María Zambrano, 'Persona y democracia'

Pensadora del siglo XX, con una mirada que va de la ética al pensamiento poético, desarrolló a lo largo de su obra una idea propia de “persona”, y la unió de forma indisoluble a la democracia. Pocos días tan adecuados como el 8 de marzo para recordar, por tanto, a María Zambrano.

En su obra Persona y democracia, afirma tajante: “Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona”. Y continúa preguntándose: “¿Por qué usar el término democracia, cuando hasta ahora hemos venido hablando de la necesidad de humanizar la sociedad?” La respuesta la da ella misma: “Mas si saltamos de pronto y sin la preparación debida a usar el término democracia, es porque está ahí, como enseña a la cual se acogen todos los regímenes que pretenden servir al hombre en la hora presente. Porque ella constituye como un tribunal o una instancia ante la cual se justifican y explican los que quieren servir al progreso humano, lo entienda de un modo o de otro, y aun sus enemigos”.

Su idea de “persona” va más allá de lo formal, y profundiza en ella con una reflexión que nos resulta actual. Dice Zambrano: “Los regímenes totalitarios sumergieron a la democracia en un infierno. Pues la negaron y la afirmaron demagógicamente al mismo tiempo; la situación era tal en los países de Europa vencidos en la I GM que agudizaba una situación que sin la guerra estaba ya planteada: la existencia creciente de una masa desarraigada, y como tal, inquieta, movible, viviendo en el espacio vacío de las ciudades industriales o en las tierra de nadie de los sin trabajo. Para ellos, las palabras prometedoras de la fe democrática fácilmente podían sonar a burla. Pues en realidad, la vida de estas masas se reducía a trabajar en condiciones tales de ir deshumanizándose, sintiéndose formar parte de una estructura productora dentro de la cual son sólo un medio de producción, un instrumento. ¿Qué reciben de la sociedad esas masas proletarias? El salario insuficiente. Pero no se arreglaría la cuestión -aunque siempre sería mejor- si el salario fuese suficiente. Pues se trata de sentirse vivir como persona y no como simple instrumento de producción”.

Brechas sociales, todas ellas, que acaban erosionando la noción de “persona” que defendía María Zambrano, sin la cual no es posible hablar de democracia

Una constatación, esta que nos hace María Zambrano, que podríamos repetirla hoy cuando hablamos de quienes, desesperados, buscan cruzar nuestras fronteras; de quienes apuran los ahorros víctimas de la inflación para llegar a fin de mes; y de quienes, además de todo esto, son sometidas a discriminaciones y violencias por ser mujeres. Brechas sociales, todas ellas, que acaban erosionando la noción de “persona” que defendía María Zambrano, sin la cual no es posible hablar de democracia.

El legado que hoy deposito en la Caja de las Letras habla de quienes, hace ya más de una década, llenaron calles y plazas defendiendo el derecho de las personas a ser tales en toda su plenitud, algo imposible de conseguir sin la dimensión social, colectiva y política que los seres humanos tenemos. Aquellos indignados, aquellas indignadas, veían en la democracia, como María Zambrano, el instrumento para construir el progreso humano, dando cabida a concepciones y visiones distintas de ese progreso.

La obra de María Zambrano fue reconocida sólo al final de su vida, y con esa necesidad que tenemos de clasificarlo todo, se intentó adscribirla a distintas escuelas, pese a que ella misma rechazó esa división de bandos y atribuciones. Lo mismo ocurrió con las personas indignadas que llenaron las plazas el 15 de mayo de 2011: inclasificables, imposibles de atribuir a una u otra corriente de pensamiento, gritaban “Lo llaman democracia y no lo es”. Reaccionaban así contra quienes, de una u otra forma, estaban socavando esa noción de persona plena con la que se construyen las democracias.

Gracias, María Zambrano, por esa obra inclasificable y rica en matices, y gracias a todos y todas los que cada día, reivindicando su derecho y el de los demás a ser personas plenas, defienden y construyen en todos los rincones del mundo la democracia. ¿Qué es, sino, este 8 de marzo?

_________________________

Este texto fue leído este miércoles por la politóloga Cristina Monge en el acto de recepción de legado de María Lejarraga, Carmen de Burgos, María Zambrano y Carmen Caffarel en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes

Más sobre este tema
stats