Muy fan de...
Muy fan... de Blesa
Miguel Blesa de la Parra, banquero elegante donde los haya, la que has liado. Media España, o quizás más, festejando que el pasado viernes durmieras en prisión. Claro, con la necesidad que tiene la gente de celebrar cosas, que ni Eurovisión nos da tregua... Muchos tienen ganas de coger acento islandés para poder decir aquello de que empiezan a entrar a la cárcel los culpables de la crisis.
Cierto es que el subidón general fue visto y no visto. La alegría dura poco en la casa del pobre, decía mi abuela. En un periquete, reuniste los dos millones y medio de fianza que te pedía el juez, que para eso tienes buenos amigos que se pasaron la mañana buscando suelto en los bolsillos de sus abrigos de cashemere , con tal de que pudieras ver en casa la final de la Copa del Rey, como un ídem.
Dicen los que te conocen que tienes un irónico sentido del humor y me lo creo. Hace falta ser muy irónico para estar implicado en asuntos turbios de money, money, siendo como fuiste inspector de Hacienda, vigilante de la honradez del contribuyente. Fue, precisamente, en esas oposiciones a inspector, donde te hiciste amigo de don José María Aznar, oh yeah.
Qué tierna estampa, pupitre con pupitre en la Academia CEU de Madrid, os imagino a los dos tan colegas. Quién sabe si en algún examen le pedirías a José María que te dejara ver alguna de sus respuestas y si él te acercó solícito el folio de El galgo mientras te animaba generoso: “Mire usted, mire usted”. Porque tu compañero te apreciaba mucho, Miguel, que te buscó un curro guay al frente de Caja Madrid y hasta te invitó a la boda de su hija, y a ese acontecimiento, ya sabes, fueron sólo los escogidos entre lo mejor de lo mejor.
¡Qué tiempos aquellos en que paseabas tus trajes impolutos por el mundo con ese aire de “soy banquero ¿a que molo?” Pero claro, las cosas han cambiado, ahora España está en crisis y el ciudadano, muy poco comprensivo, ve un banquero y se le ponen los ojos rojos, como los números de la cuenta corriente.
Y claro, siendo vos quien sois, uno de los que definen como hinchadores de la burbuja inmobiliaria que nos ha estallado en la cara; tú, que abriste nuevas oficinas a tutiplén a fuerza de crédito hipotecario a particulares y promotores; tú, responsable de inversiones de presunta dudosa naturaleza como la de la compra del City National Bank de Florida que, según dice el magistrado Silva, podría haber provocado pérdidas de 500 millones de euros en la entidad, te convertiste en un símbolo casi místico de justicia poética al protagonizar esa escena tan peliculera: “Un pez gordo entrando en prisión, está pasando”.
Muy fan también de tu salida del trullo, vestido casual con vaqueros camisa y jersey verde –color corporativo de tu pasado– y a bordo de un utilitario, con una ejemplar sencillez. ¡Tú que estabas acostumbrado a que te llevaran en un BMW de 510.000 euros del ala que, seguramente, en vez de ambientador de pino desprendería aroma a Egoíste de Chanel! Y eso que, según dijiste, ese pedazo de buga blindado no era la cosa más cómoda del mundo –es natural, cuando uno se acostumbra a lo bueno, a todo le saca defectos–. Hay que reconocer que estuviste inmenso en tu interpretación del hombre cotidiano a las puertas de la cárcel de Soto del Real.
Hay quien critica el auto, no el coche en el que te sacó tu abogado sino el auto del juez y su drástica decisión de encarcelarte. Bueno, ya sabes que cualquier resolución judicial se presta a múltiples interpretaciones. Le sorprendió, por ejemplo, a uno de tus exconsejeros, José María Martínez, de CCOO, uno de los que formaron parte de tu etapa feliz, esa en la que los miembros del consejo de administración vieron cómo se multiplicaban los fondos de los que cobraban por asesorar con su sabiduría. Lástima que estuvieran tan desacertados, nos ha costado la broma 23.000 millones de euros.
Ahora, superado el espejismo popular de ver a un banquero dando vueltas por el patio de la cárcel, toca esperar a que la Justicia haga justicia –valga la redundancia– mientras los ciudadanos hacen equilibrios para no perder su casa o para reponerse del atraco de las preferentes... ¿te suena? Es el deporte de moda en las calles españolas, pero no creo que lo conozcas, tú estarás más puesto en paddle.
Veremos ahora si puedes seguir adelante con tus planes de boda, planeada para el 8 de junio. Por cierto, en la cárcel del amor, ingresas voluntariamente, piénsatelo... De ser así, disfruta de tu despedida de soltero y pásalo bien en la luna de miel, que sé que eres un gran viajero. Aunque no te voy a engañar, no son pocos los que desearían verte a ti y algunos de tus colegas haciendo el gran viaje que va del banco al banquillo, aunque sea en el BMW ese que no te acaba de convencer.