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Entrevista Presidente del Consell de la Informació de Catalunya

Josep Carles Rius: “Los medios que incumplen las normas no deben tener derecho a ayudas públicas”

Josep Carles Rius, presidente del Consell de la Informació de Catalunya (CIC).

El presidente del Consell de la Información de Catalunya (CIC), Josep Carles Rius (Valls, Tarragona, 1956), acumula años de experiencia y de debates sobre la salud de periodismo y la necesidad de regular una profesión en horas bajas. También en la universidad y en el Col.legi de Periodistas de Catalunya, el más antiguo de España y la principal referencia para los que han venido después.

Rius, que acaba de publicar Periodismo y democracia en la era de las emociones (Universitat de Barcelona, 2024) un ensayo en el que reivindica un periodismo responsable, honesto y comprometido, porque la información veraz e imparcial es la mejor salvaguarda de la libertad y la justicia y sin él la democracia no es viable, conversa con infoLibre acerca del periodismo en España y los pseudomedios, así como sobre las herramientas capaces de dibujar una frontera nítida entre ambos.

¿Cuál es la experiencia del Consell de la Información de Catalunya?

Nació muy influenciado por la generación de periodistas que vivió y ejerció la profesión durante la época de Franco. Habían vivido el franquismo y insistían mucho en la autorregulación porque cualquier regulación que viniese por parte del Estado la veían con preocupación. De ahí que tanto el Col.legi de Periodistas de Catalunya como el CIC tengan en su ADN una autorregulación que no deja la decisiones sólo en manos de los periodista, sino que incorpora a la sociedad civil para evitar que sea una organización gremial. Es una entidad creada para defender a la sociedad de las malas prácticas del periodismo. 

¿Qué ha pasado desde entonces?

Ha habido cambios muy importantes. Sobre todo en la última época, con todo el nuevo ecosistema digital y una cierta degradación política y mediática. Y eso hace que tengamos que volver a repensar si con la autorregulación es suficiente. 

Si lo que dijo el presidente del Gobierno de la necesidad de regeneración democrática va en serio, hay que ponerse las pilas. El Parlamento Europeo ha aprobado una ley, la Ley de Libertad de Medios, que es muy interesante. Pues vamos a aplicarla aquí. ¿Por qué no legislamos para desarrollar en España la Ley de Libertad de Medios que tenemos en el marco europeo? 

Lo que no puede ser es que nadie sepa ni cómo se financian ni quién está detrás de todos estos medios. Una ley de transparencia muy rigurosa sería importante. Y esa otra ley que se quedó en el tintero en la anterior legislatura, que era la que desarrollaba la cláusula de conciencia y el secreto profesional. Esa ley decía que “se entiende por medio de comunicación todos aquellos canales que difundan información veraz y que estén sustentados en una sociedad editora o persona física propietaria comprometida con las buenas prácticas y códigos deontológicos que rigen el periodismo”. Y esto es poner en el centro de la labor de un medio de comunicación el cumplimiento de la ética. Yo creo que esto es básico: si queremos regeneración democrática, lo que hay que hacer es sacar esta ley del armario y aprobarla. Porque, al final, lo que define a un medio de comunicación es que esté comprometido con la veracidad y con la deontología. Eso es lo principal. 

¿Por qué Telecinco y Antena 3 pueden hacer lo que les dé la gana mientras ocupan un espacio radioeléctrico que es de todos?

¿Qué otras medidas se pueden impulsar?

En Cataluña, durante los gobiernos de Maragall y de Montilla, cuando yo era decano del Col.legi de Periodistes, conseguimos que para dar subvenciones públicas fuese un requisito tener el aval del Consell de la Informació de Cataluña. Esto yo creo que es súper importante. Es regular las ayudas, el dinero público que va a los medios. Conseguimos que fuesen transparentes y que no se recibiera dinero público si no se cumple el código deontológico. 

Pero no duró. A los medios les sentó fatal. Hicieron lobby, hicieron presión y cuando llegó el Gobierno de Artur Mas se cargaron la normativa. Dejó de ser un requisito imprescindible contar con el sello del CIC para conseguir subvenciones. Con la transparencia de los medios y con la transparencia y control del dinero público que va a los medios ya tendríamos un gran avance. 

En España ni siquiera existe un Consejo Audiovisual, como en la mayoría de los países de nuestro entorno.

En Cataluña lo tenemos y funciona con muchos problemas. Está muy politizado. Pero, ¿por qué no hay un Consejo de Audiovisual en España? ¿Por qué Telecinco y Antena 3 pueden hacer lo que les dé la gana mientras ocupan un espacio radioeléctrico que es de todos?

Se supone que la Comisión Nacional de la Competencia (CNMC) hace esa labor de supervisión.

En la práctica no lo hace. Porque no entra en valorar el factor del servicio público. Si tienes una televisión, ocupas un espacio que es de todos y tienes que tener una serie de requisitos de servicio público. No puede ser lo de llenar horas y horas de televisión basura o tertulias con discurso de odio. 

Otra cosa es el problema de la supervisión de los medios escritos.

Existe el Consell de la Informació de Cataluña, también en Andalucía, y está la Comisión de Quejas de la FAPE, que no equivale a un Press Council como los que hay en Europa. En España no hay un Press Council con atribuciones.

Y luego tenemos el problema de los medios públicos.

