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Agotada, Cataluña deja atrás el 'procés' sin saber a dónde va

Cataluña ha hablado. Con una participación que no llega al 58%, en la parte baja del histórico de movilización, la sociedad catalana está enviando un mensaje de hartazgo. Cuánto hay de cansancio propio y cuánto similar al que pueda haber en otras partes de España está por analizar, pero el primer mensaje es nítido.

En este clima, los catalanes y catalanas han decidido pasar página del procés. La pérdida de 13 escaños de ERC y de 5 de la CUP no se compensa ni de lejos con los 3 que ha recuperado agónicamente Junts, ni aún sumando los 2 de la ultraderechista Alianza Catalana. Un hito histórico si se tiene en cuenta que el mínimo de escaños independentistas, lo obtuvieron en 1999 con 68 diputados, una mayoría ajustada, pero mayoría. Es, por tanto, la primera vez en 40 años, desde 1984, que el independentismo no tiene la mayoría. Cabe pensar que su electorado, desengañado, decidió quedarse en casa o, en algunos casos, optar por otras fuerzas más pragmáticas como el PSC. Las postelectorales lo dirán. No obstante, a la luz de las declaraciones de Puigdemont, parece que no se da por vencido. ¿Está planteando un tripartito de PSC, ERC y Junts, o incluso una abstención del PSC para darle el Govern, como forma de garantizar la estabilidad de Sánchez en Moncloa? ¿Está intentando convencer a ERC de que lleve la situación al bloqueo?

Por el lado no independentista, tanto PP como PSOE obtienen notables subidas, e incluso Vox mantiene su representación. La pérdida llega del lado de los Comunes, algo especialmente notable en un territorio donde solían ser fuertes.

La política de desinflamación de Sánchez ha dado muy buenos resultados. Dicho lo cual, el PSC debe ser consciente, nada será fácil a partir de ahora. A Illa le toca lo más difícil: plantear un proyecto para Cataluña compatible con sus socios y capaz de ganar la confianza del conjunto de su país, independentistas incluidos

¿Es la salida un tripartito? Con los datos en la mano, es la única opción. Esquerra tiene, una vez más, la clave del gobierno. Su histórico es complejo, dado que de los dos tripartitos en los que participó salió perdiendo votos, y tanto su electorado como sus dirigentes están divididos sobre qué hacer. Les costará decidir en un momento que coincidirá también con la fase final de aprobación de la amnistía y el comienzo de su aplicación por parte de los tribunales. Por lo pronto, durante la campaña, Aragonés explicitó sus tres condiciones para pactar: referéndum, cupo y medidas para reforzar el estado de bienestar incluyendo la defensa y fortalecimiento de la lengua

Cataluña ha enviado otro mensaje que hay que saber leer. Lo ajustado de los resultados indica que no hay un proyecto claro de futuro. Illa ha tenido un importante éxito ocupando el centro del tablero. ¿Cómo hacer eso compatible con un apoyo, dentro o fuera del Govern, de Esquerra o los Comunes?

La política de desinflamación de Sánchez ha dado muy buenos resultados. Dicho lo cual, y el PSC debe ser consciente, nada será fácil a partir de ahora. A Illa le toca lo más difícil: plantear un proyecto para Cataluña compatible con sus socios y capaz de ganar la confianza del conjunto de su país, independentistas incluidos. 

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