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¿Te imaginas firmar un contrato con tu municipio? 10 propuestas para democratizar la vida municipal

La alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias, muestra el bastón de mando durante la constitución del Ayuntamiento.

¿Cuántas veces te has preguntado por qué el ayuntamiento no remodela ese polideportivo que lleva años con goteras? O por qué no amplían la línea de metro hasta tu barrio de la periferia o por qué no suben la inversión para rehabilitar el centro de salud más cercano a tu casa. Seguramente la respuesta a todas las preguntas es la misma: muchísimas. Quizás, algunas de esas propuestas ni siquiera se incluyeran en los programas electorales de los partidos políticos municipales, o, si lo hicieron, no se hayan cumplido de forma completa. 

Pero ¿qué sucedería si pudieras firmar un contrato con tu ayuntamiento donde se incorporaran las principales líneas en las que se debe basar el gobierno de la ciudad durante la legislatura? Esta es una de las propuestas de +Democracia, una plataforma ciudadana nacida en 2013 y dedicada a promocionar, fomentar y desarrollar los valores y principios democráticos. Sus recomendaciones, centradas en el ámbito municipal, suponen una innovación y un cambio en la concepción que tenemos de la política, con un enfoque mucho más participativo y cercano al ciudadano. 

Aprovechando la reciente formación de las nuevas corporaciones municipales, la organización ha lanzado diez propuestas donde la participación ciudadana va mucho más allá del voto cada cuatro años. En ellas, se propone la firma de un contrato entre la ciudadanía y los políticos donde se establezcan las principales líneas de actuación de los gobernantes. Para elaborarlo, se realizarían reuniones, debates y consultas entre el gobierno y diferentes entidades y colectivos representativos de la ciudadanía durante los siguientes 2-3 meses a la formación del gobierno. De ahí emanarían las principales áreas temáticas donde el ayuntamiento debe poner el foco durante la legislatura, como podrían ser la vivienda, el empleo, la seguridad, el transporte, o el tráfico y, por otra parte, también se incluirían los grandes proyectos para la ciudad. Así el programa de gobierno del municipio durante los próximos cuatro años no solo estaría elaborado por los políticos sino también por los propios ciudadanos. 

Sin embargo, la presencia de la ciudadanía en la política municipal no terminaría con la forma del contrato. Durante toda la legislatura, esos colectivos y entidades representativas de la población se constituirían en órganos como el Consejo Social de la Ciudad, que controlaría el cumplimiento de ese “contrato” y donde se tomarían de forma colaborativa decisiones sobre problemas del municipio. Estos órganos deberían ser abiertos, dinámicos y libres de intereses partidistas para que se logre un verdadero avance democrático en los ayuntamientos. 

Estas innovaciones participativas ya han sido experimentadas en varios lugares de todo el mundo. Aunque es cierto que se implementaron de forma esporádica y no a nivel general, los mecanismos se demostraron viables para organizar la vida local. Algunos ejemplos de municipios donde se han desarrollado han sido algunos de América Latina como Porto Alegre (Brasil), una ciudad referencia en cuanto a la elaboración de presupuestos participativos entre toda la ciudadanía, o varias municipalidades de Alemania o de los países nórdicos, donde se han creado órganos deliberativos para la ciudadanía que continúan en la actualidad en plena forma y cuyas decisiones consensuadas deben ser admitidas por los gobernantes.

¿Por qué en los municipios?

“El municipio es la instancia más cercana al ciudadano, por eso es en la que es más sencillo tener una participación más directa”, afirma Cristina Monge, politóloga, presidenta de +Democracia y columnista de infoLibre, que destaca cómo en los ayuntamientos la política se ve de una forma muy diferente que a nivel nacional. En ella, las coaliciones entre partidos para gobernar son mucho más comunes y los acuerdos para aprobar presupuestos, inversiones y proyectos también, por lo cual es el lugar ideal para poner en marcha estas innovaciones democráticas.

