De algoritmos más libres a financiación pública: 9 propuestas para frenar los excesos de la tecnocasta

Toma de posesion de Trump en el Capitolio con Musk, Bezos y Zuckerberg

“Las grandes plataformas de internet son como una pistola cargada encima de la mesa, y sólo podíamos tener la esperanza de que ningún mal actor las cogiera y nos disparara con ellas. Este escenario es el que está sucediendo ahora con Twitter y con Elon Musk. Por lo tanto, reducir la escala y el poder de la red permanece en la agenda, pero la reforma está bloqueada porque ahora la plataforma empuña un arma muy grande”.

Con esta reflexión finaliza el politólogo y ensayista norteamericano Francis Fukuyama su último artículo, bajo el título de Elon Musk y el declive de la civilización occidental. La toma de posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado la foto de los multimillonarios de Silicon Valley rodeando al ultra. Un grupo encabezado por el dueño de Tesla y de X (la antigua Twitter), en el que están también Marck Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Google) y Tim Cook (Apple).

La tecnocasta ha tomado las riendas de Washington junto a una administración que ha declarado desde el minuto uno la guerra a los inmigrantes, a la lucha contra el cambio climático, a las feministas y a la comunidad LGTBI, además de poner ya en el punto de mira a Europa con amenazas de aranceles y presiones para subir hasta el cinco por ciento el gasto en defensa (algo que no cumple ni siquiera Estados Unidos). Pero no se quedan ahí sus intenciones. Musk quiere extender al otro lado del Atlántico su control político, apoyando ya explícitamente a la ultraderecha alemana para las elecciones de febrero, haciendo negocios con el Gobierno de Giorgia Meloni en Italia y tratando de tumbar al Ejecutivo laborista en el Reino Unido. A España ya está apuntando publicando tuits sobre migración y delincuencia en Cataluña.

La injerencia en la política europea es uno de los principales focos de preocupación en estos momentos en Bruselas, con la Comisión Europea alertando de que vigilará cualquier movimiento. El presidente español, Pedro Sánchez, también pidió en el Foro de Davos (Suiza) esta semana “abrir los ojos” ante lo que está pasando y acometer ya reformas como acabar con el anonimato y poder exigir responsabilidades a los dueños de las redes. 

Ante este desbordado poder de las redes y el papel político que han tomado sus dueños a favor de la deriva ultra en todo el mundo, ¿qué medidas se pueden tomar? ¿Cómo pueden actuar las instituciones europeas? ¿Y los gobiernos nacionales? Se adentran en una reflexión sobre iniciativas en conversaciones con infoLibre Susana Pérez Soler, experta en comunicación y profesora de la Universitat Ramon Llull; Miquel Pellicer, profesor de comunicación digital de la UOC; Iban García del Blanco, exeurodiputado y uno de los negociadores de la normativa de la UE durante la pasada legislatura, y Tesh Sidi, diputada de Más Madrid, ingeniera informática y experta en IA. Aquí van sus propuestas:

1- Hacer cumplir la normativa europea. Todos los consultados recuerdan primero que la UE ya ha aprobado legislación sobre redes, IA y medios de comunicación, pero a la vez coinciden en que ahora los países tienen que profundizar en su aplicación. Hay medidas contenidas, por ejemplo, sobre algoritmos. Pérez Soler remarca: “Europa ha dado un gran paso legislando, mientras que EEUU ni está ni se le espera. Tenemos que exigir que se cumpla la normativa. El Reglamento de Servicios Digitales está en funcionamiento desde hace poco, hay que darle margen. Pero el poder político tiene que hacerse valer y controlar al poder económico. Estamos en un sistema capitalista que permite hacer de todo a los dueños de las empresas. La foto del Capitolio representa muy bien esos vínculos”. Por ejemplo, indica que en las normas europeas ya se contempla que hay que hacer más transparentes los algoritmos.

“Europa ya tiene un marco jurídico de lo que se puede hacer o no. Lo que hay que hacer es cumplirlo”, añade Pellicer sobre la necesidad de aplicar lo aprobado por el Parlamento Europeo. Sidi añade que los países tienen además la posibilidad de ir “más allá” de lo que dicta el reglamento europeo al conocerse que Chat GPT o Google con sus algoritmos sólo cumplen el 54% de las buenas praxis que marca la UE.

2- Poner el foco en los algoritmos. Pérez Soler señala que hay “que exigir mayor transparencia en los algoritmos por su importancia en el día a día de los ciudadanos”. En el tema incide mucho además Sidi, que pide más “transparencia de algoritmos”. “Son como bebés y si los engordas solo con mensajes de odio, todas las redes se convierten en estercoleros. Da igual que te vayas de X a Bluesky”, resume, para poner sobre la mesa la necesidad de requerir a las empresas cómo y con qué datos los alimentan.

3- Responsabilidad editorial y rendición de cuentas. Otra propuesta es pedir a las redes que sean “honestas” y que, por ejemplo, esté prohibido que se pueda colgar y difundir un vídeo que está manipulado. Lo expresa así Pérez Soler: “Si falsificas dinero, vas a comprar y te pillan, te van a poner una multa. Tendría que estar regulado igual por ley el caso de los vídeos falsos”.

