Malta y Grecia dejaron a la deriva durante 10 días una embarcación con migrantes

Migrantes durante un rescate en el Mediterráneo central.

Nejma Brahim (Mediapart)

Europa ha vuelto a abandonar impunemente a personas en peligro en el Mediterráneo central. El 25 o el 26 de agosto -la fecha aún no se ha determinado-, una embarcación con cerca de 60 libaneses y sirios partió del Líbano para intentar llegar a Europa.

Según la plataforma Alarm Phone, que identifica las embarcaciones en peligro en el mar y establece contacto con los exiliados o sus familiares para intentar provocar un rescate por parte de las autoridades competentes, iban a bordo 8 mujeres y 15 niños.

Los exiliados no esperaban estar tanto tiempo en el mar y pronto se quedaron sin víveres. “Se pusieron en contacto con nosotros el 2 de septiembre y nos dijeron que el barco había salido nueve días antes", dice Alarm Phone. “Ya no tenían agua ni comida. Nos dijeron que habían muerto dos niños y que una mujer embarazada estaba a punto de dar a luz.”

La plataforma intentó entonces ponerse en contacto con el Centro Maltés de Rescate y Coordinación, pero fue en vano. "Cuando se pusieron en contacto con nosotros, estaban justo en la frontera de la zona SAR (búsqueda y rescate) maltesa. Luego cruzaron a la zona SAR griega, que tampoco respondió a nuestras alertas.”

Desesperado, Alarm Phone alertó también a las autoridades italianas. Varios buques mercantes pasaron cerca de la embarcación y podrían haber acudido a socorrer a los accidentados, según la plataforma. "Esta es una zona donde hay mucho tráfico, como una especie de autopista en el mar. Pero los barcos son reacios a intervenir por varias razones.”

Pueden ser multados por rescatar migrantes en el mar, quedar atrapados en el mar durante un período indefinido porque no les autorizan a desembarcarles, o también no tener los medios para cuidar de los supervivientes a bordo.

Una política de "omisión de socorro" ya denunciada en el pasado

Esta situación es "absolutamente anormal" para Sara Prestianni, responsable de programas de la red EuroMed Rights. "El hecho de que nadie intervenga supone una infracción del derecho a la vida y del derecho marítimo, que obliga a todo Estado y a todo barco a rescatar a cualquier persona en peligro, independientemente de su situación legal, y a llevarla a un puerto seguro. Estamos ante una política de falta de asistencia que es muy grave. Pero esta es una realidad que ya hemos visto en varias ocasiones en el Mediterráneo.”

En cuanto a los cargueros que se niegan a intervenir, Prestianni hace alusión a una "política de disuasión y criminalización de los buques mercantes" que han podido rescatar a exiliados en el pasado, y recuerda el caso concreto del mercante danés Maersk-Etienne, que permaneció bloqueado durante más de un mes en agosto de 2020 con cerca de 30 exiliados a bordo sin poder desembarcarlos en Malta, que se negó a "acogerlos" y que finalmente fueron recibidos en Italia.

"En 2011 también hubo otro caso de "barco abandonado", con una embarcación que se dejó vagar por el mar durante diez días. Casi todos los ocupantes llegaron muertos", añade Sara Prestianni.

Esta vez, los cerca de 60 exiliados fueron finalmente rescatados por el buque mercante BBC Pearl, que los desembarcó en Creta el 6 de septiembre, después de haber estado a la deriva durante casi 13 días en el mar. "Murió una niña mientras la llevaban al hospital", añade Elena Bizzi, coordinadora del Programa de Migración y Asilo de EuroMed Rights. Perdió el conocimiento cuando aún estaba a bordo del barco y murió por deshidratación e inanición, según Alarm Phone y varios medios de comunicación griegos.

Esta tragedia muestra una vez más la ausencia total de Malta, que no responde desde hace años a las llamadas de socorro de los migrantes, de Alarm Phone o de las ONG que fletan barcos de rescate en el Mediterráneo central, como SOS Méditerranée y su Ocean Viking.

"El caso de Malta es emblemático de esta política de omisión de rescate. La isla tiene la mayor zona SAR del Mediterráneo, pero sólo vio llegar a su territorio a menos de 1.000 personas el año pasado", afirma Sara Prestianni.

Y añade: "Es lamentable que las instituciones europeas no condenen estas prácticas, que son ilegales. Malta no cumple sus obligaciones y, sin embargo, no ha habido declaraciones oficiales ni procedimientos de infracción contra ella.” En 2020, tal y como informó Mediapart (socio editorial de infoLibre), Malta llegó a contratar arrastreros privados para repeler a los inmigrantes en el mar.

Estos dos miembros de EuroMed Rights suponen que puede también deberse a que otros Estados miembros violan a su vez otros convenios internacionales sobre migración y asilo, y ponen como ejemplo la sistematización de las expulsiones en el mar en Grecia. "Es como si fuera más fácil hacer la vista gorda cuando se trata de violaciones de los derechos fundamentales de los migrantes.”

Libaneses y sirios se ven obligados a tomar rutas cada vez más peligrosas

"Nos gustaría que la situación cambiara, para que los exiliados no tengan que arriesgar su vida en el mar", añade Alarm Phone, que hace campaña por la apertura de rutas "seguras y legales" y se refiere a un sistema "racista y sin sentido" en la "Europa fortaleza".

Esta reciente tragedia es indicativa de otra tendencia, ya que las salidas por mar desde el Líbano tienden a intensificarse por la gran crisis que está viviendo el país. Ante la devolución casi sistemática de los inmigrantes que llegan a las costas de Chipre, los exiliados se ven obligados a tomar otras rutas para intentar llegar a Europa.

"En EuroMed Rights llevamos desde marzo de 2020 documentando y denunciando las prácticas ilegales de devolución en el mar por parte de Chipre. El pasado mes de noviembre fue devuelta por Chipre una embarcación con libaneses y sirios a bordo  y continuó hacia Italia. Esas prácticas llevan a la gente a tomar rutas mucho más peligrosas", señala Elena Bizzi.

Es un clásico desafortunado en la historia de la migración", añade su colega Sara Prestianni. "La apertura de otras rutas, o los intentos de pasar por otras rutas, es consecuencia de las prácticas ilegales de los Estados europeos y también, en este caso concreto, de la mala gestión de la acogida en Chipre de quienes han conseguido llegar a la isla".

Aunque todavía es pronto para hablar de una nueva ruta migratoria -las cifras de llegadas al sur de Italia impiden saber si todas las personas han salido del Líbano-, está claro que las salidas del Líbano están aumentando y que algunas embarcaciones están desembarcando en Italia, como ya hicieron el pasado mes de junio.

"Esa gente pasó al menos cinco días en el mar, sin comida ni agua y sin nadie que les ayudara", dice Elena Bizzi.

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En abril, un naufragio frente a la costa libanesa dejó varios muertos y unos 30 desaparecidos. A finales de agosto, un submarino de exploración de la ONG australiana AusRelief encontró los restos de varias víctimas, a 500 metros de profundidad, aún atrapados en su barco.

Desde entonces se ha interrumpido la misión de búsqueda a petición del ejército libanés, que alegó "riesgos para la seguridad". Tras el naufragio, varias familias de víctimas y desaparecidos acusaron a los guardacostas libaneses de haber provocado una colisión con la embarcación para impedir que realizara la travesía.

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