Sector financiero

La banca ha devuelto sólo el 6,6% de la ayuda que recibió durante la crisis financiera

Fachada del Banco de España, en Madrid.

El Banco de España eleva la factura del rescate bancario durante la crisis. El supervisor presidido por Pablo Hernández de Cos ha situado este miércoles en los 65.725 millones de euros el coste de las ayudas en el proceso de reestructuración del sistema financiero entre 2009 y 2018, lo que supone un incremento del 2,1% respecto a la factura registrada en el anterior ejercicio. De los 78.486 millones de euros que se inyectaron a los bancos a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y del Fondo de Garantía de Depósitos (Fgdec) sólo se han restituido hasta la fecha 5.225 millones de euros, un 6,65%. Pero el Banco de España estima que es probable conseguir otros 9.560 millones de euros más, lo que situaría el importe recuperado o recuperable en los 14.785 millones de euros –18,83% del total–. Es decir, que el supervisor da por perdido el 81,17% del dinero que se inyectó para salvar el sistema bancario. Un dato que contrasta con el de otros países como EEUU, donde ya se han devuelto más de ocho de cada diez euros inyectados.

El rescate del sector financiero fue una de las primeras decisiones que tuvo que tomar el Gobierno de Mariano Rajoy nada más llegar a la Moncloa. El 9 de junio de 2012, cuatro años después del hundimiento de Lehman Brothers, España solicitó formalmente a Bruselas un crédito de 100.000 millones para evitar el colapso de bancos, cajas y entidades de crédito. Tanto el propio presidente del Ejecutivo como el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, aseguraron que la ayuda no costaría “ni un euro” a los contribuyentes. “Es un crédito a la banca que va a pagar la propia banca”, afirmó Rajoy en el Congreso de los Diputados. Un año después, sin embargo, empezaron a llegar los matices. “No tenga usted la más mínima duda de que se va a recuperar la mayor parte de esas inversiones”, apuntó entonces De Guindos, que en 2014 ya sólo se refería a un “ahorro en los intereses de la deuda pública”. Cinco años después de que se solicitase el rescate, el líder conservador siguió defendiendo que había sido “una decisión muy positiva”.

Pero la factura de las ayudas al sector financiero no para de engordar año tras año. Si el Banco de España la cifró en 2017 en los 64.349 millones de euros, a cierre de 2018 se situaba en los 65.725 millones de euros. Un aumento de 1.376 millones –el 2,1%– que se explica, en parte, por una reducción importante de la cantidad que el organismo supervisor prevé que se pueda recuperar por Bankia, que absorbió buena parte del rescate al sector financiero. En concreto, el Banco de España reduce en 297 millones el importe restituible respecto al ejercicio anterior por la devaluación de su cotización. En los últimos doce meses, las acciones de la firma presidida por José Ignacio Goirigolzarri, de la que el Estado posee el 61,78%, han perdido más de un 40% de su valor, pasando de los 2,89 a los 1,71 euros a cierre de este mismo miércoles. El Consejo de Ministros amplió el pasado mes de diciembre el plazo para privatizar la entidad hasta finales de 2021 a fin de ejecutar el movimiento de desinversión “con más flexibilidad para encontrar las condiciones propicias”.

Sólo se recuperó todo de tres entidades

El Banco de España hace balance tanto de las cantidades inyectadas por el FROB –es decir, dinero público– como de los desembolsos de hizo el Fondo de Garantía de Depósitos, que se nutre de las aportaciones de los bancos privados. Dentro del primer grupo, el supervisor cifra las ayudas concedidas en 56.679 millones de euros, de los cuales 54.353 correspondieron a capital e híbridos, 831 a Esquemas de Protección de Activos –avales que garantizan a una entidad la cobertura de las pérdidas en que puede incurrir una cartera de créditos o inmuebles– y 1.495 a garantías. Pues bien, de esa cantidad el Estado ha conseguido recuperar hasta 2018 4.477 millones de euros y calcula poder restituir otros 9.560 millones por Bankia. Es decir, que en el informe del Banco de España se dan por perdidos, sin tener en cuenta los ajustes posteriores, 42.642 millones de euros públicos, el 75,23% de lo que se inyectó.

