Igualdad

El avance hacia los permisos de paternidad iguales deja un sabor agridulce entre los agentes sociales

Madre y recién nacido.

Los ampliamente demandados permisos de paternidad iguales e intransferibles están más cerca de ser una realidad. El decreto aprobado este viernes en Consejo de Ministros relativo a la garantía de la igualdad de trato, tiene entre sus propósitos mejorar la conciliación y la corresponsabilidad. Para ello, el Consejo de Ministros ha dado luz verde a la ampliación a 16 semanas del permiso de paternidad con el fin de equiparar de forma progresiva el tiempo tomado por ambos progenitores para el cuidado de sus hijos, una medida que entrará en vigor el día después de su publicación en el BOE y que deberá ser convalidado en la Diputación Permanente del Congreso.

Se prevé que la ampliación sea gradual. Es decir, en el presente año el permiso que puedan tomar los varones será de ocho semanas y en 2020 sumará doce semanas, para finalmente alcanzar las 16 prometidas ya en 2021. "Con esta equiparación se da un paso importante en la consecución de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres y en la promoción de la conciliación de la vida personal y familiar y del principio de corresponsabilidad entre ambos progenitores, elementos ambos esenciales para el cumplimiento del principio de igualdad de trato y de oportunidades entre hombres y mujeres en todos los ámbitos", sostiene el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Hasta el momento, los progenitores masculinos contaban con un permiso de cinco semanas, de carácter voluntario aunque intransferible. Las madres, por el contrario, disponen de 16 semanas, de las cuales las seis primeras son obligatorias y exclusivas. Las otras diez son, además de voluntarias, transferibles.

Fuentes gubernamentales han precisado a Europa Press que la obligatoriedad de los permisos ascenderá ahora a seis semanas, pero se implantará de manera progresiva: las dos primeras semanas tras el parto serán obligatorias durante el presente año; cuatro lo serán el año próximo y seis en 2021. Así lo plasmó en un borrador del decreto ley que elaboró y presentó a los agentes sociales y patronal la semana pasada, un texto que no generó acuerdo entre las partes.

A través de sendos comunicados, tanto CCOO como UGT miran con cautela lo establecido por el decreto. Los permisos iguales, intransferibles y remunerados son una de las reclamaciones tradicionales de CCOO, pero el sindicato discrepa en los periodos transitorios asumidos, tiempos que estiman demasiado largos. Del mismo modo UGT cree que su aplicación progresiva hasta 2021 "vuelve a retrasar y ralentizar la materialización de un derecho que ya debería llevar años ejerciéndose".

Mariano Nieto, portavoz de la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA), sí encuentra defectos más concretos en la propuesta asumida por el Gobierno. "Nosotros siempre hemos defendido que la equiparación de los permisos, aparte de servir para facilitar mejores cuidados", es una herramienta útil para la incorporación "de los hombres y paliar la discriminación de las mujeres en el mercado laboral". A partir de esa lectura, explica, el diseño debe garantizar que los hombres se hagan cargo "el mismo tiempo y con la misma responsabilidad" que las madres. Por este motivo, entiende, los periodos de simultaneidad obligatorios deben ser "los mínimos posibles".

El decreto establece que las seis primeras semanas a partir del nacimiento o la adopción sean de disfrute ininterrumpido para ambos progenitores, de manera que los permisos serán necesariamente simultáneos. Un tiempo que la PPiiNA considera excesivo. La plataforma defiende una duración aproximada de dos semanas obligatorias, para que uno de los progenitores pueda reincorporarse a su puesto de trabajo y recuperar el permiso posteriormente, de forma que ambos puedan encargarse de los cuidados por un tiempo más prolongado, aunque sea en solitario.

Además, en esas seis primeras semanas obligatorias y simultáneas, "al estar los dos se refuerzan los roles de género", opina Nieto, pues "la madre asume el papel de cuidadora principal y el padre el de ayudante", lo que genera asimismo que ellos "no se descuelguen de sus trabajos y les puedan seguir requiriendo".

