El regreso de la 'mili' en Alemania, la última vuelta de tuerca al rearme alemán de Scholz

El canciller alemán Olaf Scholz (izq.) habla con soldados frente a un tanque de batalla principal Leopard 2 después del ejercicio de entrenamiento e instrucción del ejército en el distrito Heidekreis de Lueneburg Heath.

El pasado fin de semana hubo decenas de manifestaciones pacifistas en Alemania. Estaban inscritas en lo que los alemanes llaman “marchas de Pascua”, una tradición arraigada en el activismo pacifista desde hace ya de más de sesenta años. 

Las principales ciudades del país, ya fueran Múnich, Stuttgart, Colonia, Hamburgo, Fráncfort, Bremen, Leipzig o, por supuesto, Berlín, vieron desfilar grupos de manifestantes pidiendo el cese del lenguaje de las armas en zonas de conflicto. El foco estaba puesto en la Franja de Gaza, donde Israel busca desde el pogromo del 7 de octubre la erradicación de la organización terrorista Hamás, o Ucrania, que lleva ya más de dos años resistiendo a la ilegal guerra de agresión de la Rusia de Vladimir Putin. 

No fueron manifestaciones masivas. En Berlín, por ejemplo, se dieron cita unas 5.000 personas, muchas menos de las 50.000 que reivindicaba en marzo del año pasado Sahra Wagenknecht, política izquierdista que ha lanzado su propia aventura política a costa del que hasta hace unos meses había sido su partido, Die Linke. Wagenknecht es una de las figuras políticas que encabeza en Alemania la crítica a la política de apoyo militar a Ucrania frente a la invasión rusa. También en la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) tienen ese tono crítico.

El pacifismo que salía a la calle hace unos días tiene muy difícil el hacerse oír en la Alemania del canciller Olaf Scholz. Y esto no sólo se debe a la curiosa heterogeneidad del actual pacifismo teutón, donde parecen darse cita pacifistas de toda la vida con izquierdistas y votantes de AfD. La ilegal invasión de Ucrania que Putin decidía lanzar por tierra, mar y aire el 24 de febrero de 2022 ha despertado militarmente a Alemania. 

Cierto es que ha costado dos años, pero Alemania ya es el país europeo que más apoyo militar presta a la nación de Volodímir Zelensky. Sólo supera el apoyo militar germano a Ucrania, valorado a principios de este año en unos 17.700 millones de euros, según las cuentas del Instituto para la Economía Mundial de Kiel (IfW), la ayuda armamentística de Estados Unidos. El IfW lo valoraba a principios de este 2024 en 42.200 millones de euros.

Scholz mantiene que el gasto en defensa, después de lustros alejado del 2% del PIB, ya se encuentra en esa proporción, el mínimo acordado dentro de la OTAN. Nada más comenzar la guerra rusa contra Ucrania, Scholz levantó un fondo para el rearme dotado de 100.000 millones de euros. Su ministro de Defensa, el también socialdemócrata Boris Pistorius, se ha convertido en este contexto geopolítico en el político, con diferencia, más apreciado entre la opinión pública. En las encuestas sobre satisfacción con los responsables políticos del país, Pistorius es el único que supera el 50% de aprobación entre los alemanes. El 55% dicen estar contentos con su gestión, según el sondeo DeutschlandTREND que publica de forma recurrente la cadena de televisión ARD

Falta de personal en un Ejército alemán que ha estado infrafinanciado

Con ese capital político, Pistorius es el encargado de dar la que parece ser la última vuelta de tuerca a la política de rearme que ha puesto en marcha Scholz en Alemania. A saber, la reintroducción del servicio militar obligatorio. Precisamente el actual debate público que existe en el país entorno a la idea de la vuelta de la 'mili', servicio desmantelado por la canciller Angela Merkel en 2011, era algo que quisieran ver cerrado de una vez por todas los manifestantes pacifistas que tomaron las calles alemanas el pasado fin de semana.

El pasado mes de marzo, Pistorius viajaba los países nórdicos en busca de inspiración para idear un modelo de servicio militar que saque de sus actuales carencias a la Bundeswehr - el “Ejército alemán”. Haber tenido infrafinanciadas a las fuerzas armadas ha traído consecuencias negativas para el estado de revista del Ejército. Se estima que, pese a los esfuerzos de Scholz y compañía, a Alemania le faltan 20.000 soldados. Se supone que en 2031, la Bundeswehr debiera tener 203.000 personas. Actualmente se cuentan unos 183.000. 

Según explica a infoLibre Rafael Loss, experto para cuestiones de seguridad y defensa de la oficina en Berlín el Consejo para las Relaciones Exteriores (ECFR), un think tank europeísta, también hay que tener en cuenta que “anualmente hay una marcha de 20.000 militares que se jubilan y deben ser remplazados; por eso, en resumen, hablamos de una necesidad de 40.000 militares, y ahí el servicio militar obligatorio puede ser una forma de lidiar con este problema”.