Esa es la tercera cuestión. Al final, la mejor forma de luchar por que se dignifique la televisión en España es tener unos medios públicos potentes y sobre todo creíbles y gestionados desde un punto de vista ético. Que saquen los colores al resto de medios audiovisuales haciendo un trabajo mucho más responsable. Hace falta blindar la televisión pública y que, sobre todo, esté en manos de profesionales responsables y que hayan demostrado que están comprometidos con el servicio público a lo largo de su trayectoria profesional. Es decir, que yo creo que, sin entrar en una regulación estricta por parte de las administraciones, tenemos un gran campo para trabajar.

¿Hay que regular a las plataformas digitales? 

Todo este periodismo basura se canaliza a través de las plataformas, a las que hay que pedirles responsabilidad. Porque si una plataforma multiplica un bulo, se tiene que hacer responsable de ese bulo. Con esto en Europa se ha puesto las pilas y yo creo que están haciendo avances.

Hay medios hipersubvencionados con intereses inconfesables que están compitiendo con medios que sí que hacen su trabajo. Es una competencia desleal

Hay muchos campos sobre los que actuar.

Es un problema tan transversal, tan diverso, tan complejo, que hay que pensar un conjunto de medidas preservando, evidentemente, la libertad de información. Y la libre concurrencia, porque estos medios hipersubvencionados con intereses inconfesables, están compitiendo con medios que sí que hacen su trabajo. Es una competencia desleal. 

Nosotros hemos hecho en Cataluña varios comunicados conjuntos con las once universidades que tienen algún tipo de estudios de periodismo en Cataluña diciendo que se está pagando con dinero público el periodismo basura. La audiencia no es un criterio objetivo, porque si tú incumples el código deontológico y haces un clickbait bestial, engañas y potencias el discurso de odio que tienen mucha difusión en la red, puedes conseguir audiencias muy altas. Y encima, estas audiencias te las financian con dinero público. Es un círculo vicioso absolutamente perverso. Nos ha pasado en Cataluña, está pasando en la Comunidad de Madrid y está pasando en muchas comunidades. Esto hay que denunciarlo.

¿Ayudará la Ley Europea de Libertad de Medios?

Yo creo que sí. Porque se han creado monstruos con este sistema que hace que una comunidad autónoma genere a base de dinero público un ecosistema mediático absolutamente artificial que compite de manera desleal con los medios que cumplen los criterios éticos y que nunca harán estas prácticas. Un ecosistema que contamina absolutamente la opinión pública, porque está introduciendo mensajes vinculados al odio absolutamente antidemocráticos. 

Si no es la audiencia, ¿qué criterio debería regir el reparto de publicidad o de dinero público?

Aquí es donde tendría que intervenir el Press Council, este sello que nosotros tuvimos aquí en Cataluña durante el tripartito: que la administración tenga un dictamen acerca del servicio público que hace cada medio. Tiene que haber criterios cualitativos, porque puede haber medios pequeños con audiencias modestas, pero que son muy importantes socialmente. La prensa local, un medio de una comarca, por ejemplo, es importantísimo porque cohesiona una comunidad que está despoblándose. No va a tener las audiencias de Foro Coches, pero en cambio es importantísimo allí. Tiene que haber criterios cualitativos, no cuantitativos, porque si no lo que haces es fomentar el periodismo basura. 

¿Y quién vigila? ¿Debe haber capacidad para sancionar?

Yo en lo que creo es en la autoridad moral, porque no tenemos otra. En el CIC no ponemos sanciones, hacemos dictámenes que sacan los colores a los periodistas y a los medios. La autoridad moral nos la hemos ganado en 30 años de historia. Yo defiendo un Press Council de ámbito español que sea confederal, que esté formado por los Press Councils de las diferentes comunidades, porque cada comunidad tiene su propio ecosistema mediático.

No parece fácil.

Tal como está la profesión en España, es difícil tener un Press Council de consenso. Pero hay que intentarlo. Y que, sobre todo, sea percibido por la sociedad no como un organismo gremial de los periodistas, sino como una entidad que vela por la calidad democrática y en favor de la sociedad. La profesión tiene suficientes periodistas serios, con grandes trayectorias, como para poder formar un Press Council a escala española que pueda hacer esta función. 

Defiendes la definición legal de un medio como aquel que se compromete a cumplir el código deontológico. Pero los pseudomedios dicen que lo cumplen, así que el problema es quién supervisa.

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Cumplir el código debe ser un criterio, por ejemplo, para decidir quién puede optar a publicidad institucional. Ellos pueden decir: “Cumplo el código deontológico”, pero un Press Council, con autoridad moral, puede decir: “Pues no”. A través de las quejas que recibimos de la gente, nosotros hacemos dictámenes y detectamos que existen medios en los que la práctica habitual es el incumplimiento del código. Con clickbaits brutales, con noticias no confirmadas. Estos medios, que ya los tenemos localizados en nuestro ámbito, que reciben quejas de los ciudadanos, a los que nosotros hacemos dictámenes en contra y no cumplen el código, la Generalitat debería preguntarnos antes de de conceder las ayudas para poder decirle que quien incumple sistemáticamente el código no tiene derecho a ayudas públicas. Y creo también en un Press Council que pueda decir qué empresas del IBEX, por ejemplo, están financiando medios que deterioran la convivencia.

¿Qué opinas sobre la discusión, que siempre vuelve, en torno a quién puede ejercer el periodismo?

Es un debate eterno. Tenemos ejemplos de gente que ha ejercido el periodismo de forma excelente y que no tenían el título. Y gente que tiene el título y hace barbaridades. Yo con esto creo que hay que tener una mirada amplia. A mí no me preocupa si una persona ejerce el periodismo de forma honesta y no tiene título. 

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