Crisis en el PSOE

Chaparrón de críticas de los diputados socialistas a López

Óscar López a su llegada a la reunión del Congreso.

Óscar López abandonó la reunión de la Comisión Permanente Federal del PSOE este lunes con el respaldo generalizado de sus compañeros. "Todos" ellos le apoyaron y rechazaron su dimisión por el caso Ponferrada. Pero ayer no salió tan airoso de la cita con el Grupo Parlamentario Socialista, a la que acudió sin previo anuncio y para explicar la calamitosa gestión de la moción de censura en la ciudad leonesa. Oyó reproches, muchos reproches, y no de una sola persona. Varios diputados intervinieron para mostrar su profundísimo enfado por un "desastre total" y para que se pongan todos los medios posibles para impedir que vuelva a ocurrir un caso así.

Nadie pidió directamente la dimisión del secretario de Organización, porque todos entendieron que no era el foro adecuado. "Esas cosas se sustancian en el partido, no en el grupo del Congreso", justificaron varias fuentes. Tampoco pidieron detalles del proceso No obstante, algunos de los presentes sí interpretaron que tras varias críticas subyacía la petición de una asunción mayor de responsabilidades. Enfrente sólo tenían a López como máximo responsable orgánico, ya que ni Alfredo Pérez Rubalcaba ni Elena Valenciano asistieron. 

López, que no es diputado en la Cámara baja, enhebró un relato semejante al expuesto el lunes en la Comisión Permanente. Un mea culpa en toda regla, atribuyéndose todo el "error" del fiasco de Ponferrada y blindando de nuevo al secretario general y a su número dos, Valenciano. Insistió, por tanto, en que le "cegó" la posibilidad de sacar al acosador Ismael Álvarez de la política, además de conferir estabilidad a Ponferrada, arrebatando para ello la alcaldía al PP. 

Sus compañeros de partido agradecieron al número tres su presencia en la reunión del grupo y que se hubiera atrevido a "dar la cara". De hecho, le reconocieron apesadumbrado. Pero a partir de ese punto no hubo lugar a mucha complacencia. Según la narración de una decena de diputados consultados por infoLibre, la mayoría de las intervenciones fueron "en general muy duras" contra López, "no tanto en lo personal, pero sí en lo político". Entre los que tomaron la palabra, la madrileña Delia Blanco, la extremeña Leire Iglesias, la andaluza Consuelo Rumí, la gallega Laura Seara –última secretaria de Estado de Igualdad de José Luis Rodríguez Zapatero–, el expresidente manchego José Maria Barreda, la exministra Rosa Aguilar y la valenciana Carmen Montón, portavoz de Igualdad en la Cámara.

El expresidente del PSOE y de la Junta andaluza Manuel Chaves se apegó más a la línea oficial, mientras que el secretario general de Castilla y León, Julio Villarrubia, terció para defender su posición en todo este embrollo, claramente distante a la versión ofrecida por el jefe del aparato. En la cita no se encontraba Carme Chacón. Ella y otros diputados atendían las labores de varias comisiones del Congreso, en marcha a esas horas. 

"Desastre total, peor imposible"

El hilo conductor de la mayoría de discursos de los diputados fue la constatación de que lo acaecido en Ponferrada –una moción de censura ganada por el PSOE con el apoyo del acosador Álvarez– es un error "muy grave". "Desastre total, peor imposible", reproducía un indignado Barreda, que antes y después de la reunión trasladó el sentir de otros compañeros. Un fallo garrafal porque "pone en entredicho los valores del PSOE", su política de defensa de los "derechos de las mujeres", con lo que ello puede acarrear de "falta de credibilidad" del discurso de cara a los ciudadanos. Algunos asistentes adujeron que no era creíble la "peregrina excusa" de que el objetivo era "sacar a un acosador de la política". "No se puede pasar por encima de los principios del partido bajo ningún concepto, y menos por una alcaldía", reiteraban varios asistentes a la salida. 

