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90 años del voto de la mujer y otros tantos de ataques a la verdad

Rafi Crespín

Se cumplen 90 años de la aprobación del derecho al voto de la mujer en España. Un día como hoy, 1 de diciembre de 1931, se ratificó el artículo 36 de la Constitución que reconocía el sufragio Universal en nuestro país y que pudo ejercerse por primera vez en las elecciones generales de noviembre de 1933.

España se adelantó a otros países de nuestro entorno a la aprobación de este derecho. Francia, por ejemplo,  tardó 14 años más en reconocerlo y en Italia no se aprobó hasta 1945.

Nuestro país sigue siendo pionero en el reconocimiento de derechos y ejemplo para otros de leyes que han supuesto un avance de colectivos discriminados a los que tradicionalmente se han hurtado sus derechos.  

Estos derechos siempre se han logrado por el tesón de los progresistas y con la oposición de las fuerzas conservadoras. Y el PSOE ha sido fundamental en la consecución de todos ellos.

Es triste comprobar que los herederos ideológicos de los que se opusieron a este reconocimiento de un derecho de las mujeres, en lugar de reivindicar este logro de la sociedad española, intenten manchar con falsas polémicas el hito histórico que deberíamos reivindicar todos con orgullo. Eso sí que sería un gesto de patriotismo digno de ser ensalzado.

Por el contrario, la derecha se dedica a ensuciar la historia para intentar reescribir lo sucedido y, aprovechando la confusión generada, pretender confundir a la ciudadanía con sus bulos e insultar de paso a los que sí podemos reivindicar unas siglas y un pasado de defensa de los derechos de las mujeres.

El ahora autoproclamado director de orquesta del PP, Pablo Casado, como otros destacados líderes de la derecha y la ultraderecha, se han inventado que el PSOE no apoyó el voto femenino en 1931. Simplemente hay que acudir al Diario de Sesiones del Congreso para refutar esa insidia: el artículo en cuestión que reconocía el derecho de las mujeres a votar se aprobó gracias, entre otros, a los diputados del PSOE que aportaron la mitad de los votos que permitieron su aprobación.

El debate sobre el artículo 34 (que resultó aprobado como el 36 de la Constitución) se desarrolló los días 30 de septiembre y 1 de octubre de 1931. Y se aprobó el último día por 161 votos a favor frente 121 en contra según recoge el Diario de Sesiones del Congreso de esa fecha en su página 14.

No hay lugar a dudas porque figuran los nombres y apellidos de todos los que votaron: ningún miembro del PSOE votó en contra.

La discusión sobre el artículo 34, que finalmente se aprobó como artículo 36, se llevó a cabo en 2 días: el 30 de septiembre y el 1 de octubre de 1931. Durante esta última jornada se concedió el voto a la mujer aprobando el sufragio activo universal para los mayores de 23 años por 161 votos a favor (84 de diputados del PSOE) frente a 121 en contra, según se recoge en el Diario de Sesiones del Congreso de aquel día (pág. 14). No hay lugar a dudas porque figuran los nombres y apellidos de todos los que votaron: ningún miembro del PSOE votó en contra.

Buena parte del mérito de este logro lo tiene la diputada Clara Campoamor, una mujer valiente que con su empeño y buen hacer consiguió convencer a una mayoría de diputados suficiente. Son de justicia los homenajes dedicados y todo lo publicado donde se documenta fielmente su verdadero trabajo. Un ejemplo de ellas es “Clara Victoria”, el último libro de Isaías Lafuente donde arroja luz para despejar la oscuridad que sufrió durante años.  

Porque Clara Campoamor pagó caro su “atrevimiento”. Primero por ser condenada al exilio por el triunfo del golde de Estado y la Dictadura posterior. Murió fuera de España en 1972 sin poder regresar al país al que dedicó lo mejor de sí misma. Y después por sufrir la condena al olvido, la tergiversación de su obra y la demonización de su persona.

Rescatando a Clara Campoamor personificamos en ella y homenajeamos a tantas mujeres que lucharon por los derechos conculcados por la cerrazón y la ignorancia. Recuperando la historia quitamos el polvo arrojado por la carcunda para evitar la muerte política por olvido al que la condenaron los predecesores de los que ahora, ante la evidencia, quieren apropiarse de su figura

Las posiciones no han cambiado tanto en estos 90 años. Seguimos los progresistas trabajando por conquistar derechos de ciudadanía y consolidando avances sociales mientras las derechas más ultras se dedican a oponerse. El periódico El Socialista que se publicó al día siguiente de la votación en el Congreso resumía lo ocurrido en la Cámara: “Los demócratas burgueses tienen miedo a la democracia… Como sabemos que todo su radicalismo es verbalista no nos ha sorprendido lo ocurrido. Son republicanos, viejos republicanos defensores de la igualdad de derechos para uno y otro sexo; pero sólo en la verborrea fácil del mitin; luego se asustan, y cuando la Constitución concede el voto a la mujer, no solo como un derecho sino como un deber tiemblan de pánico”.

Ahí siguen anclados. Sólo han evolucionado en la modernización de sus técnicas. Ahora copan con fake news las redes sociales pero siguen oponiéndose al inexorable triunfo de la igualdad que se abre paso gracias a una sociedad valiente y comprometida que conquista derechos y encara el futuro con decisión pese a la oposición de los que solo se entretienen en regodearse en las mentiras sobre el pasado.

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Rafi Crespín es secretaria General del Grupo Parlamentario Socialista del Congreso

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