias como un delito. "No es nada nuevo", reitera el abogado, quien pone el acento en que mientras no sea contemplado como tal, los afectados no serán considerados víctimas y por tanto no podrán acceder a derechos básicos como una indemnización o la asistencia jurídica gratuita.