Asimismo, entiende que las empresas poseedoras de las redes deberían rendir cuentas y “que nos enseñen de dónde sale el dinero”. Para ello se deberían establecer sanciones si no se cumple ese compromiso. En ese punto, considera vital que haya una regulación de la publicidad personalizada porque es "el modelo de negocio de las redes": “Al final nos quieren ahí porque el producto somos nosotros. Es la economía de la atención”.

4- Redes sociales alternativas. Pellicer vaticina que el futuro puede pasar por plataformas que “exijan valores y propósitos sociales más allá de ganar dinero”. “En Estados Unidos están saliendo algunas alternativas. Tienen que ir en el doble sentido: potenciar el debate, pero con un uso descentralizado y con algoritmos más libres. Son vías público-privadas que pueden marcar el camino”, indica este experto, que apostilla: “Obviamente hay que tener en cuenta la potencia que ahora poseen las empresas de las que hablamos. Pero si no construimos alternativas, vamos a estar condicionados. El último movimiento delirante es la salvación en Estados Unidos de TikTok. Será otra plataforma en la red ultraconservadora en un sistema perverso”.

5- Alfabetización digital. Los gobiernos, entienden los consultados, deben implicarse en una mayor educación digital de la ciudadanía, pero no solo para los más jóvenes, sino también para los adultos y mayores. Pérez Soler argumenta: “Hay que explicar cómo funciona un algoritmo, por qué en una red hay unos contenidos por encima de otros, quién es la empresa. Son materias que se tendrían que ver a partir de niveles de primaria y en secundaria. El debate sobre si hay que prohibir a los niños el teléfono en el colegio es muy interesante, pero fuera tienen acceso. Hay que enseñar a usarlos bien y a ser bastante más escépticos con los contenidos que se consumen en redes”.

En esta cuestión, García del Blanco recuerda, no obstante, el reciente informe de Public Opinion Quarterly que indica que la gente mayor prefiere más la información dudosa que los jóvenes porque confirma su ideología, algo que no hacen por falta de alfabetización digital. Una tendencia especialmente alta entre los votantes de carácter conservador.

6- Acuerdos de país. El exeurodiputado introduce a continuación una vertiente directa en el campo político y sostiene que los países democráticos de la UE tienen que hacer “esfuerzos” para establecer grandes medidas con un amplio consenso, a pesar del complicado escenario dominado por la confrontación. Si no sucede esto, se fracasará en una estrategia de nación. “Hay que tener un mínimo de cosas compartidas, porque es muy delicado decir qué está bien y no”, argumenta, lanzando la idea de que sean iniciativas trabajadas especialmente en el ámbito de los Parlamentos por parte de todos los partidos.

7- Líneas estables de financiación pública. “EEUU es menos regulacionista, pero sí inversionista. En cambio, en Europa no hemos asumido la digitalización de la sociedad, sino que damos mucho dinero a las empresas y a las consultoras. Pero eso es como externalizar la sanidad. Perdemos el capital humano de los ingenieros que no está en la administración pública y tampoco tenemos el conocimiento porque está en el sector privado. Perdemos el control y la soberanía”, explica Sidi en un asunto clave sobre el que Europa no ha asumido el timón.

Para ella, los estados tienen que tener la soberanía de los datos, el capital humano y los softwares “para que sepamos cómo funcionan los algoritmos y no tener ni dependencia externa ni injerencias como pasa, por ejemplo, con Israel”. Lo dice de forma rotunda: “La digitalización y los softwares son las armas nucleares para proteger la soberanía popular ahora”. Por ello, propone líneas estables de financiación pública: “Hay que concebir la tecnología como un bien público”. “No hay que pensar solo en el tema empresarial, sino también en la seguridad ciudadana. Las personas cada día sufren más ciberataques y son más vulnerables”, añade.

Musk y su saludo nazi en el primer día del mandato de Trump

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8- Medidas ante las injerencias en los procesos electorales. Es uno de los principales fantasmas que azotan el continente y los consultados creen que Europa debe tener especial cuidado. Pérez Soler indica que antes se ponía más el foco en el contenido concreto sobre si era falso o no, pero ahora la UE también está mirando “la estrategia de los actores que promueven ese contenido”: “Sabemos que hay muchas campañas promovidas por bots”. García del Blanco recuerda que ahora la Comisión Europea y el Gobierno alemán están trabajando en el proceso de febrero ante los riesgos de injerencias.

Sidi, a la vez, concreta que se debería perseguir a los candidatos que utilicen la IA para manipular imágenes y desinformar, algo sobre lo que tendría que tener competencias la Junta Electoral Central. Además, en su opinión, debe establecerse un proceso de verificación pública sobre lo que se proclama en la campaña, a través de organizaciones como Maldita. En este bloque, Pellicer resalta que debería haber grandes acuerdos entre las administraciones y los medios para fortalecer la democracia en un contexto en el que a los grupos de ultraderecha les beneficia la estrategia de las redes porque les “dopan” electoralmente.

9- Respuesta ciudadana. Pellicer concluye con otra reflexión: “Lo miramos desde lo que puede hacer los gobiernos, pero también como ciudadanos se puede actuar tomando contacto con nuestra soberanía digital y nuestros datos. Una opción es deconectarnos de determinadas redes. Tenemos que tomar también decisiones personales como salirnos de X o de Meta. Y no solo por el contexto político, sino también por dependencia psicológica y por el ataque a nuestra salud mental. Tienen un gran impacto sobre nosotros, y no solo entre los adolescentes. Puede resultar muy utópico, pero como ciudadanos tenemos que tomar más las riendas”.

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