A la carga

La caída de la socialdemocracia

Según apunta la mayoría de las encuestas, el PSOE afronta una situación complicada, con alta probabilidad de quedar tercero en las elecciones del 26-J. Nada indica que esté recuperándose de la caída de voto entre 2011 y 2015, aunque tampoco parece que vaya a perder mucho más. Da la impresión de que el PSOE se encuentra en una posición relativamente estable, entre el 20% y el 22%.

Como es habitual, el grueso de las lecturas y diagnósticos que se están ofreciendo se realizan en clave exclusivamente nacional. Las hipótesis que se manejan son muy variadas: la erosión del bipartidismo, la pérdida de credibilidad que se produjo durante los dos últimos años del gobierno de Zapatero, la falta de un liderazgo efectivo (primero Alfredo Pérez Rubalcaba, ahora Pedro Sánchez), el peso de la corrupción en Andalucía, etcétera.

Estoy seguro de que todos estos factores son importantes y explican las dificultades del partido socialista para recuperar la posición de liderazgo que tuvo durante tantos años en la política española. Pero conviene mirar más allá y tratar de entender la crisis del PSOE en un contexto más amplio. El PSOE no es el único partido socialdemócrata que pierde apoyos en Europa. La crisis electoral de la socialdemocracia es más bien un fenómeno generalizado.

He reunido datos de los resultados electorales obtenidos por los partidos socialdemócratas en doce países de Europa occidental entre 1950 y 2015 (en España, Grecia y Portugal no hay datos antes de la llegada de la democracia a mediados de los 1970s). Se trata de un periodo extenso, de casi setenta años. En una nota final ofrezco alguna explicación técnica sobre la preparación de los datos.

Pues bien, he calculado la media anual de voto a partidos socialdemócratas y la he representado a lo largo del tiempo, estimando además una línea de regresión local (lowess). El resultado aparece aquí:

Las conclusiones que pueden extraerse del gráfico son las siguientes:

1. Desde 1950 hasta el presente, los partidos socialdemócratas de Europa occidental han perdido, por término medio, doce puntos de apoyo electoral.

2. La fase dorada de la socialdemocracia europea se corresponde con el periodo 1950-1970. A partir de 1970 se produce un cambio paulatino y continuo. Son varias las razones que habitualmente se aducen para explicar la tendencia bajista: la crisis del petróleo de 1973, que pone en cuestión el modelo keynesiano de crecimiento; la ruptura del sistema de Bretton Woods (el dólar pasa a flotar libremente, abandonando la convertibilidad en oro); y el inicio de la libertad de movimiento del capital. Se sientan entonces las bases de un periodo de globalización en cuyo desarrollo estamos todavía inmersos.

3. Aunque la socialdemocracia europea pierde votos desde 1970, la tendencia se acelera a partir del siglo XXI. La década del boom económico estimulado por el exceso de crédito y deuda no supone un respiro para los partidos socialdemócratas, más bien al contrario. Y tras la crisis de 2008 el declive se vuelve mucho más rápido.

Cabría pensar que el descenso tan pronunciado en la fase final de crisis económica se debe fundamentalmente a los partidos socialdemócratas del sur de Europa, como PSOE y PASOK (el Partido Socialista portugués resiste bastante mejor y, de hecho, gobierna en la actualidad con el apoyo de las fuerzas a su izquierda). Sin embargo, en el centro y norte de Europa se observan experiencias muy llamativas de pérdida de músculo electoral: el SPÖ austriaco llegó a tener el 51% del voto en 1979 y hoy se encuentra en el 27%; el SPD alemán obtuvo el 46% en 1972 y hoy tiene veinte puntos menos, 26%; hasta el SAP sueco, que alcanzó el 50% en 1968, en la actualidad cuenta solamente con un 31% de apoyos.

En el gráfico siguiente se pone en perspectiva la evolución electoral del PSOE con respecto a la tendencia europea.

Se ve claramente que el PSOE sufre una caída prolongada después de alcanzar su máximo en 1982 (con un 48%), siendo las dos victorias de Zapatero en 2004 y 2008 una especie de paréntesis temporal. En cualquier caso, el PSOE estuvo por encima de la media europea durante el periodo 1982-2011, si bien el impacto de la crisis (y de la reacción de los socialistas ante la misma) ha sido tan enorme que en las últimas elecciones el PSOE aparece ya por debajo de la media europea.

Si nos centramos en los años de crisis, el PSOE es el partido socialdemócrata europeo que más ha caído después del PASOK. En 2009, el PASOK consiguió el 43,9% del voto, en 2015 tan sólo el 7%: la caída fue de 37 puntos porcentuales. En 2008, el PSOE ganó las elecciones también con el 43,9% de los votos, bajando en 2015 hasta el 22%, una caída de 22 puntos.

Teniendo en cuenta la tendencia a la baja de la socialdemocracia europea, el PSOE debe reflexionar sobre las experiencias exitosas de 2004 y 2008. En un contexto ciertamente negativo para este tipo de partidos, el PSOE consiguió entre 2004 y 2008 aumentar su base electoral tras cuatro años en el poder (cosa que no sucedió jamás en la atapa de Felipe González, marcada por un declive constante tras la victoria arrolladora de 1982). En la primera legislatura de Zapatero, el PSOE actuó al margen de las servidumbres mediáticas habituales y acertó con unas políticas arriesgadas que despertaron la complicidad del votante progresista. El electorado premió la osadía y el proyecto transformador del gobierno. Aquel espíritu desapareció rápidamente con la crisis económica: el PSOE hizo ajustes centrados casi exclusivamente en el gasto (apenas se tocó el ingreso), no mostró una actitud crítica hacia los poderes europeos y realizó reformas estructurales ortodoxas sin establecer mecanismos de compensación para los colectivos más perjudicados. De esta forma, como ya había sucedido en la etapa de González, el PSOE quedó como un partido consumido por una contradicción interna entre sus credenciales socialdemócratas y unas políticas económicas liberales. Y ahí sigue.

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Nota técnica: los 12 países seleccionados son Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Noruega, Portugal, Suecia y Reino Unido. En el caso de Bélgica he sumado los votos de los partidos socialistas (el valón y el flamenco) en los años en que se han presentado por separado. Irlanda ha quedado excluida por no contar con un auténtico partido socialdemócrata. También he excluido Italia por la complicación que supone que fuera el único país en el que el Partido Comunista fuese el partido dominante en la izquierda.

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