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OXFAM

Los países ricos solo ayudaron a los pobres con el 54% de lo solicitado contra los desastres climáticos

Inundaciones en China en 2021.

Los efectos de los eventos extremos agravados por el cambio climático afectan cada vez más a los países más pobres, que además son los que menos han contribuido a estos efectos. El nuevo informe de Oxfam, Footing the Bill, demuestra que los fondos que pidieron los Estados más vulnerables para emergencias relacionadas con estos eventos, como pueden ser inundaciones o sequías, han aumentado en un 819% en los últimos 20 años. Durante 2000-2002, el promedio anual de fondos solicitados fue de al menos 1600 millones de dólares, y en el periodo 2019-2021 aumentaron hasta los 15.500 millones de dólares. No obstante, los países donantes no estuvieron a la altura a las solicitudes: los más ricos solo aportaron un dólar por cada dos que se pidieron.

Según estima el informe, los países ricos son responsables del 37% de las emisiones actuales, pese a representar solamente a un 15% de la población mundial. Además, tan solo han proporcionado fondos para cubrir el 54 % de los llamamientos humanitarios a Naciones Unidas realizados desde 2017, generándose un déficit de hasta 33.000 millones de dólares. Mientras, los países de renta baja, aunque son los que menos han contribuido al cambio climático, son los que sufren las peores consecuencias. Los países con peticiones más frecuentes por fenómenos extremos (Afganistán, Burkina Faso, Burundi, República Democrática del Congo, Haití, Kenia, Níger, Somalia, Sudán del Sur, Uganda, Chad, Sudán y Zimbabue) emiten el 1,4% del total de emisiones globales.

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La mayor intensidad y frecuencia de estos fenómenos extremos causados por el cambio climático está causando mayor presión sobre un sistema humanitario que ya estaba desbordado y sin fondos. Las personas de los países más pobres y de menor renta son los más perjudicados por las sequías, las tormentas y las inundaciones, pero también son los menos preparados para afrontar sus efectos, pues carecen de los fondos y los sistemas de los que disponen los países ricos, insiste Oxfam. El 1% de las personas más ricas del planeta genera el doble de emisiones que la mitad más pobre de la humanidad. Para 2030, su huella de carbono será 30 veces mayor de la pactada en el Acuerdo de París para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 1,5 °C.

Los fondos destinados a lo conocido en jerga climática como "pérdidas y daños", las consecuencias de los eventos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes y voraces, apenas llegan a cubrir lo que realmente necesitan los afectados. El informe estima que tan solo el coste económico de los fenómenos meteorológicos extremos en 2021 fue de 329.000 millones de dólares a nivel mundial, es decir, el tercer año con unos registros más elevados en este ámbito. Esto equivale a casi el doble del total de fondos de ayuda provistos por los países ricos a los países en desarrollo ese mismo año. Las ayudas, muestra la organización, tan solo llegan a unos 474 millones de los 3900 millones de personas en países de renta media y baja; es decir, a una de cada ocho personas afectadas desde el año 2000.

Los países con mayores rentas no solo no aportan la ayuda necesaria, sino que también obstaculizan las negociaciones. En la cumbre del clima (COP26) en Glasgow, los países en desarrollo pidieron crear un servicio de financiación de pérdidas y daños. Los más ricos lo rechazaron y, en su lugar, acordaron una serie de conversaciones, denominadas el "Diálogo de Glasgow", las cuales tendrían lugar a lo largo de tres años para debatir futuro acuerdos de financiación. "Fue ahondar más en el insulto", afirma Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.

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