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Noche de avisos

La de este domingo fue una noche de avisos, probablemente los últimos: el de la ultraderecha a Europa, especialmente en el eje franco-alemán; el que ha recibido el Gobierno de coalición en España; y el que los electores de nuestro país le han dado al espacio de Sumar y Podemos. 

La ultraderecha avanza en Europa, pero se queda lejos de comprometer esos acuerdos tácitos entre socialdemócratas y conservadores en los que se ha cimentado la Unión tradicionalmente. Los más castigados, liberales y verdes, es posible que se hayan desangrado a favor de los partidos que encabezan el bloque conservador y el progresista, lo cual señala una enorme división entre izquierdas y derechas y un aglutinamiento de voto en los partidos mayoritarios. Dos posibles coaliciones en Europa son ahora matemáticamente viables, y la pelota rueda en el tejado de los conservadores no ultras. ¿Mantendrán la alianza con los socialdemócratas y liberales (o verdes), optarán por aliarse con la ultraderecha, o aplicarán la famosa geometría variable llegando a acuerdos con unos y otros? La respuesta, sólo el Partido Popular Europeo la sabe. 

Si bajamos un peldaño el análisis, y fijamos la mirada en cada uno de los Estados miembros, salta a la vista la sacudida que sufre el eje franco-alemán. El avance de Reagrupamiento Nacional francés suma más apoyos que la formación de Macron y el Partido Socialista –renacido– juntos. Tanto, que Macron tardó menos de una hora desde que se conocieron los sondeos para anunciar la disolución de la Asamblea Nacional y convocar legislativas en plenas olimpiadas. Si el triunfo de Le Pen fuera de esa magnitud, el terremoto en Francia y por tanto en Europa sería de mayor dimensión que lo vivido anoche. Por otro lado, se confirma que en Alemania los verdes se desangran, el SPD baja ligeramente y Alternativa por Alemania se sitúa como segunda fuerza. Pero no se deben hacer análisis simples. La posición y la cercanía de la guerra en Ucrania han pasado factura a las formaciones de gobierno, y se confirma que el miedo y la tensión es un excelente caldo de cultivo para los ultras.

Los partidos que apoyan al Gobierno han perdido entre todos 8,69 puntos, y los que están en la oposición han ganado 10,54. Es cierto que las elecciones europeas tienen siempre un porcentaje importante de “voto gamberro” y castigo a quienes gobiernan, pero este aviso no puede dejar indiferente a la coalición progresista

No obstante, más allá de elementos tan llamativos como los señalados, no se puede hacer tábula rasa. La ultraderecha avanza en los países centrales de la UE, pero baja en Finlandia, un país que comparte frontera con Rusia, en Portugal quedan muy por debajo de lo que esperaban, en otros países reducen su representación… De la misma manera, los verdes bajan en buena parte de países pero suben en Dinamarca. Todo esto es una prueba más de la ausencia de una sociedad europea que se entienda como tal. Lo que vimos anoche fue el reflejo del estado de ánimo de cada Estado miembro y aunque la teoría diga que no –y los politólogos lo repitamos con entusiasmo–, la intención de los europeos y europeas cuando elegían la papeleta para el Europarlamento estaba muy ajena a los asuntos comunitarios.

¿Y en España? Mucho me temo que, aunque los manuales digan lo contrario, es inevitable hacer una lectura de los resultados en clave nacional. Con 49.20% de participación, el Partido Popular gana al PSOE por dos escaños y cuatro puntos. Teniendo en cuenta la desaparición de Ciudadanos, si se suman los votos de PP y la formación naranja en la anterior convocatoria, ahora han perdido 220.000 votos y ganado algo menos de tres puntos. Sumar gana el pulso con Podemos por la mínima pero queda fuera el candidato de IU, lo que puede tener repercusiones importantes en ese espacio político. Los partidos que apoyan al Gobierno han perdido entre todos 8,69 puntos, y los que están en la oposición han ganado 10,54. Es cierto que las elecciones europeas tienen siempre un porcentaje importante de “voto gamberro” y castigo a quienes gobiernan, pero este aviso no puede dejar indiferente a la coalición progresista.

Las advertencias están ahí. Paulatinamente, la Europa unida va encaminándose por una senda llena de incertidumbres y sombras. Este domingo no se produjo la catástrofe que algunos temían, pero se han encendido las luces de alarma. 

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