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La bufonada de las primarias demócratas de EEUU

El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos Pete Buttigieg.

¿Conoceremos alguna vez los resultados finales del caucus de Iowa, la primera votación que se suponía que debía marcar el comienzo de las primarias demócratas (para elegir rival de Trump) y que se han convertido en un fiasco? Sí. Pero tal vez dentro de mucho tiempo. El jueves 6 de febrero, la agencia Associated Press informaba de que no podía declarar un ganador “en este momento”. Horas más tarde, el Partido Demócrata de Iowa publicó finalmente los resultados finales que nadie considera fiables.

Después de una noche electoral caótica, alterada por toda suerte de desventuras y perturbada por los trolls partidarios de Trump que saturaron las líneas telefónicas disponibles, el jefe del Partido Demócrata, Tom Pérez, ordenaba el jueves 6 de febrero una “revisión inmediata” de los votos emitidos. De algunos, al menos. Este nuevo análisis, que no es un recuento formal, no es sencillo: el partido local ha hecho saber que solo lo haría por petición expresa de uno de los candidatos. Precisamente lo que el Partido Demócrata quiere evitar, para no abrir una guerra dentro del partido cuando las primarias apenas acaban de dar comienzo. De la peor manera posible.

La petición de Pérez es el último episodio de un triste culebrón. Ya el lunes por la noche, el centrista Pete Buttigieg, del Midwest, se declaró “vencedor” sin siquiera esperar a que se publicaran los resultados finales. En Estados Unidos y en el extranjero, muchos medios de comunicación informaron de esta afirmación. Al día siguiente, el Partido Demócrata de Iowa publicó curiosamente resultados parciales que incluían el 62% de los 1.700 colegios electorales (precints). Esto alimentó la frustración y los malentendidos y le dio a Buttigieg otra oportunidad de reclamar el éxito.

El jueves por la mañana, The New York Times informaba de “errores” e “incidencias” en los resultados publicados hasta la fecha, que afectan a “más de 100” colegios electorales. Y algunos, favorables a Sanders, aún no habían sido contabilizados. Este anunció que hablaría. Fue entonces cuando Perez eligió publicar su famoso tuit. Para los partidarios de Bernie Sanders, se trata de evitar que cante victoria. “GO AWA!” (“¡Vete!”), tuitea Heather Gautney, una asesora muy cercana a Sanders. “El caucus debería volverse a comprobar DESPUÉS de que los resultados se publiquen en su totalidad”, señala Krystal Ball, que apoya a Sanders y coordina el programa online Rising.

Desde New Hampshire, donde está haciendo campaña, Sanders reclama una “victoria muy importante” en Iowa, algo que hasta ahora ha evitado. Admite que los resultados no son definitivos, pero en cualquier caso él y Buttigieg tendrán los mismos delegados de Iowa en la gran convención nacional que determinará el candidato demócrata en julio (11, una insignificancia del total final de 50 Estados).

Sanders señala que supera a Buttigieg por “6.000 votos” en la primera votación (42.672 votos emitidos para él, frente a 36.718 para Buttigieg). “Seis mil votos más, aquí en Nueva Inglaterra lo llamamos una victoria”, dijo el senador, que fue elegido en el Estado vecino de Vermont. A diferencia de algunos de sus partidarios, denuncia un “grave error”, pero se abstiene de atacar directamente al partido.

Según la CNN, la sorprendente decisión de Pérez se debió en parte a una duda, surgida por la campaña de Buttigieg, sobre cómo se asignaron los delegados a los 87 “caucus satélites”, colegios electorales descentralizados diseñados para llevar a las urnas a votantes que a menudo son olvidados por los demócratas o que no pueden llegar a tiempo a las urnas. En general, los trabajadores, los jóvenes, los hispanos, los inmigrantes americanos, etc., no están o apenas son activos en las primarias.

A diferencia de los otros, la campaña de Sanders se basó en gran medida en esta movilización fuera de los colegios electorales habituales. La campaña de Sanders está desplegando importantes recursos para movilizar a un electorado popular y multirracial, generalmente fuera del radar.

En la ciudad de Ottumwa, 15 inmigrantes etíopes empleados en una planta empacadora de carne de cerdo participaron en un caucus organizado en un salón sindical: 14 votaron por Sanders. El resultado de las conversaciones de los miembros de la campaña con los trabajadores por la noche, al salir de la planta, en constante contacto con un organizer de Chicago que habla amárica. “Al salir de la fábrica, nos reunimos con trabajadores de Etiopía, Honduras, Liberia, Macedonia, Camerún, Birmania, Venezuela”, apunta Jonah Furman, uno de los directores de la campaña nacional de Sanders. “Esta es nuestra gente. Este es nuestro movimiento”.

En la ciudad de Cedar Rapids se celebró un caucus en ocho idiomas, al que asistieron 141 personas, que eligieron a Sanders de forma abrumadora. Cuatro grupos de lengua inglesa y española reunieron a 483 residentes, la mayoría de los cuales votaron por Bernie.

Un satellite caucus celebrado en la Universidad Drake en Des Moines también eligió a Sanders. Otros se organizaron en centros musulmanes. “Estos caucus fueron organizados por y para las comunidades inmigrantes, negras e hispanas y las clases trabajadoras”, señala Jack Califano, responsable adjunto de la organización descentralizada de la campaña de Sanders. “Gente que nunca ha votado antes ha venido a estas asambleas y esperan que esta vez sea diferente. Si eso no es una revolución política, no sé qué es”.

Corey Robin, intelectual de la izquierda radical americana, sueña en voz alta. “Qué maravilloso sería ganar la nominación demócrata, vencer a Trump y al Partido Republicano con una amplia coalición de esos votantes que la derecha aborrece”.

Sanders, considerado favorito y que acaba de recaudar 25 millones de dólares en enero (un récord entre los demócratas, pero muy lejos de los 100 millones de dólares de reservas financieras acumuladas por el titular republicano Donald Trump), sin embargo tendrá que resolver rápidamente varios problemas.

En Iowa, Sanders efectuó un buen trabajo al movilizar a los jóvenes, al creciente electorado hispano del Estado y a los distritos de mayoría negra, en los que se ha impuesto en su mayoría. Pero hace meses que el senador por Vermont venía basando su estrategia electoral en una clara victoria en Iowa y este esperado trampolín no está ahí. Buttigieg ha obtenido unos resultados inesperados, al hacerse con los votos del exvicepresidente Joe Biden, que es el verdadero perdedor en este primer caucus.

La campaña de Sanders, basada en la movilización de las bases, tampoco ha logrado aumentar significativamente la participación en comparación con 2016. Y aunque es el candidato que más votos ha obtenido, la pérdida de votos en varias etapas del caucus de Iowa suponen un problema: podrían ser los primeros signos de la renuencia de algunos votantes demócratas a pensar en él en los momentos decisivos.

Sanders y Buttigieg, conscientes de la necesidad de no quedar atrapados por la incompetencia del Partido Demócrata, parecen seguir adelante. La próxima votación será el próximo martes 11 de febrero en New Hampshire. Antes de Nevada (el día 22), Carolina del Sur (el 29) y sobre todo el Súper Martes del 3 de marzo, en el que votarán 16 Estados, incluyendo los gigantes de California y Texas. Sólo estos dos Estados enviarán 650 delegados a la convención de julio. 15 veces más que la pequeña Iowa...

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Buttigieg gana los caucus de Iowa con poco más de 1.500 votos de ventaja frente a Sanders

Buttigieg gana los caucus de Iowa con poco más de 1.500 votos de ventaja frente a Sanders

Traducción: Mariola Moreno

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