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Luces Rojas

La teoría monetaria moderna y la lucha de clases

Ángel Carrasco Fernández

La teoría monetaria moderna (TMM) es una teoría económica postkeynesiana que detalla los procedimientos y las consecuencias del uso de la emisión de dinero por parte del gobierno. Cuando un gobierno tiene soberanía monetaria es el proveedor monopolista de su moneda y puede emitir moneda de cualquier denominación en formas físicas y/o no físicas. Como tal, el gobierno tiene capacidad para pagar por las cosas que desea adquirir y para cumplir con los pagos futuros prometidos, así como para proporcionar fondos a otros sectores. Por lo tanto, la insolvencia y la quiebra del gobierno no son posibles, ya que siempre podrá pagar.

Lógicamente, con esta definición prácticamente nadie podría lograr comprender la TMM y las implicaciones que puede tener su aplicación por parte de cualquier gobierno. No es el objetivo de este artículo explicar en detalle esta teoría, ya que no soy ningún experto en economía y además ya hay varios artículos que lo hacen en bastante profundidad por parte de sus máximos exponentes a nivel mundial: Randall Wray, Bill Mitchell y Warren Mosler, así como en nuestro país por Eduardo Garzón, Jorge Amar y Stuart Medina, entre otros.

Conocí la TMM en Atenas durante una conferencia sobre la salida del euro en 2013, donde varios miembros de la plataforma italiana EPIC (Economia Per Il Cittadini) me explicaron cómo la TMM cambiaba el paradigma y la forma de entender el sistema, poniendo la creación de empleo como criterio a maximizar por encima incluso del beneficio económico. Con este cambio de objetivo por parte del Estado nace la propuesta de establecer un programa de Trabajo Garantizado y la idea de que aunque no haya empleo, eso no quiere decir que no haya trabajo.

Este cambio de paradigma y la caída de los mitos neoliberales sobre la inflación y la deuda hacen que la implantación del trabajo garantizado (aplicación práctica de la TMM) en cualquier Estado capitalista con soberanía monetaria acabe con el ejército industrial de reserva del que hablaba Marx como condición necesaria y estructural por parte del sistema capitalista para controlar a la clase obrera.

Por tanto, desde un enfoque marxista, evidentemente práctico como no puede ser de otra forma, la TMM puede ser un elemento fundamental dentro de la lucha de clases para la emancipación de la clase obrera. Aún sin destruir ni pretender acabar con el capitalismo, la aplicación del Trabajo Garantizado permite de una forma brillante acabar con el desempleo estructural y podría ser el primer paso para variar de forma sustancial las relaciones de producción de forma análoga a como cambiaron al pasar de la sociedad feudal a la sociedad capitalista, pasando a ser la clase explotada proletarios en lugar de siervos. Quizá esto sea una exageración y estemos al nivel de una conquista social como la jornada laboral de ocho horas, nada desdeñable por otro lado.

Obviamente la aplicación de la TMM no supone el fin de las clases sociales donde no existen explotadores y explotados y por tanto no puede considerarse como una teoría revolucionaria. Aunque este cambio en las relaciones de explotación supone un cambio cualitativo en las condiciones objetivas de nuestra clase para conseguir su emancipación mediante las siguientes conquistas:

  • El Estado fijaría de forma efectiva el salario mínimo, de forma que no existiría ningún trabajador que cobrara menos puesto que siempre le quedará la posibilidad de rechazar una oferta inferior del sector privado y conseguir un empleo en el programa de Trabajo Garantizado que le permita mantener las condiciones mínimas de subsistencia.
  • Reforzaría actividades económicas y sociales que hoy día están insuficientemente dotadas (educación pública, sanidad pública, investigación y desarrollo, dependencia, actividades culturales y deportivas) mejorando la calidad de vida para la clase trabajadora. Estas actividades no deben sustituir nunca las tareas que ya realizan los trabajadores del sector público, sino apoyarlas de forma complementaria.
  • El Trabajo Garantizado daría visibilidad a los trabajos asumidos habitualmente por las mujeres que, al ser reconocidos y remunerados, contribuirían a erosionar la tradicional división sexual del trabajo, facilitando la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y asegurando la igualdad salarial.

La izquierda tiene problemas para entender el potencial de la soberanía monetaria quizás porque no haya evolucionado y no haya cambiado los esquemas mentales que eran válidos hasta 1971 con el Sistema de Breton Woods y el patrón oro. El sistema económico mundial permite desde entonces a los Estados crear su propio dinero sin ningún tipo de obstáculo técnico más allá de hacer un simple click en un ordenador.

Este cambio supone una nueva realidad y es nuestra obligación adaptarnos sí queremos transformar la sociedad. La TMM permite a los que deseamos caminar hacia el socialismo encontrar una falla en el sistema, que además es fácilmente entendible y asumible por los sectores no concienciados de nuestra clase y que puede permitir la acumulación gradual de fuerzas del proletariado. Así podemos lograr una victoria que cambie sustancialmente las condiciones de vida de nuestra clase permitiéndonos continuar con esa labor de concienciación con la vista puesta en el socialismo.

Es el triunfo del neoliberalismo como una fase más avanzada del capitalismo a lo que nos enfrentamos y es contra los mitos de la austeridad (reducción gasto público), liberalización del mercado (privatización de empresas públicas) que conlleva a la precarización de la clase trabajadora (paro y peores condiciones de los asalariados) a los que debemos vencer.

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Ángel Carrasco Fernández es ingeniero informático, miembro de la Asociación por el Pleno Empleo y la Estabilidad de Precios (APEEP), militante del PCE y concejal del Ayuntamiento de Torrijos por Ganemos Torrijos APEEP

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