Los nietos y la democracia

Voy caminando por los recuerdos de Buenos Aires hasta llegar a la calle Guido con Rodríguez Peña. Una cola muy larga de gente espera ante la puerta del Consulado de España. Las oficinas trabajan sin descanso de 8 de la mañana a 8 de la tarde. Se atiende a más de 1200 personas al día: registros de nacimiento, defunciones, visados, renovación de pasaportes y trámites para la obtención de la nacionalidad. El río de las hermandades cotidianas entre España y Argentina aumentó mucho su corriente administrativa cuando la Ley de Memoria Democrática reconoció el derecho a la nacionalidad española de los herederos del exilio. La llamada Ley de Nietos ha interesado a miles de personas desde que se aprobó en 2022.

El Cónsul Fernando García Casas me ha invitado a visitar las oficinas. Es amigo mío desde que, siendo Secretario de Estado de Cooperación Internacional, me facilitó en Santiago la consulta de los documentos de Carlos Morla Lynch, el diplomático chileno amigo de Federico García Lorca y Miguel Hernández. La amistad se contagia, igual que las antipatías, a través de los acontecimientos y las huellas de la vida. Fernando me enseña ahora algunas fichas de los años 40, conservadas en el consulado español de Buenos Aires, un gran consulado. María Teresa León Goyri, inscrita al nº 38.132, calle Las Heras, 3783. Rafael Alberti Merello, misma dirección y mismo número. Clara Campoamor Rodríguez, nº 11.886, calle Maipú, 987. Rosa Chacel Arimon, nº 22.586, calle Ecuador, 1536. Nicolás Sánchez-Albornoz… Su ficha tiene ya el número 150.093.

Los documentos se humanizan cuando pasan del número de registro a los domicilios y las fechas. El de Nicolás se selló un 24 de diciembre de 1954. Aunque se tratase de una Nochebuena en el exilio, supongo que sería más feliz que las soportadas entonces en las cárceles del franquismo que él conoció en su juventud. Si pasamos de las fechas a las fotos, los documentos se humanizan mucho más pese al frío burocrático. Vemos los rostros de personas que miran con ojos serios al futuro bajo una memoria que late en la seriedad melancólica y orgullosa de su firmeza. Me detengo por un momento en cada rostro para colocar sus episodios, sus libros y sus compromisos de entonces.

El poder más mezquino envenena las palabras, las vacía, las pervierte, para generar discursos de odio. No me preocupa la amistad entre España y Argentina, sino las dinámicas mundiales que quieren dejar la palabra democracia más vacía que un piso de alquiler

No fue fácil la vida de los exiliados en Argentina, pero las reticencias y las incomodidades oficiales no pudieron evitar la solidaridad de dos pueblos hermanos, amistad representada, por ejemplo, para Rafael y María Teresa por el abrazo de Raúl González Tuñón y Amparo Mon. Así son las cosas. El circo montado en Madrid por el presidente Milei con la extrema derecha puede agitar por unos días el oleaje virtual que hoy baña las orillas de la comunicación, pero no va a alterar una hermandad de dos pueblos consolidada por muchos seres humanos a lo largo de los años. La larga fila de argentinos que esperan la nacionalidad española en las puertas del consulado así me lo demuestra, al ponerle presente y sentimiento humano a la melancolía fotográfica de los documentos.

Los españoles de mi edad vivimos una situación parecida, aunque la historia se daba la vuelta. En los inicios de nuestra democracia, llegaron numerosos argentinos huyendo de la sangrienta represión de la dictadura de Videla. Buena parte de mis recuerdos más enriquecedores tienen que ver con la amistad argentina que forjé en las calles de la democracia española. El joven que yo era pudo escuchar las reflexiones sobre “Las palabras violadas” que Julio Cortázar pronunció cuando se reunió en Madrid la Comisión Argentina de Derechos Humanos el 26 de marzo de 1981. El poder más mezquino envenena las palabras, las vacía, las pervierte, para generar discursos de odio. No me preocupa la amistad entre España y Argentina. La pongo fuera de toda duda. Me preocupan las dinámicas mundiales que quieren dejar la palabra democracia más vacía que un piso de alquiler.

La Ley de Nietos cumplirá sus plazos en octubre del 2025. Sería bueno ampliarlos. Es la mejor respuesta de amistad ante las invitaciones al odio que nos propone la extrema derecha. Además, pensar en los nietos es hoy también pensar en la democracia.

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