Plaza Pública

(Re)vuelta rural

Toni Jiménez

Dicen que han venido más visitantes que nunca durante los meses de julio y agosto. Se comenta que nunca antes este pueblo alpujarreño de raíces en peligro de extinción había recibido a tantos turistas. Se conoce que ni los balates se pudieron encalar debido a la afluencia de transeúntes enmascarados por las calles.

Cuentan que, aunque eran muchos, esta vez traían menos dinero, pues rara vez la tapa de la cerveza se quedó en la mesa y los platos del almuerzo o la cena se apuraban hasta dejarlos limpios.

Vinieron sobre todo turistas de la propia comunidad autónoma, la andaluza, aunque, como cada año, también llegó gente de Madrid y de Barcelona a veranear en el pueblo en que nacieron ellos o sus padres. Retornados o turistas, a todos se les notaba con ganas de respirar silencio y de beberse todo el aire limpio del monte; quizá nunca habían echado tanto de menos la naturaleza como en esta pasada primavera del coronavirus.

Sin embargo, ahora, a comienzos de septiembre, el pueblo se ha vuelto a quedar con las mismas caras de antes del verano, las de aquellos que vivimos aquí los meses de la cuarentena. Pensábamos que, quizá este año, después de lo sufrido, mucha gente de afuera vendría queriéndose quedar a vivir y que muchos propietarios alquilarían sus casas por periodos largos… Pero ni vuelta a lo rural ni regreso al pueblo.

Vinieron muchas personas con sus hidrogeles y mascarillas pero el campo abandonado apenas se enteró. Ni una oveja de más rumió su hierba ni un gallo nuevo cantó al alba. El agua de las acequias se seguirá derramando hacia el río y a su paso no regará ni una mata de hortaliza nueva.

Pensábamos que después del confinamiento habría ganas de quedarse para siempre con aquello de las posibilidades abiertas por el teletrabajo y el 5G, aunque por aquí tenemos dudas de que estos “avances” llenen la despensa de alimentos, recompongan los balates caídos o ayuden a que no vuelva a arder otro trozo de naturaleza. La mayoría de los visitantes comentaba lo difícil que fue la primavera en la ciudad, dando por hecho que aquí la vivimos mucho mejor. Decían que hay demasiada gente hacinada allí, demasiadas prisas, demasiados humos, demasiado consumismo…

Así que llegaron los turistas, pero, como siempre, respiraron el agua, bebieron el silencio y gastaron sus monedas en los bares, en dormir, en algún capricho chino o marroquí. Ninguno, que yo sepa, preguntó por la mucha tierra de aquí huérfana de labradores.

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Toni Jiménez es maestro de primaria, técnico en agroecología y autor del libro Camino adentro editado por Círculo Rojo. Vive en un pueblo de la Alpujarra granadina.Camino adentro

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