Por otro lado, critica Nieto, el borrador no incorpora ninguna condición relativa a cómo se aplican los permisos. Actualmente, para tomarse el permiso a tiempo parcial, es necesario continuar trabajando la mitad de la jornada. El resultado es el siguiente: al pedir el permiso a tiempo parcial se dobla su duración total, pero se reduce la paga a la mitad. Esto queda compensado con el pago de la media jornada de trabajo. La suma de ambas partes hace que los ingresos sean íntegros. Si esa condición desaparece, los progenitores podrían solicitar la mitad del permiso –para dilatar la duración final de los tiempos de cuidado– sin asumir necesariamente la media jornada de trabajo. A efectos prácticos, el progenitor tendría un permiso completo pero sus ingresos se verían reducidos a la mitad. ¿Y quién asumiría esto? Para la plataforma es evidente: las mujeres. "Sólo lo van a hacer las mujeres, porque son las únicas que aceptan tomarse permisos más largos pero mal pagados", advierte su portavoz, lo que resultaría en "una vía para que en el futuro las madres cuiden ocho meses, el doble de su permiso, pero cobrando la mitad", perpetuando una vez más "la división de roles".

Finalmente, y de nuevo en cuanto a la redacción del decreto, la plataforma estima necesaria una aclaración de las condiciones para tomar el permiso de forma interrumpida. Las seis semanas después del nacimiento o adopción deben ser usadas de forma obligatoria, pero a continuación el progenitor puede reincorporarse al trabajo para disfrutar de las diez semanas restantes más adelante. "En la redacción se dice que eso es previo acuerdo con la empresa, pero si dependes de la empresa, los hombres van a estar más condicionados y las familias no van a poder hacer ese relevo", opina Nieto. A su juicio, el disfrute interrumpido "debería ser un derecho de la persona trabajadora", con el único requisito de "comunicarlo con la antelación suficiente".

Ellos los permisos, ellas las excedencias

De acuerdo con los datos registrados por la Seguridad Social, a lo largo de 2018 se tramitaron 255.531 prestaciones de paternidad y 252.706 de maternidad. Es decir, aunque ambas prestaciones sufrieron un descenso respecto al año anterior –un 5,82% en cuanto a las madres y un 3,44% en relación a los padres–, los permisos de paternidad superaron a los de maternidad. Para Elena Blasco, secretaria del área de Igualdad de CCOO, esta diferencia posiblemente beba de las campañas de corresponsabilidad, que pese a todo "siguen siendo insuficientes en tiempo y número". A su entender, "la sensibilización y la información en esta materia aumenta poco a poco", pero los datos no siempre son alentadores.

Cita en este punto al número de excedencias solicitadas para el cuidado, que reflejan un evidente sesgo de género. En 2018 se registraron 57.057 excedencias por cuidado familiar, de las que 51.036 fueron presentadas por mujeres (el 89,4%) y 6.021 por hombres. Además, de las 252.706 prestaciones económicas por maternidad, sólo 4.731 fueron compartidos por el padre.

El 85% de excedencias para el cuidado de hijos tramitadas hasta marzo de 2021 fueron solicitadas por las madres

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Mariano Nieto entiende que las cifras registradas en 2018 simplemente indican que la población activa de mujeres es inferior a la de los hombres. "Los permisos de maternidad, igual que los de paternidad, son para gente que cotiza", de manera que existe un número importante de mujeres que son madres "pero no piden permiso porque no están trabajando". 

Respecto a las excedencias, Nieto afirma que son las mujeres quienes se toman los permisos mal remunerados. "Los cuidados deben estar pagados al 100% porque nadie tiene que ser penalizado en su empleo y en sus ingresos" por tener un hijo, señala el portavoz de la plataforma, quien insiste en la necesidad de anular las excedencias. "Son un ejemplo más de permisos que son al final trampas para las mujeres", por lo que "de forma ordenada" y a través de "una transición habría que acabar con ellas". El primer paso tras igualar los permisos apunta a su ampliación y después, opina Nieto, eliminar las excedencias.

"Hasta que no se hagan iguales e intransferibles y remunerados al 100%, la penalización de la maternidad seguirá recayendo en las mujeres", reitera Blasco, debido a una cuestión "cultural y a la división sexual del trabajo", además de la feminización de la precariedad en el empleo. "Recibimos menor salario, por tanto el impacto para la economía familiar es también menor" cuando una mujer se ausenta del trabajo para cuidar, comenta la sindicalista. Lo justo "es que el tener descendencia no suponga una penalización laboral para nadie, ni hombres ni mujeres", subraya.

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