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Historias de la cripta

El equipo de tanatopractores y egiptólogos del Congreso se prepara para la moción de censura. Van a instalar el sarcófago a ras de suelo, para que no tenga que subir y bajar a la tribuna. El asuntillo viene de largo. Los chicuelos de Vox interrumpieron el puente de la Purísima para advertirnos de la insostenible situación en que se encontraba la patria. «El señor Sánchez amenaza las libertades y derechos de todos los españoles». Dictadura inminente, ¡gravísima coyuntura! Cuatro meses después, con el país funcionando como si tal cosa, han decidido dar la alternativa a una joven promesa capaz de liderar el Ejecutivo durante (al menos) las próximas cinco o seis horas, siempre y cuando no escasee el Sintrom.

Todo en Tamames es fascinante: su aspecto de galápago sabio, su andar rumbero, su imperceptible tinte capilar. No le falta un perejil. En las últimas semanas, el candidato se ha arrojado a los brazos de la prensa. Entrevista balbuceante para acá, riña al partido que lo propone para allá. El pobre señor cree que va a pronunciar una charleta sobre prevención de riesgos laborales y puede acabar de presidente del Gobierno. Un sonotone averiado puede desbaratar el progreso de una nación. Menos mal que el diputado Casero ya no está entre nosotros.

Me inquieta la figura del anciano sapientísimo. ¿Qué análisis podemos esperar de un señor que está de salida? Siempre se aprende mucho de los consejos matrimoniales del clero y de las invectivas contra la precariedad laboral que su majestad acostumbra a incluir en su perorata navideña. Para colmo de esperpentos, anteayer se filtró el borrador a la prensa. Al carajo el factor sorpresa. Imagino que el subtitulador de televisión española se ha quitado un peso de encima: no hay mal que por bien no venga.

Tamames quiere imponer el sentido común (¿y quién no?) y recuperar Gibraltar. O lo uno o lo otro, camarada. Sus correligionarios aseguran que la tabarra será tan sensata que dejará sin excusa a los partidos de izquierdas. ¡Santo súbito! Han encontrado un fallo en la Matrix. Si usted quiere presidir el consejo de ministros, búsquese unos chalados que inicien los trámites y el día de la moción grite desde la tribuna: «Si hay camiones aparcados es que se come bien». ¡Se aprueba!

Tamames quiere imponer el sentido común (¿y quién no?) y recuperar Gibraltar. O lo uno o lo otro, camarada

Me cuentan por el pinganillo que semejante genialidad es una parida de Sánchez Dragó. Acabáramos. Un partido asesorado por un viejo rijoso tiene toda mi confianza. Manda narices que los mismos que se rasgan las vestiduras porque a los chavales les enseñen educación sexual tengan de orate a un reconocido toqueteador de menores japonesas. Lo escribió él, a mí que me registren. Entiendo que conoce a don Ramón porque comparten peluquero. Eso une mucho.

Otra cruzada acometida por el partidito de extrema necesidad que va a quedarse en ruido y vergüenza ajena. Lo que verdaderamente preocupa a los españoles es adelantar las elecciones cuatro o cinco meses y escuchar las diatribas de un jubilado. Lo estoy viendo venir: exención fiscal al linimento y al braguero, subida indiscriminada de las pensiones e IVA súper reducido al just for men y al corega. Por supuesto, gravámenes especiales a los videojuegos, las maquinitas y esa música ruidosa que escuchan ahora los jóvenes.

Hay quien todavía acaricia la fantasía (erótica) del comunista reconvertido. Del PCE a Vox. Miren, no hay que atribuir a la ideología lo que puede explicar el chocheo.

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