Hacia una dieta sana

La carne roja no es tan mala como pensábamos pero comer verduras sí alarga la vida, según un estudio global

Productos saludables en la cesta de la compra.

Transmitir el conocimiento médico a los hábitos diarios es una tarea a menudo complicada, especialmente cuando diferentes estudios se contradicen o tienen resultados poco concluyentes. Para esclarecer estas dudas y facilitar las políticas saludables, un equipo de decenas de doctores ha revisado la información conocida sobre el tabaquismo, la presión arterial, el consumo de verduras y la ingesta de carne para determinar por fin cómo estos factores afectan al desarrollo de problemas de salud, en metaanálisis publicado este lunes por la revista Nature Medicine.

La conclusión de los autores es que fumar tiene un enorme impacto en el organismo, lo mismo que la presión sistólica elevada. Por el lado de la nutrición, un consumo regular de verduras reduce ligeramente el riesgo de padecer problemas de corazón, mientras que la ingesta de carne roja no procesada afecta poco o nada al sistema cardiovascular. 

Desde hace décadas se advierte de los peligros del tabaco o de la importancia de cuidar la alimentación, pero los firmantes del estudio aseguran que era necesario someter a revisión los avances de los últimos años para recomendar de manera definitiva unos hábitos a seguir sin caer en contradicciones ni dogmas

"En muchas áreas de conocimiento, el vínculo entre un factor de riesgo y los efectos en la salud, es más débil de lo que se cree", reconoce el informe, elaborado con datos de más de 15 millones de pacientes, y dirigido por el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME), un centro de investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington. 

El doctor Christopher Murray, director del IHME, afirma que pese al extenso conocimiento que hay sobre las consecuencias de fumar o de una mala alimentación, las diferencias o matices entre estudios provocaban confusión entre pacientes e incluso médicos. Por eso han ideado este nuevo sistema que "ayuda a la población a tomar decisiones informadas sobre la alimentación, el ejercicio y otras actividades y condiciones que pueden afectar su salud a largo plazo". 

El nuevo mecanismo consiste en puntuar del uno al cinco el impacto que cada uno de los cuatro factores tiene sobre 180 enfermedades, dolencias y tumores conocidos. De esa cifra, 112 fueron calificados con dos puntos o menos, lo que indica que no perjudican la salud, que lo hacen de manera casi imperceptible, o que no hay evidencias suficientes. Pero a la vez que han derribado mitos, especialmente en la alimentación, han confirmado riesgos que se conocen desde hace tiempo.

  • La verdura es determinante, pero menos de lo esperado

El estudio trata a las verduras de manera particular, ya que reconoce sus bondades, pero también suaviza la percepción de que su consumo es equivalente a una vida saludable. 

"Las investigaciones pasadas sugieren un efecto protector del consumo de verduras contra las enfermedades crónicas, pero la calidad de las pruebas subyacentes a esos resultados sigue siendo incierta", apuntan los autores. 

No obstante, sí encontraron evidencias en su análisis de la importancia de mantenerlas en la dieta. La revisión de trabajos concluye que aquellos pacientes que pasaron de no consumir verduras a comer una cantidad mínima (306-372 gramos diarios) tuvieron un descenso del 23% en el riesgo de sufrir un ictus isquémico, del 23% de una cardiopatía isquémica, del 16% para un ictus hemorrágico, del 29% en el cáncer de esófago y una disminución del 26% en el riesgo de padecer diabetes tipo dos. 

  • La polémica carne roja

Los perjuicios y bondades de la carne roja (vaca, cordero, cerdo, caballo o cabra) son discutidos desde hace décadas en la comunidad científica, y el propio director del IHMF, Christopher Murray, reconoció durante la presentación del informe que se trata de un "área de controversia", y eso los llevó a introducirla en el estudio. 

La investigación arrojó pruebas débiles (dos puntos sobre cinco) que asocian la ingesta de carne roja no procesada y el cáncer colorrectal, el cáncer de mama, la diabetes tipo dos y la cardiopatía isquémica. Mientras que no encontraron relación entre su consumo y el accidente cerebrovascular isquémico o hemorrágico. 

Aun así, el doctor Murray afirmó que analizar el impacto de la carne en el organismo es una tarea muy compleja, por lo que los ciudadanos no deberían sorprenderse si en un futuro aparecen nuevos datos que demuestran que el consumo de carne es perjudicial. 

"Aunque hay algunas pruebas de que el consumo de carne roja no procesada se asocia con un mayor riesgo de incidencia de enfermedades y mortalidad, son débiles e insuficientes para hacer recomendaciones más fuertes o concluyentes", se lee en el informe. 

Los médicos resaltan que su análisis corresponde a la carne no procesada, pero no analizan la carne procesada como la triturada y envasada, curada o que ha sido sometida a salazón, como el jamón serrano. 

Precisamente en setiembre, la Asociación Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) redujo su recomendación de comer carne de cero a tres piezas por semanas, y da prioridad a la que procede de aves y conejo, mientras que recomienda reducir al mínimo la carne roja, especialmente la procesada. "Diferentes estudios científicos han establecido una asociación entre el consumo de carnes procesadas, y en menor medida de carnes rojas, y el desarrollo de distintos tipos de cáncer", afirmaron los científicos españoles.

  • Fumar es el factor de mayor riesgo 

De los hábitos analizados, el tabaco es sin duda el más peligroso, según los expertos, ya que aumenta de manera dramática la probabilidad de sufrir un cáncer de laringe (+375%), un aneurisma de la aorta (+150%) o el cáncer de lengua (+106%). A los que se suman otras dos decenas de enfermedades o dolencias con una probabilidad de tres puntos o más. 

"Incluso según nuestra interpretación conservadora de los datos, el tabaquismo es irrefutablemente perjudicial para la salud humana", determina el informe. 

  • La presión arterial elevada pone en riesgo el corazón

La presión arterial sistólica elevada duplica el riesgo de padecer una cardiopatía isquémica, la principal causa de muerte en el mundo. Concretamente, una presión sistólica de entre 120 y 130mm Hg incrementa la probabilidad entre un 39% y un 81%, mientras que si alcanza los 165mm Hg, las posibilidades se disparan un 350%. 

"Nuestro estudio avala la necesidad de priorizar y reforzar las estrategias de cribado, de concienciar sobre la necesidad de diagnosticar y tratar a tiempo la hipertensión y de aumentar los recursos destinados a conocer la prevención primordial de la hipertensión arterial", reiteran los doctores. 

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