Alcanzar los objetivos de reclutamiento también pueden pasar por una vuelta del servicio militar. Pistorius tiene puesto 2025 como año en el que tiene que presentar un modelo de servicio militar para Alemania. “Plantear la vuelta del servicio militar conecta con la idea de que las cosas no pueden seguir como en los últimos treinta años porque se ha producido un cambio fundamental a nivel de seguridad en el paisaje internacional”, sostiene Loss.

A esa idea de cambiar el chip en vista de los cambios geopolíticos que ha impuesto la guerra de Rusia, Scholz lo llama 'Zeitwende', expresión que se podría traducir como “era de cambio”. Tanto el aumento del gasto militar como el haber dejado de comprar hidrocarburos rusos, son políticas que se inscriben en esa lógica. El regreso del servicio militar obligatorio también forma parte de la “era de cambio”, aunque Pistorius aún ande deliberando cómo ha de ser el modelo a adoptar.

El ejemplo de Suecia, que reintrodujo el servicio militar en 2017

Según Loss, Pistorius es uno de los ministros más relevantes de Alemania a la hora de cumplir con el encargo de “incrementar la resiliencia de la población en un contexto internacional más incierto, donde hay que educar al público, y aquí los países nórdicos son una referencia porque son un ejemplo de sociedades que, por ejemplo, acumulan comida, medicina e incluso armas como ocurre en Finlandia”. En este sentido, no hay que perder de vista que desde el ministerio de Educación del Gobierno de Scholz, en manos de la liberal Betina Stark-Watzinger, se han manifestado a favor de que haya una mayor presencia del Ejército en las escuelas, en las que, a su entender, debería de haber preparación para eventuales catástrofes, incluida la guerra.

En el debate alemán sobre la vuelta del servicio militar obligatorio, Suecia aparece como ejemplo recurrente. Este país nórdico estuvo nueve años sin servicio militar, pero se reintrodujo en 2017. Allí, al terminar la escuela, los alumnos que abandonan la escuela se someten a exámenes físicos y el Ejército selecciona después a los aptos. A saber, un 10% de los hombres y mujeres que pasan esos exámenes. 

“En los últimos años, Suecia ha sido capaz de esta manera de generar suficientes voluntarios para las fuerzas armadas”, han explicado en el semanario Der Spiegel, dando cuenta del interés que genera el modelo sueco en Alemania. Hay dudas de que ese modelo, sin embargo, sea aplicable a un país como Alemania, que tiene ocho veces más población que Suecia. 

Los partidos de la coalición de Scholz, divididos sobre el regreso de la 'mili'

Para Loss, el experto del ECFR, también es muy cuestionable la vuelta del modelo de 2011, en el que quienes hacían la 'mili' estaban apenas seis meses aprendiendo a ser soldado. “Antes, en el servicio militar, no se podía producir fuerzas capaces de defender el país. La gente no aprendía realmente algo que sirviera realmente para defender al país en caso de un ataque o despliegues militares”, planeta Loss. 

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Es imaginable que esa experiencia pasada sirva de argumento entre liberales y ecologistas –los socios de los socialdemócratas de Scholz en el Gobierno– para explicar su oposición a la vuelta de la 'mili'. En el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), pese a los trabajos preparatorios de Pistorius, tampoco son entusiastas con la idea, mientras que Scholz aún no ha dicho esta boca es mía a cuenta de la vuelta del servicio militar. A favor de ese regreso sí están los partidos democristianos Unión Cristiano Demócrata (CDU) y su formación hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), al igual que la ultraderechista AfD.

Por necesario que pueda parecer el regreso de la 'mili' en el Ministerio de Defensa en vista del estado del Ejército, también es cierto que Pistorius también ha de ocuparse primero de la elefantiásica administración en la que se ha convertido el Ejército alemán en el tiempo previo a la Zeitwende. De hecho, el jueves de esta semana Pistorius presentaba un plan para reformar las estructuras del Ejército alemán, eliminar redundancias y optimizar recursos. Esa reforma, pendiente de acometer en los próximos meses, contempla la posibilidad de que el servicio militar obligatorio se acabe imponiendo en el país.

El presupuesto alemán para Defensa en 2021 era de 47.240 millones de euros, algo inferior a los casi 52.000 millones previstos para este año o los algo más de 50.000 millones de 2022 y 2023. Desde hace una década, el gasto alemán en Defensa, aunque ha estado por debajo del 2% del PIB, no ha parado de crecer. En 2014, el presupuesto era de 32.140 millones de euros. Todo ese dinero no ha evitado los actuales problemas de personal de la Bundeswehr, ni que ahora se debata muy seriamente en el regreso de la 'mili'.

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