El PP se enreda consigo mismo

Lidia Guinart

Pocas en la bancada de la derecha política recuerdan los tiempos en que calificarse a una misma como feminista equivalía a condenarse al ostracismo, la mofa y la ridiculización por parte de un amplio sector de la sociedad. Quienes ahora se erigen como presuntos defensores de las causas imposibles del feminismo, quienes se rasgan las vestiduras y pretenden competir en pro de la igualdad con las más icónicas del feminismo histórico, no recuerdan aquellos tiempos porque nunca se encontraron ahí. Preferían, buena parte de las y los militantes y cargos del PP, situarse en aquello de “ni machista ni feminista”.

El Me Too y las manifestaciones multitudinarias del 8M tampoco fueron, por descontado, capaces de atraer a quienes ahora, de manera oportunista, se arrogan la bandera del feminismo. No se subieron al Tren de la Libertad ni gritaron contra el entonces ministro Ruiz-Gallardón, el contrarreformista de la ley del aborto. Ahora que caigo, quizás no estaban porque el gobierno que arremetió contra la ley que ahora aseguran que es correcta fue el suyo, el del Partido Popular. O quizás porque fue ese, su partido, el que recurrió hace más de una década la ley que ahora Feijóo pone en valor, a raíz de la sentencia del Tribunal Constitucional que la respalda. Una ley que es buena, sí, a pesar de que la ministra que la empujó, Bibiana Aído, las pasara moradas y de todos los colores. Una ley buena que ahora acabamos de mejorar todavía más. Han transcurrido trece años desde el recurso del PP al Constitucional y no han encontrado el momento de retirar el recurso. Ahora se debaten internamente sobre si el aborto es un derecho o no lo es, discute la supuesta “ala dura” de los populares con su supuesto líder, Feijóo. Pero no se engañen y que no nos quieran engañar, no es un sector del PP, es el PP que siempre impugna al Constitucional todos los avances en los derechos de las mujeres, siempre lo ha hecho y continúa en la misma línea. Es el PP que cede la vicepresidencia de Castilla y León a la ultraderecha que sabotea el derecho de las mujeres a ejercer, de acuerdo con la ley, su derecho a la interrupción del embarazo. El feminismo del PP es de pose.

Es el PP que cede la vicepresidencia de Castilla y León a la ultraderecha que sabotea el derecho de las mujeres a ejercer, de acuerdo con la ley, su derecho a la interrupción del embarazo. El feminismo del PP es de pose

Algo parecido le ocurre al principal partido de la oposición con el tema de la sanidad. Centenares de miles de personas llenan el centro de Madrid para reivindicar mejor dotación de la sanidad pública y la reducción de unas listas de espera interminables que se cobran vidas y lo único que se le ocurre al partido que gobierna en esa comunidad es decir que la culpa es de Pedro Sánchez. Con el Partido Popular en el gobierno de España, las plazas de MIR estuvieron congeladas desde 2012 hasta 2018, por eso ahora hay falta de médicos y por eso el actual gobierno sí ha convocado nuevas plazas. Seguramente también atribuirá la culpabilidad al presidente Sánchez del proceso de privatización de la atención primaria que está emprendiendo el popular Moreno Bonilla en Andalucía. Mientras el actual Gobierno de España ha destinado en los dos últimos Presupuestos Generales del Estado a la Atención Primaria una inversión histórica y nunca vista, en las comunidades autónomas donde gobierna el PP se privatiza y se recorta en sanidad pública. La de la sanidad no es una cuestión baladí. Nos va la vida en ella y, por eso, es impresentable que algunos gobiernos autonómicos, que tienen esta competencia transferida, no destinen los recursos necesarios para que funcione de manera correcta.

El partido que debería ejercer la oposición con seriedad se dedica a falsear la realidad, ya sea hablando de los derechos de las mujeres, de sanidad pública o de economía, aspecto este último que se empeña en denostar cuando todos los indicadores y las previsiones de organismos internacionales, la propia Unión Europea, auguran buenas nuevas. Pero no solo falta a la verdad, sino que se desmiente a sí mismo allí donde tiene la oportunidad de gobernar. Ahí donde enseña la patita pone en evidencia sus auténticas intenciones y su ADN. Sabemos que la memoria es débil, por eso es bueno refrescarla y echar la mirada atrás para comprobar que la derecha procura desandar todo el camino que el socialismo ha venido andando hacia adelante con un único norte, el de mejorar la vida de las personas y especialmente de las más vulnerables. Lo que ocurre es que, por mucho que disimule, lo que mueve a la derecha es el interés de unos pocos, de los privilegiados que en situaciones complicadas ven engrosar sus bolsillos. Garamendi con su subida de sueldo y su oposición a revalorizar el salario de las personas trabajadoras es un ejemplo paradigmático. A los garamendis de este país les conviene el PP. A quienes viven de su trabajo, de una nómina o de los beneficios de una pyme, está claro que no.

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Lidia Guinart es diputada en el Congreso de los Diputados del Partido de los Socialistas de Cataluña en la actual legislatura (XIV) y también lo fue en la anterior (XIII).

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