El comportamiento de los ultras en el Congreso sería imposible en la UE: así se les sanciona en Europa

Legisladores europeos participan en una sesión de votación en el Parlamento Europeo.

El proceso para obtener el carné de prensa en Bruselas ante las instituciones de la Unión Europea es proceloso y tediosamente burocrático, pero sus normas y cláusulas evitan que en las ruedas de prensa diarias de la Comisión Europea, en las comparecencias durante las Cumbres o en los briefings de la Eurocámara se vivan situaciones violentas, bochornosas y repudiables como la del Congreso de los Diputados hace unos días.

Interrumpir a gritos a un político o funcionario europeo en una sala de prensa en Bruselas, insistir en ese comportamiento saltándote el turno de palabra de otro compañero o compañera periodista y las indicaciones del portavoz o personal de prensa conllevaría automáticamente que tu micrófono fuese apagado y los ujieres o la seguridad te invitase a salir de la sala. Si esa actitud se repitiese, la acreditación sería automáticamente retirada y no renovada, impidiendo el acceso del periodista a los edificios de las instituciones de la UE.

Ser corresponsal ante las instituciones europeas

Conseguir la acreditación de prensa anual ante las instituciones comunitarias es sencillo pero es un proceso largo, y siempre que trabajes para un medio de comunicación acreditado. Hacerlo para un gran medio con una delegación permanente en Bruselas facilita ese reconocimiento porque el responsable de esa oficina realizaría la gestión por ti y él o ella ya estaría dentro del 'sistema'. A más de un compañero le ha ocurrido solicitar su acreditación antes de desembarcar en la ciudad, llevar ya un mes viviendo y todavía seguir sin acreditación, dificultando así su trabajo.

La solicitud de la acreditación interinstitucional es por Internet, todos los documentos son aportados digitalmente. El o la periodista debe trabajar para un medio oficial y si es freelance aportar facturas de los clientes a los que vende, o va a vender, sus informaciones sobre la UE. Debe tener su domicilio en Bélgica, no puede solicitar el pase de corresponsal si vive en otro Estado miembro.

Los responsables del medio para el que trabaja (director, redactor jefe o editor) tienen que indicar por carta que ese periodista será su corresponsal y acreditar que, como medios, son independientes, que sus fuentes de financiación están abiertas o no sufren restricciones a su distribución. Los digitales son escrutados especialmente, por si encubren falsos medios de lobbies u organizaciones políticas.

Un comité específico formado por representantes de la Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos además de la Asociación de la Prensa Internacional (API) analiza las solicitudes. Este comité se reserva el derecho a revocar cualquier acreditación de prensa si “el comportamiento del periodista interfiere en el funcionamiento tranquilo de los medios u otras actividades de las instituciones europeas”. Los incidentes denunciados por los equipos de prensa de las instituciones o por otros corresponsales serán analizados por este comité, ante el que el afectado puede comparecer y defenderse.

El Código de Conducta de la Comisión Europea, actualizado el pasado mes de noviembre, señala que los periodistas “deberán respetar debidamente la dignidad, la privacidad y la integridad de todas las personas presentes en las instalaciones de la Comisión”, sean comisarios, funcionarios, visitantes u otros periodistas. Cualquier violación de esta norma básica a ojos del personal de seguridad puede conllevar la expulsión y “determinar si dar a esa persona acceso a las instalaciones de la Comisión”. Alterar la rueda de prensa diaria al mediodía en el edificio Berlaymont, sede del ejecutivo comunitario, como ocurrió en el Congreso de los Diputados, podría perfectamente incluirse dentro de esta regla básica. 

Las normas establecen también los principios de comportamiento que los y las periodistas debemos cumplir dentro de las instalaciones. Grabar, en vídeo o audio, a cualquier comisario europeo o funcionario sin su consentimiento explícito “está estrictamente prohibido”. “Cualquier grabación no autorizada resultara en que la acreditación de prensa será automática e inmediatamente retirada” y, además, como explicita ese Código de Conducta, una petición futura de acreditación “puede ser rechazada hasta por un periodo de un año”.

Los incidentes de eurodiputados ultras polacos

Más incidentes que los periodistas han provocado en Bruselas eurodiputados de extrema derecha, hasta el punto de ser expulsados por la fuerza del Parlamento. El pasado mes de enero, mientras la presidenta de la institución, Roberta Metsola, advertía sobre el aumento del antisemitismo en el continente durante un debate en memoria de las víctimas del Holocausto, el político ultraderechista polaco Grzegorz Braun rompió el minuto de silencio. Braun gritaba pidiendo una oración “por las víctimas del genocidio judío en Gaza”.

El eurodiputado había reclamado unos meses antes en la Eurocámara que se calificase a Israel como Estado terrorista y, previo a su salto a Bruselas, había apagado con un extintor las velas de Hanukkah en los pasillos del Parlamento polaco. Los gritos de Braun durante las palabras de Metsola, en el minuto de silencio y antes de la interpretación de un pequeña pieza de violín y violonchelo, provocaron que la presidenta lo expulsase del pleno. El polaco se resistió y tuvieron que ser los ujieres quienes entre empujones y forcejeos lo sacasen de la Cámara.

En abril, Metsola aprobó una sanción de 30 días sin dietas de alojamiento, unos 9.000 euros, la suspensión de participar en cualquier actividad parlamentaria durante el mismo periodo y en otros actos políticos de la Institución. Por el incidente del extintor, Braun afronta una investigación penal en Polonia y el Parlamento Europeo le retiró recientemente su inmunidad para permitirla. En respuesta, a principios de mayo, en su país, el todavía eurodiputado quemó una bandera de la UE delante de la prensa al grito de “abajo el euro-comunismo, esto es Polonia”.

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No ha sido el único eurodiputado polaco protagonista de incidentes en Bruselas. En 2017, el ultra Janusz Korwin-Mikke aseguró que las mujeres eran “más débiles” y “menos inteligentes” que los hombres, por lo que fue suspendido con una multa de de 30 días de dietas y diez días de actividad parlamentaria. Antes, en 2015 había realizado el saludo nazi desde su escaño en el Pleno de la Eurocámara, lo que también le acarreó una sanción monetaria.

En 2018, un tercer político de extrema derecha de ese país, Ryszard Czarnecki, insultó a una eurodiputada compatriota suya con un término en polaco para referirse a los colaboracionistas nazis que acosaban a judíos. En una decisión fulminante, el Parlamento Europeo retiró la vicepresidencia a Czarnecki, del partido ultracatólico PIS.

Son los incidentes que la extrema derecha política de Polonia protagoniza en Bruselas, a los que sigue una firme respuesta en forma de sanciones monetarias y políticas. La exaltación a dictaduras, a genocidios o al nazismo es penada en las instituciones europeas a diferencia de lo que ocurre en el Congreso de los Diputados español, donde se han escuchado loas en favor del franquismo.  

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