El nuevo debate en la UE contra la agresión rusa a Ucrania

Francisco Aldecoa Luzarraga

Al celebrarse los siete meses desde el inicio de la agresión rusa a Ucrania, la crónica de estos días es completamente distinta a la de los meses anteriores, debido al efecto político interno de las sanciones impuestas por la UE, la incapacidad de dar respuestas racionales a las derrotas políticas, económicas y las retiradas militares, decisiones internas como la movilización parcial de reservistas que está complicando la cohesión interna, la resistencia de los jóvenes rusos a incorporarse a filas que ha llevado a una desbandada del país, generando manifestaciones multitudinarias en las que en escasos días se han producido miles de detenidos.

La crónica de estos hechos va a llevar a que los debates en torno a las decisiones a tomar en los próximos días en el seno de la Unión Europea cambien sustantivamente respecto a las problemáticas que se planteaban hace apenas dos meses. Entonces se debería discutir si había que seguir con las sanciones o si estas nos estaban perjudicando más a nosotros que a ellos, y, por lo tanto, habría que, al menos, paralizarlas. Ahora se debate cómo profundizar las sanciones y qué alcance dar al octavo paquete de sanciones que nadie duda que es necesario y va a ser inminente.

A los cinco meses del inicio de la guerra eran muchas las voces discordantes con el envío de armamento a Ucrania, y que afirmaban que “dado que el ejército ruso era imparable” era mejor no seguir por este camino, sino buscar otras alternativas. Hoy se establece justo lo contrario, y algunos se preguntan cómo continuar con el envío de armamento (incluyendo el armamento pesado) y también cómo poner en marcha el entrenamiento de militares ucranianos con el fin de acelerar la retirada de las tropas rusas de Ucrania. Y algunos se plantean el dilema moral de por qué no enviar algunos soldados europeos, dado que los muertos los están poniendo solamente los ucranianos. Y también cómo reducir la relevancia de la exclusión aérea.

Nos planteábamos cómo reducir los visados a los ciudadanos rusos, ahora se plantea en varios EEMM, que están dando las máximas facilidades para los que huyen de Rusia, cómo establecer una política común de visados para aquellos que están saliendo, incluso se ha contemplado la posibilidad de que se otorgue la protección temporal equivalente a la que se está dando a los ucranianos. No obstante, esto está provocando muchos problemas, ya que se entiende que los que ahora salen precipitadamente hace unos meses no se oponían a la agresión rusa a Ucrania, y ahora están solicitando la protección.

Podemos continuar exponiendo en estas líneas los nuevos debates que se están planteando en la actualidad frente a la agresión rusa a la luz de los últimos acontecimientos. En todo caso hay que señalar que incluso en la opinión pública española las cosas se ven de otra manera. Hace dos meses era lugar común señalar que Putin no iba a perder la guerra y que, por lo tanto, no había que “ser ilusos” sobre el resultado de la misma. Y que no se estaba logrando el aislamiento internacional suficiente, donde solamente un cuarto de los ciudadanos del mundo, sus gobiernos, apoyaban las sanciones.

Ahora la opinión publica reconoce que ha habido un vuelco y que la política, las acciones adoptadas por la Unión Europea y continuadas por los países occidentales están teniendo algún éxito en un doble sentido. Por un lado, fortaleciendo la unidad europea y, por otro lado, produciendo una desunión en Rusia y en su sociedad, e incluso entre los estados que parecía que, hasta ahora, le daban apoyo casi completo.

En el reciente encuentro de Putin con sus homólogos chinos e indios en la Cumbre de la Organización de cooperación de Shanghái (OCS) el 15 de septiembre, el Presidente chino le solicitó explicaciones a Putin respecto a los problemas que estaba originando la agresión. Lo mismo ocurrió con el Primer Ministro de la India, Modi, quien se distanció de forma clara del apoyo a las acciones rusas en esta guerra de agresión. Así ocurrió con otros líderes en dicha reunión. Sobre todo, en España cambiamos la percepción existente de que Putin tenía el apoyo de China, la India y otras potencias internacionales.

Esta situación se está repitiendo en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en donde se ve cada vez más claro el aislamiento de Rusia y la defensa de sus tesis, que cada vez tienen menos eco. El último discurso del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, de que Rusia estaba defendiéndose frente a un ataque armado de fuerzas nazis incontroladas, cada vez tiene menos apoyo y, prácticamente, no le defendió nadie.

La situación política, económica y social está cambiando de forma rápida. Sin embargo, no sabemos hasta dónde y si todavía puede haber una reacción importante de carácter político, económico o militar por parte de Rusia

La decisión de convocar referéndum de adhesión a Rusia en las cuatro regiones ocupadas en Ucrania, entre los días 23 y 27 de septiembre, complica la situación, ya que precisamente la justificación de las “operaciones especiales rusas” se debía a la solicitud de apoyo de estados extranjeros que pedían la defensa colectiva. Estados que se acababan de independizar y que solo contaban con el apoyo de Rusia y Bielorrusia desde unas semanas antes a la agresión. Ahora quieren integrarse en el territorio ruso con objeto de poder realizar acciones militares en defensa de la integridad territorial.

Por todo ello, la situación política, económica y social está cambiando de forma rápida. Sin embargo, no sabemos hasta dónde y si todavía puede haber una reacción importante de carácter político, económico o militar por parte de Rusia. En cualquier caso, lo dudamos y entendemos que, cuando en un conflicto de esta naturaleza se comienza a perder posiciones en distintos campos, esto es especialmente difícil de remontar. Sobre todo, cuando se da, al mismo tiempo, un debilitamiento interno del apoyo político; y, en contraposición, una unidad más clara de la Unión Europea tanto de sus instituciones, los EEMM, como de la ciudadanía, y el apoyo creciente de otros estados a las sanciones y medidas adoptadas por la UE.

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Francisco Aldecoa Luzarraga es presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo y catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid

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