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Los pactos y los vetos se adueñan de la campaña catalana sin suma a la vista para la gobernabilidad

Cinco lecciones desde el oasis vasco para la burbuja política de Madrid

Los asistentes a un acto de cierre de campaña del PNV, en Bilbao.

El poder de una entrevista: ETA entra en campaña 

A cinco días de las elecciones generales, la mentira de Alberto Núñez Feijóo que tuvo que matizar Silvia Itxaurrondo en directo regaló al PSOE un potente marco discursivo del que tirar: la idea de que el candidato del PP no era de fiar. Algo parecido ha ocurrido esta semana con los titubeos y circunloquios de Pello Otxandiano para evitar llamar a ETA banda terrorista, en su única entrevista con un medio nacional.

Hasta esta intervención en Hora 25, la palabra ETA apenas se había pronunciado en la precampaña. Parecía que iba a seguir siendo así, pero el ruido que ha provocado Otxandiano ha puesto en el foco las contradicciones de su partido. Su intención de no herir sensibilidades en la amalgama de formaciones que configuran EH Bildu ha activado la campaña, aunque, según los expertos, más en el resto de España que dentro de Euskadi.

“El terrorismo de ETA es un tema muy atractivo a nivel nacional, pero en Euskadi esta cuestión no ha condicionado tanto la campaña. Solo hay que ver que en el debate electoral de EITB apenas se trató el tema, muy de puntillas. ETA ya no quita ni da votos. El PNV, el PP y el PSOE no le están dando tanta importancia aquí como se está dando en Madrid”, explica el consultor político Aner Ansorena.  

Imprevistos que humanizan: la agresión a Imanol Pradales

Como los efectos de la entrevista a Otxandiano, en una campaña pueden suceder acontecimientos imprevisibles que se escapan del control de los equipos de los candidatos. Es lo que ha sucedido con la agresión al líder del PNV, Imanol Pradales, con gas pimienta. Un ataque que recuerda al sufrido por Mariano Rajoy en Pontevedra, durante las generales de 2015, cuando un joven de 17 años le dio un puñetazo y le rompió las gafas.

La agresión se produjo el mismo día que el segundo debate en EITB. Pradales llegó por los pelos al estudio de televisión, con “el susto en el cuerpo” y sin ver demasiado bien por el ojo izquierdo. “Esto provocó que la gente viese más el debate por el morbo y generó noticias a nivel nacional, haciendo que la ciudadanía del resto de España esté más atenta a la campaña”, comenta Ansorena. 

El líder del PNV, que tiene un perfil tranquilo y alejado de la bronca, fue el protagonista de la noche. El resto de los candidatos se solidarizaron con él y, en el bloque de servicios públicos, aprovechó para agradecer la atención médica recibida. Acudir al debate aunque no se encontraba del todo bien reforzó su compromiso con la ciudadanía vasca. Y el episodio de la agresión ha aumentado su popularidad y le ha humanizado como líder. 

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Muchos debates electorales en un escenario fragmentado y transversal

Los debates electorales suelen un punto de conflicto entre los partidos. El que lleva las de ganar quiere la menor exposición posible y el que va por detrás en las encuestas quiere aprovechar todos los espacios posibles para intentar colocar su mensaje y confrontar con el adversario. Sin embargo, esta campaña vasca ha destacado por el número inusual de debates, seis en total, en distintos medios, regionales y nacionales. 

Esto se explica, entre otros motivos, por el escenario fragmentado y transversal, en el que los candidatos a lehendakari, muchos de ellos caras nuevas, tienen ganas de debatir y presentar sus propuestas. Aunque de los principales debates no han salido grandes momentos ni titulares, sí que han reflejado el poco peso político de Podemos y Sumar. Las formaciones a la izquierda del PSOE han sido invisibles en la campaña, partidos fantasma, reflejando el problema que ahora mismo tiene ese espacio político a nivel nacional. 

La regeneración: caras nuevas para atraer al voto joven

El PNV y EH Bildu han apostado por romper con el perfil tradicional de sus cabezas de lista y mirar a largo plazo. Pello Otxandiano e Imanol Pradales son jóvenes de en torno a cuarenta años, con una vida académica fuera de la política como profesores universitarios y habiendo ocupado en el pasado distintos cargos en sus formaciones, aunque no en primera línea. 

En el caso de Otxandiano, su elección va en la línea de la importancia que el voto joven tiene para Bildu. “Son el partido guay, el partido moderno, el partido que está con la igualdad, con los derechos LGTBI... Influenciados, el PNV ha entendido también que tiene que cambiar un poco el chip y ha presentado, por ejemplo, a Joseba Díez Antxustegi, de 31 años, por Álava, con el objetivo de decir a la gente: ‘Oigan nosotros también somos jóvenes’”, opina Ansorena.

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Conseguir que su candidato conecte en poco tiempo con el electorado le ha salido mejor a EH Bildu que al PNV. “A Pradales le queda mucho camino por delante en el ámbito de la comunicación política. Parece que le falta un poco de fuerza a la hora de intentar reunir con ánimo al electorado tradicional del PNV e intentar evitar que los votantes jóvenes se marchen a la formación abertzale. Parece un candidato que está todavía por hacer”, explicaba esta semana José Miguel Contreras. 

Una campaña centrada en los problemas de los ciudadanos

Si algo ha caracterizado la campaña de las vascas si la comparamos con la de las gallegas o las autonómicas del 28M es la importancia que en la agenda política han tenido los problemas de los ciudadanos. Las políticas concretas han tenido un papel central en los debates televisados, que lejos de llevarse por cuestiones más nacionales como los pactos o la estabilidad de la legislatura, han profundizado en el contexto de Euskadi. 

En el debate de la televisión pública, los siete candidatos debatieron durante más de dos horas sobre economía, sanidad, educación, vivienda o industria, dejando en un segundo plano temas como ETA o el independentismo vasco. Así lo explica Ansorena. “En el último CIS, hemos visto que la identidad nacional no es tan importante para la sociedad vasca. Aunque el PNV y Bildu van a tener mayoría en el parlamento, no todos los votantes del PNV y de EH Bildu son independentistas. Esto es algo que desde Madrid cuesta entender”.

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