'Sí es sí', las víctimas también escuchan el debate

La proposición para reformar la ley del solo sí es sí no va a ser rápida y a estas alturas de la confrontación en la coalición no sabemos si el PSOE llegará a un acuerdo con los socios de investidura o acabará aceptando los votos del PP. Hay muchos riesgos de blindar el consentimiento por la derecha, pero si la reforma lo mantiene en el centro de la ley, los daños colaterales serán políticos. Y en política las rupturas no son permanentes y todo puede volver a su sitio. De eso se trata, de una rectificación que proteja a las víctimas y si es posible no se lleve por delante al gobierno que ha aprobado una ley integral necesaria y en deuda con las mujeres. 

El PSOE deberá medir las consecuencias de sacar la proposición de ley con el PP. Hacerlo significa desacreditar a Irene Montero. Para quien esto sea lo de menos, también desautoriza a todo un ministerio y la necesidad de su existencia. El PP no ha tenido nunca una cartera de Igualdad. Si la reforma de la Ley de Libertad Sexual se puede hacer únicamente desde el ministerio de Justicia, el mensaje es que no necesitas uno propio. El PSOE defiende que la proposición blinda el consentimiento. Sin embargo, el PP no defiende un "sí es sí" que impregne toda la ley. Claro que el consentimiento existe en leyes anteriores, pero no como ahora. A numerosos juristas conservadores les parece una vulneración del derecho de presunción de inocencia del agresor. 

La defensa del consentimiento no es ideológica, es una visión que refuerza la protección de las víctimas reduciendo lo que se conoce como el infierno probatorio. Las leyes antiterroristas se articularon y evolucionaron para que las víctimas de ETA no se sintieran desprotegidas. Las leyes contra la violencia de género deben hacer lo mismo. Todos los estudios y cifras de observatorios han demostrado la dificultad de las mujeres para denunciar al agresor y demostrar el maltrato. Desde ese 83% de las víctimas que no presenta lesiones a los hechos probados en cientos de sentencias. Y el PP no conoce la dificultad de articular jurídicamente el consentimiento o la intimidación porque nunca ha impulsado una Ley contra la Violencia de Género. 

La defensa del consentimiento no es ideológica, es una visión que refuerza la protección de las víctimas reduciendo lo que se conoce como el infierno probatorio

La reforma técnica del ‘sí es sí’ es necesaria, pero el debate no puede seguir teniéndose en público en estas condiciones. Desde que estalló el choque más grave en la coalición la noche del domingo —con la publicación del texto del PSOE—, nadie parece percatarse de que las víctimas también están escuchando. Se ha dicho de todo. De la vuelta al Código Penal de La Manada a los insultos a la ministra Montero. Pilar Llop fracasó en su obligación de explicar la reforma y rebajar la alarma social con declaraciones desafortunadas: El robo no está menos penado que una agresión sexual y "una herida" no es la única prueba para demostrar la violencia.

El PP, aun siendo oposición, tiene la misma responsabilidad cuando dice que “el Gobierno está poniendo en riesgo a 400 mujeres”, en palabras de Elías Bendodo. No son 400 excarcelaciones, lo primero. De la treintena de salidas anticipadas de prisión, no se puede decir en público a esas mujeres que están en inminente peligro. Lanzar ese mensaje por televisión es irresponsable y temerario. Con rebaja o sin ella, los agresores pasan un test psicotécnico para evaluar la posibilidad de reincidencia, tienen alejamientos e Igualdad ha ofrecido pulseras telemáticas. Si creen que lo están, la obligación del PP es comprobar esos test psicotécnicos de las Juntas de tratamiento de prisiones.

La propia confrontación descarnada de las visiones técnicas genera inseguridad jurídica en las víctimas. La restauración de la ley, la rectificación para frenar los posibles daños en el futuro, tiene que debatirse con el respeto que merecen el feminismo y las mujeres que han pasado y pasan por ese infierno. Recordemos las cifras de Interior: más de 71.000 mujeres están dentro del paraguas de protección del Sistema Viogen, 726 lo están en alto riesgo. 

La reforma del sí es sí está empotrada ya en la cercanía electoral y el recolocamiento de la propia campaña. Si Pedro Sánchez decide sacar adelante la proposición con el PP frenará solo en parte los ataques de la derecha de cara a las autonómicas. Y hay un riesgo muy alto de dejar tocado el bloque de coalición, de abrir la puerta a la ruptura y salida de Podemos del ejecutivo. Es muy probable que la coalición se juegue en el Congreso con la reforma del sí es sí y las leyes pendientes. Pero todo el ruido, toda la discusión política para hacer mejor la ley, no puede olvidarse de que las víctimas también nos escuchan. 

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