La crítica generalizada no contuvo explícitamente la palabra "dimisión", que sí han pedido otros cuadros del partido, caso de Tomás Gómez. Pero algunos diputados sí se llevaron la impresión de que el caso Ponferrada no puede zanjarse sin asumir "más consecuencias". "La dirección puede creer que es suficiente con que Óscar pida disculpas y diga que se ha corregido el error, pero no es así a ojos de los ciudadanos", traducía un parlamentario. En esa línea ahondó Iglesias, que advirtió, según apuntaron fuentes socialistas, de que está bien asumir el error y dar explicaciones, pero que "en algún momento" la sociedad "exigirá más". 

"Máxima tensión" con Villarrubia

Los diputados apreciaron "máxima tensión" entre López y Villarrubia. El lunes, el número tres subrayó que antes de llegar la moción a Ferraz había sido vista por "muchos órganos de distintos niveles". Ataque indirecto al secretario general castellanoleonés, a quien precisamente López cedió el cargo tras su encumbramiento a la Secretaría de Organización federal en el congreso de Sevilla, en febrero de 2012. Ayer martes, Villarrubia se revolvió. Como contaron los presentes en la reunión, el líder regional rubricó que él se había opuesto a la operación en Ponferrada desde el primer minuto y que lo hizo saber. Algunos vieron en sus palabras una crítica a los intentos de "tutela" de López sobre su heredero. "¡Si uno se va, se va del todo!", exclamada con marcada rabia un parlamentario. Otros eran menos duros: "Para él Castilla y León es como su casa, y uno en su casa se pone las zapatillas y se relaja". 

La llamada de atención de Villarrubia goza de relevancia por otra razón. Fueron varios los dirigentes que rechazaron con rotundidad a una moción pactada con un acosador. López citó el lunes singularmente a dos, a Valenciano –que ayer no se encontraba en la reunión del grupo–, y a Purificación Causapié, la responsable de Igualdad. Ayer se confirmó otro nombre en el bloque de opositores, y que ya adelantó infoLibre el domingo: Soraya Rodríguez, portavoz en el Congreso y diputada por Valladolid. Ella misma lo dijo en rueda de prensa. Señaló que cuando supo la operación, trasladó a "quien tenía la competencia orgánica", a López y a Villarrubia, que era "claramente contraria" a ella, y se lo dijo "en varias ocasiones". "Ellos me escucharon", remachó. El número tres oyó esas opiniones pero decidió él solo, según la versión oficial. 

Ahora habrá más controles, ya que las decisiones se adoptarán de forma más colegiada, como anunció el número tres. En el Grupo Socialista, algunos parlamentarios entendían que ese cambio ya en sí escondía una "desautorización" más de la cúpula a la gestión de López. "Este tipo de errores claro que pesan en el expediente", reflexionaba uno de ellos. 

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"Demasiado enfadado" para opinar

Durante el día se recogieron más reacciones sobre el caso Ponferrada. Para todo gusto. El más claro, como en los últimos días, Gómez, líder del PSM, "En política no hay perdón, hay dimisión", denunció, disparando al secretario de Organización. a ese flanco crítico se sumaron los secretarios generales de las agrupaciones municipales socialistas de Burgos, Luis Escribano –pidió a Ferraz que acepte la dimisión de López–, y de León, José Antonio Díez, que reclamó un congreso federal extraordinario para que de él emerja un líder más fortalecido, informa Europa Press. 

Los barones de Castilla-La Mancha y La Rioja, Emiliano García-Page y César Luena, se alinearon con Ferraz al señalar que nada se solucionaría con la salida del número tres. Este recabó el "pleno apoyo y pleno respaldo" del secretario provincial del PSOE de León, Tino Rodríguez, muy enfrentado a los socialistas de León capital. Chacón, por su parte, se remitió a su tuit del viernes, cuando alertó de lo "insoportable" de la moción de Ponferrada. Y el histórico Alfonso Guerra respondió a lo Guerra, a su más puro estilo: estaba "demasiado enfadado" como para responder a los periodistas del Congreso. "Sería muy largo, no tengo ganas", huyó. 

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