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Cenar antes de morir bajo las bombas

Fue este martes durante el pleno del Ayuntamiento de Madrid cuando el alcalde, José Luis Martínez Almeida, mostró unas fotografías de Hamás y acusó al presidente del Gobierno de ser equidistante con el conflicto en Oriente Medio y de hacerle guiños a los terroristas de quienes, afirmó, es su nuevo mejor amigo. 

Una acusación muy grave que también ha lanzado estos días la presidenta de la Comunidad de Madrid. Ayuso ha señalado a Pedro Sánchez por “comprar el relato de Hamás” y ha llegado a decir que "avergüenza a Netanyahu con sus clases de moralina" por denunciar el asesinato de civiles en la Franja. El Gobierno español quiere, sostiene la líder madrileña, levantar un muro contra Israel, Occidente y Estados Unidos.

En la cumbre del PP europeo celebrada en Barcelona, el líder de los populares elevó incluso más el tono. Alberto Nuñez Feijóo censuró a Sánchez por haber originado un conflicto diplomático y le recriminó ser el primer ministro europeo en conseguir ser aplaudido por Hamás, Bildu y los CDR. Nadie niega a estas alturas que, si alguna vez lo hubo, ni rastro queda ya de aquel Feijóo moderado que llegó a la capital para reflotar el partido.

Cualquiera que haya escuchado las declaraciones del presidente del Gobierno en las últimas semanas sabrá que, sin medias tintas, ha condenado los ataques terroristas del 7 de octubre. Pero el PP ha encontrado una nueva arma arrojadiza con la que desacreditar al Ejecutivo. Estrenó Pedro Sánchez legislatura con una visita oficial a Israel y, desde el paso fronterizo de Rafah en Egipto, ante los medios de comunicación, se atrevió a decir que la matanza de la población gazatí por parte del ejército israelí es "completamente inaceptable" y que la solución al conflicto pasa por el reconocimiento de los dos Estados. Una postura que el primer ministro belga, allí presente, también defendió.

Israel tachó de vergonzosas las palabras de Sánchez y Hamás dijo que era una postura clara y audaz. Escuchando lo que dijo el presidente la pregunta es obligada: ¿Hay, acaso, otro posicionamiento moralmente razonable que no sea el de condenar los ataques de Hamás del 7 de octubre a la vez que se denuncia el exterminio de la población gazatí? Quien no piensa así, ¿considera entonces que las vidas israelíes valen más que las palestinas? ¿Cómo defender si no otra postura? 

A nivel internacional otros líderes también han apostado por la vía del reconocimiento del Estado palestino (en la Unión Europea hay 9 países que ya lo hacen) y Bruselas ha calificado de violación del derecho internacional los asentamientos de colonos en territorios palestinos. Mientras, aquí el PP insiste en sus ataques y Feijóo le pide coherencia al presidente del Gobierno. Una coherencia de la que él no ha hecho gala. No lo hizo en 2014 cuando el Parlamento gallego, que él presidía, aprobó una declaración institucional que abogaba por el reconocimiento de Palestina como sujeto de derecho internacional. Tampoco lo ha hecho en el presente. Si buscamos en el programa que presentaron los populares en las elecciones del pasado 23 de julio señalaban ese mismo camino (lo pueden ver aquí, punto 329). La explicación a esta doble vara de medir parece evidente.

En el PP han subido tanto los decibelios que el ruido es insoportable. Y ese ruido solo favorece la antipolítica: la desinformación, las medias verdades y las fake news. No es casual ni improvisado: el objetivo es deteriorar el debate público, imponer agenda y relato. Y quien peor sale parada es la propia democracia. Es el trumpismo del que antes solo hacía gala la ultraderecha asentado ya como eje argumental de la derecha. El de “España se rompe” tras el acuerdo con los independentistas catalanes. El de Sánchez quiere rendir por sed a la Comunidad de Madrid o el que le acusa de ser producto de un fraude electoral a pesar de haber sido elegido legítimamente en las urnas. Y el que, en un ejercicio de frivolización absoluta, compara la situación de Gaza con Cataluña.

En la derecha han subido tanto los decibelios que el ruido es insoportable. Y eso solo favorece a la antipolítica: la desinformación, las medias verdades y las 'fake news'. No es casual ni improvisado, quieren imponer agenda y relato

Después de un mes y medio de brutal asedio en la Franja han sido asesinadas más de 14.800 personas. 6000 son niños y niñas. 4000 mujeres. Gaza ya no es una ratonera, ahora es un cementerio a la vista de todo el mundo. El horror lleva cuatro días en pausa -al menos no están siendo bombardeados- por una tregua que ha permitido el intercambio de rehenes y prisioneros. Un alto el fuego insuficiente para la UE porque como definió, de manera muy precisa, Josep Borrell: "No tiene mucho sentido dar de cenar a alguien si va a morir al día siguiente bajo las bombas". Relean la frase. Es demoledora. Que el ruido con el que intentan distraernos no nos impida ser conscientes de la realidad.

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