Todo va mal para quien lo está deseando

Lidia Guinart

Juana está satisfecha con su primera paga de 2023. Es una mujer mayor, viuda, siempre muy combativa y comprometida socialmente. Cada vez que me ve, me pregunta por las pensiones, si van a subir y cuánto. Es lógico y natural, la suya es modesta. Pero, dentro de esa modestia, en los últimos años ha visto cómo ha ido aumentando, mucho más de lo que lo hizo en el pasado. El año 2022 ha sido duro para la mayoría, la inflación ocasionada por la guerra de Putin ha encarecido productos y energía, poniéndoselo especialmente difícil a personas que, como Juana, llegan con dificultades a fin de mes. Pero la intervención decidida del Gobierno de Pedro Sánchez, con las ayudas del escudo social y con la llamada excepción ibérica que ahora copia el resto de Europa, ha suavizado el impacto que, de otro modo, hubiese sido catastrófico. Además, la apuesta por la revalorización de las pensiones ha resultado ser determinante en estos momentos. De haber gobernado el Partido Popular, habría repercutido sin dudarlo el alza de los precios en las personas más necesitadas y con mayor vulnerabilidad.

Ahora, en cambio, las y los pensionistas gozan de un incremento del 8’5% que alcanza el 15% en el caso de las pensiones no contributivas de jubilación e invalidez y también para los perceptores del Ingreso Mínimo Vital. La pensión media tiene un aumento mensual de 107 euros y no de tan solo 2’39 euros mensuales como habría ocurrido de estar en la presidencia Feijóo o Díaz Ayuso o quien quiera que sea el líder del PP, porque una ya no sabe muy bien qué deriva tiene y tendrá el principal partido de la oposición. La de este año es la mayor subida de la historia de las pensiones en España y afecta favorablemente a 9 millones de pensionistas que ingresarán una media de 1.500 euros anuales más. Tras seis años de gobierno socialista, la pensión media se sitúa en 1.274 euros. Si hubiese estado al mando el Partido Popular, con su 0’25% de incremento, cada pensionista habría dejado de ingresar unos 200 euros mensuales. A la derecha le hubiese dado igual la carestía de la vida, no en vano puso todos los palos en las ruedas al Pacto de Toledo y votó en contra de la revalorización de las pensiones. Las repercusiones las hubieran sufrido no solo los actuales pensionistas, sino que la devaluación de las pensiones tendría efectos por la pérdida de poder adquisitivo en el futuro para las personas actualmente en activo y que se jubilarán en 2030, 2040 o 2050.

En torno a las pensiones circula siempre una sombra alargada que promueve la derecha para incentivar los planes privados, el bulo de que serán insostenibles a medio y largo plazo

En torno a las pensiones circula siempre una sombra alargada que promueve la derecha para incentivar los planes privados, el bulo de que serán insostenibles a medio y largo plazo. Cierto es que empiezan a jubilarse los llamados “baby boomers”, generación del auge demográfico que abarca a las personas nacidas a finales de los cincuenta, en los sesenta y setenta del siglo pasado. Pero no es menos verdad que, a diferencia del PP, que vació 60.000 millones de la hucha que garantiza la sostenibilidad y los desvió para otros menesteres, el PSOE la ha vuelto a llenar, presupuestando nuevos ingresos que suponen un colchón de cara al futuro, por si es necesario. Por si esto fuera poco, hay más empleo, de mayor calidad y más estable que antes de la pandemia y que cuando gobernaba el PP. Actualmente en España se superan los 20’5 millones de personas ocupadas, algo inédito y muy positivo para engrosar las arcas de las Seguridad Social y hacer posible que el Estado siga pagando pensiones, aunque haya más personas beneficiarias. De hecho, el gasto en España en pensiones en relación al PIB es más bajo que el de muchos de los países del entorno, como Francia o Italia.

Resulta inconcebible que sean los que menos tienen los que paguen el pato. Para tener una vida digna, es imprescindible tener una pensión digna y, por ende, un salario digno. El Salario Mínimo Interprofesional también ha subido en los últimos años de manera inaudita. De los 735’9 euros de 2018 a los 1.080 de este año. Estos incrementos salariales, junto con la reforma laboral que afianza la contratación estable, beneficia de manera muy especial a mujeres y a jóvenes, que son quienes acumulan mayor índice de bajos salarios y precariedad en el empleo.

Mientras, muchas grandes empresas se resisten a repartir una mínima parte de sus beneficios entre los trabajadores en forma de aumentos salariales. Mientras, la patronal se ausenta del diálogo social y amenaza con un freno en el empleo, como ya hiciera en anteriores incrementos del SMI y no ocurrió. Mientras, el Partido Popular augura, cual gurú de pacotilla, un otoño negro en economía, aunque la realidad y los indicadores se empeñen una y otra vez en desmentirlo. Los que se empecinan en que todo vaya mal están en horas bajas. No lo lograrán, no al menos mientras el Partido Socialista esté gobernando. Y Juana y las muchas Juanas de este país podrán dormir tranquilas.

----------------------------------

Lidia Guinart es diputada en el Congreso de los Diputados del Partido de los Socialistas de Cataluña en la actual legislatura (XIV) y también lo fue en la anterior (XIII)

Más sobre este tema
stats