... Que hace el mundo más grande

No me gusta el cine de terror. Bueno, no es que no me guste, en realidad, disfruto del sufrimiento en la sala, el problema es que soy incapaz de dejarme en la butaca lo que he sentido. Cuando encienden las luces, cojo el terror, me lo llevo a casa y lo meto en mi cama. 

Mi capacidad de sugestión es tal, que los efectos de una buena película de miedo pueden permanecer activos durante años –tiemblo cada vez que Regan charla del revés con el padre Karras–. Así que, para evitar disgustos, no consumo el género de terror, salvo alguna cosa, el otro día vi la “toma de posesión infernal de Trump”, pero claro, eso no es cine… 

Una película que me ha enamorado últimamente es Casa en Flames, esa delicia que ha dirigido Dani de la Orden y que ha seducido a millones de espectadores. Una de esas historias en la que quieres quedarte a vivir, aunque te pellizque. Una mezcla perfecta de dulzor y acidez, con la interpretación sobresaliente del reparto al completo, mención especial para Enma Vilarasau, “Montse”, esa madre… esa mujer. 

La hoja de ruta del viaje emocional que hacemos junto a esa familia en Cadaqués, la firma Eduard Sola, GUIONISTA. Sí, los guionistas existen, pero se habla tan poco de ellos y de ellas, que habrá quien piense que los autores de las historias que nos fascinan son una leyenda urbana, como la muerta de la curva. Una vez han entregado su montón de palabras escritas, se esfuman: “en ese estreno desaparecí yo”.

Hay tanta filmografía familiar que parece imposible que alguien pueda todavía sorprendernos con una nueva mirada, pero Eduard Sola lo ha hecho. Y lo ha bordado

Eduard Sola, gran guionista, ha escrito una historia magnífica. Tan llena de matices diferentes como ese cajón de la casa familiar en el que puedes encontrarte un mechero, dos pilas, un boli con la fecha grabada de un bautizo y una piza de tender… Y lo ha hecho de un modo espléndido, con esa fuerza insuperable que tiene el humor de fondo para relatar el drama. 

¡Cuántas películas se habrán hecho en la historia del cine en torno a la familia! Desde El Padrino a La familia Addams pasando por Agosto o Cinco lobitos”, hay un sinfín de retratos cinematográficos del clan, ese conjunto de seres humanos que pueden estar fuertemente vinculados, terriblemente distanciados o ambas cosas a la vez. Ese que nos arropa y, a veces, nos asfixia. 

Hay tanta filmografía familiar que parece imposible que alguien pueda todavía sorprendernos con una nueva mirada, pero Eduard Sola lo ha hecho. Y lo ha bordado.

El pasado sábado, el autor recogió el premio Gaudí de la Academia de Cine de Cataluña. Y si es brillante relatando la ficción, la vida real ni te cuento... Eduard habló de su familia, nada que ver con la que nos dibuja en su guion: 

“ En casa somos orgullosamente charnegos. Si mi abuelo era analfabeto y yo me dedico a escribir, es porque algo ha pasado y eso se llama progreso (…) Si estoy aquí delante recogiendo un Gaudí, no es gracias solo a mí, sino a la escuela pública (…) Si yo me dedico a escribir, es que algo estamos haciendo bien.” 

Dice Sola que hizo el discurso desde “el yo”, desde la experiencia de su familia, pero yo creo que hizo un discurso desde el “nosotros”. Con intención o sin ella, lo que le salió del corazón es un discurso universal

Ahora, además de darle las gracias a Eduard Sola por poner su talento en Casa en flames, Querer, La Virgen Roja y en tantas otras creaciones… tengo que dárselas por regalarnos –en días como estos– palabras que hablan de hacer el mundo grande de nuevo, great again, palabras que nos llevan de vuelta al progreso.

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