La tiranía de las pequeñas decisiones

Jordi Roca Jusmet

Hace más de cincuenta años, Alfred Kahn, economista estadounidense, publicó un artículo con el sugerente título de "la tiranía de las pequeñas decisiones". Las decisiones cotidianas de mucha gente conducen a menudo a un resultado colectivo indeseable. Por ejemplo, muchos podemos valorar disponer de librerías no lejos de casa a las que podamos ir, conocer novedades y ver “físicamente” los libros. Sin embargo, quizás nosotros mismos, por comodidad o para ahorrar dinero, compramos electrónicamente libros distribuidos a domicilio y esto acaba llevando a la ruina a muchas librerías, con lo que perdemos algo que valorábamos, es decir, nuestra calidad de vida se ve perjudicada.

Esto es lo que está pasando cada vez más con muchos comercios frente a la competencia de grandes empresas de distribución a domicilio. En palabras más técnicas, podemos decir que las compras a domicilio generan externalidades negativas si creemos que la presencia de los establecimientos en los barrios es mejor que el desierto comercial.

La extensión del comercio online en las ciudades no sólo provoca la quiebra de comercios sino también otro tipo de externalidades más convencionales, como son la congestión, ruido y contaminación derivados de vehículos que van arriba y abajo distribuyendo los productos que los consumidores, ajenos a estos efectos, han decidido comprar. Este tipo de distribución también es generador de costes en términos de residuos de embalajes, costes que, de nuevo, no recaen sobre las empresas ni sobre los compradores, sino sobre el ayuntamiento que deberá gestionarlos y, en último término, sobre el conjunto de la ciudadanía.

La extensión del comercio online en las ciudades no sólo provoca la quiebra de comercios sino también otro tipo de externalidades más convencionales, como son la congestión, ruido y contaminación

Estos comentarios vienen a cuento de una decisión que ha anunciado hace pocas semanas el Ayuntamiento de Barcelona y que se aplicará de aquí a unos meses. Esta decisión, innovadora y pionera a nivel mundial, es la creación de una tasa municipal que recaerá sobre los grandes operadores postales por la distribución del comercio electrónico. Mientras que los comerciantes directos pagan impuestos en el municipio, grandes empresas como Amazon no pagaban hasta el momento ningún impuesto municipal pese a su uso intensivo del espacio público. La tasa afectará sólo a operadores que tengan una cifra de negocio superior a un millón de euros y consistirá en una tasa de un 1,25% sobre la facturación. La tasa se conoce ya popularmente como “tasa Amazon”. La recaudación será extremadamente moderada, pero es un paso en la buena dirección y tiene aún más valor porque afecta principalmente a una empresa conocida por su “ingeniería fiscal” para reducir al mínimo el pago de impuestos.

Amazon también ha sido frecuentemente noticia por sus duras condiciones laborales y prácticas antisindicales y por denuncias de utilización de "falsos autónomos". Ante el comercio electrónico tiendo automáticamente a pensar en la película británica de ficción —pero que bien parece un documental— de Kean Loach Sorry We Missed You que pudimos ver hace pocos años y que reflejaba la presión insoportable a la que se veían sometidos los “falsos autónomos” distribuidores de paquetes.

¡Hay muchas razones para celebrar la iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona!

 

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Jordi Roca Jusmet es catedrático de Economia en la Universitat de Barcelona.

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