Juan Carlos I

Tercera visita del emérito sin explicaciones: todo lo que aún no ha aclarado de su fortuna oculta

El rey Juan Carlos saluda a la prensa a su llegada a la casa de su amigo y regatista Pedro Campos, junto a la playa de Nanín, este miércoles en Sanxenxo (Pontevedra).

Tres días después de las elecciones y con un panorama incierto al exigirle Corinna Larsen 146 millones ante los tribunales británicos por el acoso que asegura haber sufrido, Juan Carlos I pisó tierra en España este miércoles por tercera vez en dos años. Como en las anteriores ocasiones –mayo 2022 y el pasado mes de abril–, el objetivo oficial del monarca emérito vuelve a ser recreativo: regatas en Sanxenxo (Pontevedra) el fin de semana, preparatorias del campeonato del mundo que a finales de agosto se celebrará en la isla británica de Wight y en las que, según distintas informaciones, planea participar. El barco será el de siempre: el Bribón.

De momento, no hay el menor viso de que, como reclamó este martes la líder de Sumar y vicepresidenta en funciones Yolanda Díaz, el continuador de la saga borbónica tras la dictadura franquista vaya a dar alguna explicación sobre el origen de una fortuna oculta. Es decir, la suya, multimillonaria, gratis a efectos penales y que derivó en un supuesto aunque mayúsculo fraude tributario de cuyo castigo está exento pero al que un informe del fiscal jefe de Anticorrupción, Alejandro Luzón, ya puso cifras hace un año para el periodo 2008-2012: entre 30,78 y 56 millones de euros.

En aquel informe, la Fiscalía subrayó que no había encontrado pruebas de que los 65 millones recibidos de Arabia Saudí fuesen una mordida por sus gestiones para el AVE a la Meca. Debía considerarse, por tanto, solo como un “regalo” destinado al emérito y para cuya recepción utilizó la Fundación Lucum, creada en Panamá, durante lustros conceptuado como paraíso fiscal.

Los números de la Fiscalía y la inmunidad absoluta del rey

Cuando el 8 de agosto de 2008, la Fundación Lucum abrió una cuenta en el banco suizo Mirabeaud –así lo relata la Fiscalía– en el apartado del informe de apertura correspondiente a la “descripción detallada del origen del patrimonio y de los ingresos”, se anotó lo siguiente: “importe enviado por el rey ABDALLAH de Arabia Saudí como regalo según la tradición saudí de cara a otras monarquías”.

El “regalo” –prosigue el informe de Anticorrupción– procedía “del Ministerio de Hacienda del Reino de Arabia Saudí por importe de 100.000.000 dólares estadounidenses, previa su conversión a 64.884.405 euros”.

La inmunidad absoluta –y por tanto impunidad– de la que disponía como jefe del Estado hasta su abdicación el 18 de junio de 2014 ha desmoronado los números del fraude fiscal como un azucarillo amargo que al menos para una amplia parte de la población ha dinamitado la imagen de un rey al que ni siquiera afectaron los manejos de Iñaki Urdangarin. Y ello pese a que distintos correos que su hoy antiguo yerno cruzó con Corinna Larsen indicaban que el rey estaba al tanto de los negocios del Instituto Nóos con distintas administraciones, básicamente el Gobierno de Baleares y el de Valencia, ambos entonces en manos del PP al igual que vuelven a estar ahora.

Explicaciones pendientes

Todos somos Hacienda (menos el emérito)

Todos somos Hacienda (menos el emérito)

Tras circular a comienzos de verano la versión –luego desmentida– de que si el PP se hacía con el Gobierno tras las elecciones del domingo el emérito abandonaría los Emiratos, donde se instaló en agosto de 2020, para regresar al país del que fue jefe de Estado durante cuatro décadas y del que salió catapultado por un escándalo que mitigó la pandemia de covid, la pregunta vuelve a flotar: ¿logrará en algún momento la Casa Real que Juan Carlos de Borbón aporte datos sobre por qué recibió al menos 65 millones de Arabia Saudí, aquellos que mantuvo ocultos en Suiza y que finalmente cedió “de manera irrevocable” en 2012 a su entonces todavía amante, Corinna Larsen, al descubrirse el pastel de la cacería de elefantes en Botsuana mientras España braceaba contra una descomunal crisis económica? ¿Se conocerá también en algún momento el porqué del “regalo” de 1,6 millones de euros del rey de Bahréin que en abril de 2010 Juan Carlos I entregó en billetes a su gestor suizo, Arturo Fasana? ¿O por qué desde el Banco Nacional de Kuwait y desde Bahréin se transfirieron en dos tandas un total de 6,1 millones de euros a las cuentas que Corinna Larsen poseía en el mismo banco que quien durante un decenio había sido su amante? [ver Despiece al final de este texto]

Aun con todo, y como publicó El Mundo, antes de acudir el 22 de mayo de 2022 a la Zarzuela, el emérito trasladó a sus amigos de Sanxenxo un mensaje: que había venido “a normalizarlo todo”. Lejos de ello, pronunció una frase con la que la Casa Real se dio de bruces. Ocurrió cuando los periodistas le preguntaron si le iba a facilitar a su hijo algún tipo de explicaciones: “¿Explicaciones de qué?”, fue su respuesta.

Este miércoles, una vez aterrizó en el aeropuerto de Vigo rozando las tres de la tarde, Juan Carlos I subió al coche que había de transportarle a casa de su amigo Pedro Campos en Sanxenxo, saludó a los periodistas y guardó silencio.

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