Otro factor importante es la ideología. Manuel Villoria, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que opina en la misma línea que Monge. “A nivel local, la política es otro mundo. En las elecciones municipales hay gente de derechas que puede votar a un alcalde de IU, como sucede en Zamora”, opina. Por esa carga ideológica menor, es más probable, desde su punto de vista, que la ciudadanía supere la polarización existente y se centre en resolver problemas más concretos e inmediatos. “No hay tanta ideología en donde poner una biblioteca o un parque como si puede existir en temas de mayor contenido político y moral que se dan más a nivel nacional. Por eso, si se debaten asuntos municipales es más probable llegar a acuerdos racionales tras un debate deliberativo entre los ciudadanos”, concluye el catedrático, recordando que fue precisamente en Atenas, un lugar no mucho mayor a un municipio español mediano, donde se creó la democracia.

La asignatura pendiente de la democracia

Odón Elorza, alcalde de San Sebastián durante veinte años por el PSOE y hasta enero de este año diputado socialista en el Congreso, cree que la participación ciudadana en la política municipal es una de las grandes tareas pendientes en la democracia española. En su opinión, el ruido y la polarización que impregnan en los últimos años a la política española suele tener como consecuencia que propuestas como la de +Democracia pasen desapercibidas

Según Elorza, la voluntad política y la construcción de un movimiento ciudadano sólido son claves en este proceso de democratización. Precisamente, uno de los principales problemas ahora mismo de los Consejos Sociales es la excesiva injerencia de los poderes públicos en ellos. “Si tienen presencia excesiva de concejales o representantes designados por los partidos políticos, lo que se crea es una estructura demasiado oficializada. Esta funciona a impulsos del propio ayuntamiento, sin autonomía para desarrollar sus propias propuestas”, opina el exalcalde de San Sebastián.

Una ciudadanía activa

Además, la propuesta de +Democracia requiere una estructura social muy desarrollada para tener éxito. Uno de los puntos clave es la formación de la ciudadanía y su acceso a la información del municipio. Por ello, Monge destaca la necesidad de una información que sea comprensible para todo el mundo y en la que se haga un proceso de acercamiento de la política municipal a los ciudadanos. “Es fundamental para esta propuesta que el ciudadano no tenga que ser experto en movilidad para saber si es más conveniente crear una nueva línea de metro o ampliar la flota de autobuses”, concluye la politóloga. 

Ayuntamientos para innovar la democracia

Para hacer esa información accesible es fundamental implementar una web del ayuntamiento abierta y comprensible para todos los ciudadanos, combinándola con iniciativas presenciales para no caer en la brecha digital. “Además, los ayuntamientos deben entender que esas webs no son propiedad del gobierno de turno, sino que deben ser accesibles para buscar información sobre proyectos y presupuestos. A veces es dificilísimo entrar en esas páginas web a conocer detalles como las ordenanzas municipales o las diferentes opiniones que tienen los partidos políticos de la corporación municipal sobre un tema a debate”, sostiene Elorza, proponiendo, como también hace +Democracia, que en esa web municipal colabore, además del equipo de gobierno, la oposición.

De igual manera, es importante fortalecer los movimientos vecinales y sociales que luego serán claves para integrar los Consejos Sociales de la ciudad. “Algunos alcaldes se plantean que cuanto menos movimiento ciudadano haya y menos fuerza tengan los representantes de los barrios, del comercio local o de los colectivos que sufren desigualdades, más cómodo es para ellos gobernar”, cree Elorza, que destaca la importancia de esos movimientos de cara a acción democrática

Relacionado con ello está el que es, para Villoria, el principal problema de estos mecanismos de innovación democrática: la pasividad ciudadana. Muchas veces existe la posibilidad de participar pero por falta de tiempo o interés, los ciudadanos no lo hacen. “Además, para deliberar, las personas tienen que escucharse, respetarse, buscar los mejores argumentos, y todo ello es muy complicado”, opina Villoria, que también ve cómo la población suele perder el interés con las propuestas no suscritas a su barrio o comunidad más pequeña dentro de la ciudad. Para solucionar este problema el politólogo ve fundamental que la ciudadanía vea la utilidad de la democracia participativa, su capacidad para solucionar problemas y mejorar la vida del municipio.

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