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Las otras COP de las que nadie habla

Isaac Pozo Ortego

Estos días se está celebrando en Montreal, Canadá, la 15ª Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad, también llamada COP15. Probablemente no haya oído hablar de ella, porque es la hermana pequeña de las conferencias de cambio climático (también llamadas COP), cuya edición 27 se celebró en noviembre en Egipto y que llenó brevemente los titulares de prensa. 

Estas conferencias son parte de los acuerdos de la Cumbre de la Tierra de Río de 1992, donde se establecieron las bases para la creación de tres grandes tratados. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que auspicia las conferencias de cambio climático; la Comisión de Desarrollo Sostenible que trata de cómo tener crecimiento económico sin dañar el medio ambiente; y la Convención sobre la Diversidad Biológica para promover la protección de la biodiversidad.

Si no se han perdido con la cantidad de convenciones, les resumiré: La Convención Marco habla sobre Clima y su objetivo es reforzar la conciencia política; la de Desarrollo Sostenible trata de cómo implementar esas medidas a nivel local; y la de Diversidad Biológica habla de biodiversidad y se encarga de proteger las especies, los ecosistemas y los recursos genéticos.

Para liar un poco más la madeja, esta conferencia también se denomina COP (Conferencia de las Partes por sus siglas en inglés). Se realiza cada dos años y esta es su 15º edición. Pero lejos de ser un artículo de estructura de las conferencias internacionales, volvamos a la COP15.

Cuando hablamos de biodiversidad, no hablamos sólo de la conservación del lince ibérico o del oso polar, sino que hablamos de conservar ecosistemas en los que viven estas especies, y también de otras menos mediáticas, pero igual de importantes para el planeta, incluido el ser humano.

Y es que, a estas alturas, todos somos conscientes de que todo está conectado en la naturaleza, y que eliminar una especie puede acarrear consecuencias para toda la cadena trófica. Y si no que se lo digan a la China de Mao, que en uno de los planes del ‘Gran Salto Adelante’ decretó la eliminación de gorriones porque se comían las semillas y hacían disminuir las cosechas. Esta decisión acabó provocando una plaga de langostas que terminó causando una hambruna que produjo entre 15 y 55 millones de muertes.

Además, la biodiversidad nos provee de otros beneficios, como la depuración natural de agua. Por ejemplo, el coste de tratamiento del agua de boca en Madrid es hasta un 40% más barato que en Barcelona, entre otras causas por la depuración natural que se produce en el Valle del Lozoya. O aquellos producidos por servicios inmateriales como los paisajes, en los que los pueblos que tengan un bosque cercano visitable pueden mantener una oferta hostelera mayor que pueblos de características similares, pero sin bosque.

Debemos repensar estos problemas desde una perspectiva de transición ecológica, para que estos sectores puedan adaptar sus actuaciones a prácticas en línea con la conservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático

Finalmente, un tercer aporte mucho más técnico es la conservación de los recursos genéticos. La agricultura y la ganadería llevan años seleccionando variedades que producen una mayor producción a un menor coste, bien seleccionando especies o bien realizando modificaciones en laboratorio en los llamados organismos vivos modificados (y aquí hablamos de transgénicos y organismos que han sufrido edición genética con tijeras CRISPR). Conservar todas las especies, aunque sus producciones sean menores, puede servirnos como salvaguarda en el caso de que se presenten problemas en estas especies súper productivas. 

Si todavía no han dejado este artículo de lado, entraremos en materia sobre la COP15: los acuerdos a los que se pueden llegar y por qué es importante para el ciudadano. La conferencia se celebra del 7 al 19 de diciembre, y siguiendo la estructura de otras conferencias, después de una apertura mediática con la asistencia política, en la primera semana se realizan trabajos técnicos, mientras que los acuerdos políticos se negociarán en la segunda semana. 

El objetivo principal de esta cumbre es bastante técnico y de consumo interno. Se trata de alcanzar un sistema de trabajo para la conservación de la biodiversidad posterior a 2020, llamado Marco Global de Biodiversidad Post-2020. Este marco de trabajo deberá guiar todas las acciones en biodiversidad de Naciones Unidas para los próximos años, y llevará el lema “Vivir en Armonía con la Naturaleza para 2050”.

Además de este objetivo interno, la COP 15 intentará fomentar el compromiso y la financiación privada. Naciones Unidas calcula que hay un déficit anual de 700.000 millones de dólares en inversiones en biodiversidad, y que estas inversiones deben, al menos, triplicarse para 2030 y cuadruplicarse para 2050. Sin la financiación privada será muy difícil llegar a estos niveles de inversión, por lo que debemos fomentar la participación de los actores privados en la conservación de la biodiversidad. El sector privado se beneficia directa o indirectamente de la biodiversidad y de los servicios que proveen los ecosistemas. Además, deben integrar la protección de la biodiversidad en sus operativas, ya que están expuestos a que si un servicio ecosistémico empeora puedan aumentar los riesgos comerciales, los costes de las materias primas o el riesgo de interrupción de sus operaciones. Por lo que, estratégicamente, el sector privado debe desempeñar un papel clave en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad.

También se pondrá un foco especial en la eliminación de subsidios perniciosos para el medio ambiente. Estos son dirigidos al mantenimiento de actividades sociales, pero tienen efectos secundarios no previstos que son perjudiciales para el medio ambiente. Según un estudio de Earth Track se calcula que un 2% del producto interior bruto mundial se destina a ayudas dañinas para el planeta. Son subsidios perniciosos las subvenciones a los combustibles, al sector agrícola o al mantenimiento de flotas pesqueras. Si bien se establecen para solucionar un problema social temporal, se acaban cronificando y los sectores acaban dependiendo de ellos para subsistir. Debemos repensar estos problemas desde una perspectiva de transición ecológica,  para que estos sectores puedan adaptar sus actuaciones a prácticas en línea con la conservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.

Por todo esto, estas conferencias técnicas tienen mucha más importancia de la que percibimos. Aunque no se esperan grandes anuncios mediáticos en esta COP15, sí que habrá avances técnicos de calado. Por ello se debe mantener una actitud vigilante para evitar que los grupos de presión no acaben introduciendo medidas positivas para ellos, pero no para el conjunto de la sociedad. Porque al final estas conferencias crean reglas globales del manejo y conservación de la biodiversidad que acaban siendo recogidas en tratados que firman los países y, finalmente, son transpuestas y nos afectan a todos.

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Isaac Pozo Ortego es gestor de Proyectos de la Fundación Alternativas. 

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