Feijóo se pone de perfil para evitar que Vox saque partido a su moción sin enfadar a Abascal antes del 28M

Esteban Gonzalez Pons, Cuca Gamarra, Alberto Nuñez Feijóo y Elçias Bendodo conversan en la sede del PP en una imagen facilitada por el partido.

La moción de censura de Vox sitúa al PP fuera de juego en plena precampaña de las municipales y autonómicas. Y en la calle Génova lo saben. Por eso, y para tratar de no perder pie en su objetivo de ganar las elecciones del 28 de mayo, la consigna en el partido de Alberto Núñez Feijóo es pasar de puntillas sobre este asunto, convencidos de que únicamente va a beneficiar a Pedro Sánchez y a Vox. 

Pero hay otra razón por la que la dirección actual de los conservadores mide sus palabras a la hora de referirse a este asunto: todo indica que después de las elecciones de mayo van a necesitar la ayuda de la ultraderecha para ampliar su número de alcaldías y, probablemente, la lista de comunidades autónomas gobernadas por el PP. Lo último que desean es dinamitar los puentes, como hizo Pablo Casado en 2020 cuando decidió que su partido votase en contra de la primera moción de censura.

De ahí que su portavoz electoral, Borja Sémper, no hiciese sangre este lunes con quienes ya son sus compañeros de viaje en Castilla y León. Y que se negase a explicar por qué el PP votó en contra de la moción de censura de Vox en octubre de 2020, cuando su líder era Pablo Casado, y ahora, con Feijóo en la presidencia del partido, sólo va a abstenerse. “No vamos a entrar al trapo de ese juego” hablando de que “en el pasado no sé quien hizo no sé cuanto”, alegó.

La apuesta del PP por la equidistancia entre el Gobierno y Vox tiene un objetivo declarado: asumir una posición de “centralidad” al margen del “show”, “la performance” y el “espectáculo” que, aseguran, van a tener lugar en el Congreso de los Diputados. La moción sólo traerá “inestabilidad, bronca y ruido a la política española”, aseguran, y Feijóo quiere distanciarse de ella tanto como sea posible, de manera que ni siquiera tiene previsto asistir a su debate —como senador puede hacerlo desde el hemiciclo, como ya hizo el pasado mes julio cuando la Cámara celebró una sesión sobre el estado de la nación–.

Distancia

Donde Casado vio motivos para rechazar la moción de Vox, Feijóo justifica su abstención en una contraposición de intereses “tácticos”entre la extrema derecha y el Gobierno. Son “cálculos partidistas”. Y en su distancia del debate de la moción busca mostrarse como alguien ajeno a los debates políticos que, piensa, la población percibe como inútiles. “Es un nuevo ejercicio partidista de políticos para políticos de intereses tácticos de partido, pero no de los intereses generales del conjunto de los españoles”, justifican en la calle Génova. 

“Ni estamos con la autocomplacencia del Gobierno” ni “con las tácticas partidistas e interesadas de Vox”. Por eso el PP está “absolutamente cómodo entre quienes van a apoyar a un Gobierno en llamas y quienes van a acudir al rescate mediático de Sánchez”. La abstención, razonó Sémper este lunes en rueda de prensa desde la sede nacional del PP, les “parece la actitud sensata. Nosotros creemos que tiene que haber otro Gobierno en España”, pero no “de esta manera y con estos mimbres”.

No obstante, reproches al partido de Santiago Abascal, los justos. “En el momento de mayor debilidad del Gobierno, Vox vuelve a acudir al rescate mediático del presidente Sánchez. Va a suponer un balón de oxígeno y un rescate mediático para desviar la atención” de los problemas que tiene el Ejecutivo. “Pedro Sánchez está encantado”, subrayó Sémper. Es “una moción que sabemos que no va a salir adelante en ningún caso, con lo cual será una victoria de Sánchez”, insistió más tarde. Y poco más.

En el PP no niegan la existencia de motivos para oponerse al Gobierno de Sánchez, pero insisten en que perder una votación en el Congreso no es la mejor manera de contribuir a un cambio político. Especialmente “en un año electoral en el que en pocos meses vamos a acudir a las urnas. Parece un poco fuera de lugar una moción de censura ahora. Igual en otro contexto, en otro momento histórico hace años, pues podría tener sentido una moción de censura, pero hoy no le vemos ninguna virtud salvo la de echar una mano al presidente Sánchez”.

Evitar el enfrentamiento

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Génova sabe que la intencionalidad de la moción, como ocurrió en 2020, es debilitar la posición política del PP en el campo de la derecha en favor de quienes la presentan. Pero, a diferencia de Casado, no van a reaccionar enfrentándose a quien, según todas las encuestas, va a ser su socio en muchos lugares después de las elecciones. “Allá ellos: nosotros no queremos convertir el Congreso de los Diputados en un nuevo circo que no lleva a ningún sitio”.

“Nos preocupan mucho más las consecuencias de esta moción” que la iniciativa misma, admitió el portavoz electoral del PP sin señalar expresamente la relación de su partido con Vox y la colaboración política que van a tener que emprender si quieren optimizar los resultados electorales de la derecha a partir del 28 de mayo.

Hace dos años y medio, atrapado entre la urgencia de disputar al líder de la derecha extrema el liderazgo de la oposición y la necesidad de evitar la emboscada que le había tendido la víspera el presidente Pedro Sánchez al pedirle “un gesto” de distancia con los ultras, Casado optó por votar ‘no’ y marcar distancias con Abascal, lo que le enemistó definitivamente con gran parte del electorado ultra, además de con su líder. Ahora, Cuca Gamarra será la encargada de subir a la tribuna y justificar la abstención.

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