Desvaríos intelectuales y el sentido común en la guerra de Ucrania

Isa Ferrero

Ya que no quiero ofender a los heroicos intelectuales, tan centrados en el heroísmo que han llegado a renunciar (heroicamente) a los principios liberales más básicos —como es el caso del derecho a la libertad de expresión— volveré a repetir que esta guerra tiene un principal culpable: Vladímir Putin.

Esto podría ser un ejercicio productivo entre los admiradores de Putin (que por desgracia los sigue habiendo), pero es bastante triste que cuando hablamos de esta guerra tengamos que estar pendientes de las heroicas reacciones de los intelectuales que con el clima tan asfixiante que han creado siguen pretendiendo marcar lo que se debe decir y lo que no. En mi opinión, esto es bastante peligroso en un momento en el que se ha extendido la visión tanto en la derecha como en la izquierda de que la libertad de expresión debe ser limitada por el auge de las fake news, la desinformación, etc, etc. Si alguien pretende que al utilizar un manual al estilo Wittgenstein el problema está resuelto, es que no ha entendido nada de nada.

Lo diré de manera categórica: estamos perdiendo toda conexión con el sentido común. Hace ya varias semanas, el célebre Boletín de Científicos Atómicos, volvió a decirnos de forma simbólica lo cerca que estábamos del fin del mundo. Según el Boletín, estamos a noventa segundos del Apocalipsis: eso significa, según la visión de los expertos, que nunca hemos estado tan cerca de que todo se acabe. Que se entienda: este el contexto en el que los heroicos intelectuales dicen que la preocupación por una escalada no son más que exageraciones, exageraciones que le hacen el juego a Putin. Sinceramente, no tengo palabras, pero reconozco que es una posición muy astuta, ya que cuentan con la ventaja de que si mañana empieza una tercera guerra mundial no va a quedar nadie vivo para decirles “te lo dije”. Tiene algo de cómico, ya que es un win-win. Si, por otro lado, los esfuerzos para detener la guerra tienen éxito, los heroicos intelectuales nos dirán que nunca el peligro fue tal y que su retórica belicista era el requisito fundamental para lograr la paz.

Por supuesto, esto ha sido una noticia que apenas ha inquietado a los heroicos intelectuales. Probablemente también tenga algo que ver que los expertos hayan pedido negociaciones con Rusia. Los expertos que integran el Boletín no lo saben, pero se han convertido de la noche a la mañana en amantes y cómplices de Putin.

La guerra ha afectado gravemente al sentido común. Siendo justos, hay que reconocer que toda la irracionalidad se ha podido ver tanto en la izquierda como en la derecha. No tanto en las personas corrientes, sino en los líderes intelectuales

Mientras tanto, la administración Biden está tomando decisiones desastrosas en política exterior. La buena música que se escucha allí en materia económica contrasta con decisiones profundamente irresponsables en política exterior que aumentan todavía más el riesgo, a pesar de que el propio Biden reconoce la peligrosidad del momento. El mensaje que envía Estados Unidos es bastante claro: si el mundo sale vivo de este conflicto, tendremos otro con China porque lo importante es asegurar que no se desarrolle económicamente para que sigamos siendo los líderes. Por supuesto, los heroicos intelectuales también han justificado el comportamiento de Estados Unidos, a pesar de que tiene efectos indeseados para Ucrania ya que aumenta las probabilidades de que China se meta de verdad en esta guerra.  

Reconozco también cierta ternura por parte de los heroicos cuando se preguntan por qué el resto del mundo no acompaña a Occidente en su cruzada contra el mal que representa Vladímir Putin. La miopía a veces es descorazonadora, pero supongo que las carcajadas en los países latinoamericanos deben de ser abundantes. Aunque los heroicos insistan en que no hay que mirar al pasado porque eso significa justificar a Putin, no estaría mal recordar que fue lo que hizo el mundo con los Estados Unidos de Bush-hijo. Dado que se puede decir que eso ya fue hace mucho tiempo y que Occidente se ha civilizado, pongo un ejemplo bastante significativo. Estados Unidos y los países europeos han suministrado ingentes cantidades de armas a una coalición que ha asesinado a cientos de miles de personas en Yemen en los últimos ocho años. De eso trata también la lucha contra el mal y también ayuda a entender el escepticismo que despertamos en el resto del mundo.

Quiero repetir una idea: la guerra ha afectado gravemente al sentido común. Siendo justos, hay que reconocer que toda la irracionalidad se ha podido ver tanto en la izquierda como en la derecha. No tanto en las personas corrientes, sino en los líderes intelectuales que siguen marcando con beligerancia lo que se debe pensar y decir, sin importar que eso conduzca al desastre. El auge de charlatanería contrasta con las preocupaciones basadas en los hechos y en los principios morales más básicos. Ya decía Bertrand Russell, gran figura del liberalismo, que nuestra propia supervivencia dependía del progreso moral. Por desgracia, esa afirmación nunca fue tan cierta. 

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Isa Ferrero es autor de 'El Futuro del Liberalismo'.

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