Bankia, Catalunya Banc, Novacaixagalicia y Banco de Valencia son los principales agujeros, mientras que de Banca Cívica, Caja 3 y Liberbank se recuperó todo lo inyectado. De cumplirse con las estimaciones del Banco de España de recuperar los 9.560 millones de euros de Bankia, a la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri todavía le faltaría por devolver 14.509 millones de euros, mientras que ese agujero sería de 11.817 millones, 8.621 millones y 6.103 millones de euros en el caso de Catalunya Banc, Novacaixagalicia y Banco de Valencia. CEISS, Caja Sur y Banco Gallego todavía no han restituido 955, 392 y 245 millones de euros, respectivamente. 

Tampoco parece que haya mucha esperanza en una restitución de la aportación que se hizo a través del Fondo de Garantía de Depósitos. Por esta vía se inyectaron a cinco entidades 21.807 millones de euros: 9.745 en forma de apoyo de capital, 11.649 por Esquemas de Protección de Activos y 413 correspondieron a garantías. En este caso, se han restituido 748 millones de euros. Se dan por perdidos, sin tener en cuenta los ajustes contables posteriores, 21.059 millones de euros, lo que equivale al 96,6%. Los mayores agujeros están en la CAM, que todavía no ha devuelto 12.458 millones de euros; la CCM, con un negativo de 4.156 millones de euros; Unnim, cuyo agujero se sitúa en los 2.902 millones; Catalunya Banc, que no ha restituido 887 millones; y Novacaixagalicia, de donde faltan por recuperar 656 millones de euros aportados por el Fondo de Garantía de Depósitos.

Devoluciones en otros países

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Cuatro años antes de que el Ejecutivo español solicitase a Bruselas el crédito para mantener a flote a los bancos, el Gobierno de George W. Bush aprobó su programa de ayudas públicas para rescatar al sistema financiero. El Troubled Asset Relief Program (TARP) o Programa de Rescate de Activos Problemáticos estaba dotado de 700.000 millones de dólares –560.000 millones de euros–, con los que el Tesoro de Estados Unidos compró y garantizó todo tipo de activos tóxicos, tanto hipotecas como cualquier instrumento financiero basado en ellas. De esa cantidad se han desembolsado finalmente 441.000 millones de dólares y otros 2.000 millones más se encuentran pendientes de gasto, según figura en el último informe anual de la Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO) de EEUU sobre el programa de ayudas públicas. Los bancos y empresas rescatadas habían devuelto a febrero de 2019 377.000 millones, es decir, el 85,5% de lo inyectado.

Otros países europeos también han conseguido ir recuperando parte del dinero público que inyectaron a sus sistemas financieros. En Reino Unido, por ejemplo, se restituyeron totalmente en mayo de 2017 los 23.800 millones de euros que metieron durante la crisis en Lloyds Banking Group, la entidad de la que el Gobierno británico llegó a tener el 43% y cuyo paso a manos privadas permitió a Londres recuperar lo invertido y 1.000 millones de euros más de beneficio.

Tres años antes, ING devolvía a Holanda el préstamo de 10.000 millones de euros que había recibido en pleno maremoto económico. “El Estado nos apoyó durante la crisis y ha contribuido a que hayamos salido reforzados. Le estamos agradecidos, igual que a nuestros clientes, que han seguido confiando en nosotros”, señaló entonces Ralph Habers, presidente de la entidad financiera. En Bélgica, el KBC había devuelto al Estado los 13.090 millones de euros por la ayuda recibida durante la crisis, más una prima de 1.000 millones más. El reembolso, anunciaron entonces, “nos permitirá pronto cerrar esta página de tiempos oscuros en el pasado reciente”.

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