Telepolítica

La importancia de lo posible

Existe una significativa parte de los votantes cuyas ideas no son lo bastante firmes como para prefijar el sentido de su voto. Acaban por decidirse en el último tramo de la campaña influidos por una diversidad de factores. Uno de los más determinantes es el de dar el máximo valor a su voto. Se trata de electores que apuestan por apoyar una opción creíble, alcanzable y ganadora. En este caso, la apuesta por lo posible siempre pesa más que el apoyo a lo manifiestamente inalcanzable.

Las últimas encuestas publicadas estos días empiezan a abrir escenarios diferentes a los conocidos hasta ahora. Aún falta mucho tiempo para llegar al 28 de abril, pero de mantenerse las tendencias actuales, el PSOE podría aspirar ahora a congregar una mayoría que no necesitara de los votos de los independentistas catalanes. La fragmentación de la derecha parece consolidarse, mientras el crecimiento de los socialistas sigue asentándose poco a poco.

Según empiezan a apuntar algunos sondeos, la suma de apoyo a un Gobierno de Pedro Sánchez podría llegar a completarse hacia la izquierda junto a Unidas Podemos y al PNV. Aunque políticamente resulta difícil de asumir hoy en día, las matemáticas también podrían llegar a permitir una mayoría absoluta del PSOE junto a Ciudadanos y al PNV. Es evidente que son sólo especulaciones, pero no es menos cierto que empiezan a entrar dentro del campo de lo posible combinaciones que hace apenas dos o tres semanas hubieran resultado inimaginables.

En una campaña electoral, las expectativas forman base importante de las claves para entender el voto de los indecisos. Hay siempre un porcentaje de electores que al no tener clara su opción, acaban por apoyar alternativas pragmáticas que le den utilidad a su voto. El problema es que este tipo de impulso puede tener diversas y hasta opuestas alternativas. La derecha pedirá a los indecisos que reaccionen e impidan un posible gobierno condicionado por Puigdemont. Los seguidores de UP intentarán que sus seguidores no les abandonen para garantizar que el PSOE tenga una fuerte presión para no abandonar las políticas de izquierda. La novedad de esta semana es que Pedro Sánchez puede empezar a pedir el apoyo, sin parecer un visionario, para consolidar una mayoría que pueda dar paso a un gobierno sin acuerdo alguno con el independentismo radical.

En el mundo independentista catalán se ha producido también otro llamativo movimiento este pasado fin de semana. La imposición de Puigdemont de su modelo rupturista, frente a los sectores más pragmáticos del PDeCat, tiene significativas consecuencias. En primer lugar, aclara la voluntad del expresident de buscar el colapso del parlamento español, forzando un panorama de ingobernabilidad a no ser que pase por la aceptación de sus exigencias. Nadie puede creer ya que con Puigdemont pueda llegarse a un acuerdo de gobernabilidad en Madrid. La amenaza de un gobierno de Pedro Sánchez pactado con Puigdemont es difícil de creer hasta por el votante de Vox más encendido.

Llama la atención la reiterada actitud de Puigdemont, que parece empeñado en impedir cualquier tipo de avance en el conflicto que pueda llevar a una normalización de la vida cotidiana en Cataluña. Es inevitable pensar que su única alternativa es la de preservar la relevancia de su papel por encima de todo y su comprensible deseo de evitar la cárcel como sea. Sabe que cualquier acuerdo le dejaría en un limbo vital y legal difícil de llevar desde su aislada residencia de Waterloo.

La anunciada posición intransigente del independentismo radical abre por otro lado dos novedades respecto al actual panorama político. En primer lugar, si los tres presos que parece que van a encabezar las listas de Barcelona, Lleida y Tarragona (Sánchez, Rull y Turull) no llegaran a recoger su acta haría bajar la cifra necesaria para alcanzar la mayoría absoluta. En un escenario tan ajustado como el que se vislumbra cada voto puede acabar siendo decisivo. Por otro lado, esta apuesta por el boicot quizá pueda animar a votantes que desean un avance de la situación de bloqueo permanente a ir a las urnas a buscar alternativas que apuestan por vías de salida y no por muros infranqueables.

La frontera entre lo posible y lo imposible en la política española es cada vez más difusa. Sin embargo, la percepción de estar en uno u otro territorio puede ser clave en un proceso electoral. Los partidos van a dedicar buena parte de sus energías a convencernos en las próximas semanas de que aquello que nos muestran son realidades alcanzables y no efímeros espejismos.

Más sobre este tema
stats