Sanidad
Un informe europeo saca los colores a la sanidad en España por sus listas de espera y su excesiva dependencia de la privada
La "verdadera excelencia" en la asistencia sanitaria en España depende "demasiado" de la capacidad de los pacientes para costearse cuidados privados como complemento a la sanidad pública. Esta es una de las principales conclusiones de la edición de 2017 del informe que anualmente realiza la consultora sueca Health Consumer Powerhouse por encargo de la Unión Europea [consultar en inglés, aquí] y que también pone el foco sobre el problema de las listas de espera.
El documento analiza desde el punto de vista de los pacientes cuál es la evolución de 46 indicadores agrupados en cinco áreas –derechos e información de los pacientes, acceso a la atención y tratamientos, alcance de los servicios, prevención y uso de productos farmacéuticos– en 35 países: todos los de la UE más Suiza, Noruega, Irlanda y otros cuatro que quieren integrarse en la comunidad europea, Serbia, Macedonia, Montenegro y Albania.
En conjunto, el sistema sanitario español obtiene un 695 puntos sobre 1.000, a más de doscientos de Holanda (924), que ocupa el primer puesto. El último lugar es para Rumanía, con 439. Chipre queda fuera porque no tiene un sistema sanitario público comparable con el resto de países. Este resultado sirve al sistema sanitario público para colocarse en el puesto número 18 de 35, el mismo que en 2016.
En el caso de España, el documento subraya que existen "grandes variaciones regionales", lo que genera resultados mediocres en "muchos" indicadores. En concreto, entre los puntos débiles del sistema los investigadores subrayan las listas de espera. De hecho, es el apartado en el que peor puntuación obtiene España, con 113 puntos de los 225 posibles. Ese mal resultado se debe, principalmente, a la demora para someterse a intervenciones quirúrgicas, a pruebas diagnósticas y a consultas.
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, correspondientes a junio de 2017, los ciudadanos residentes en España tienen que aguardar, de media, 104 días para operarse en la sanidad pública, 21 días más que un año antes. Además, 1,9 millones de pacientes esperan por una primera visita, con oftalmología y traumatología como las especialidades con más atasco. No obstante, como también refleja el documento, los datos oficiales siguen mostrando que hay una gran desigualdad entre comunidades autónomas. Por ejemplo, los canarios, con 179 días, esperan casi cuatro veces más que los vascos, con 48 días.
La demora quirúrgica se encuentra también entre los aspectos más cuestionados por los ciudadanos en el Barómetro Sanitario que realizan anualmente el Ministerio de Sanidad y el CIS. En 2016, de cuando es el último sondeo publicado, el 28% de los encuestados respondió que la situación de las listas de espera había empeorado en el último año. Esta cifra supuso un ligero descenso respecto al año anterior cuando el 33,3% consideraba que había empeorado. La crisis ha agudizado la percepción del problema: en 2010 los que creían que la situación de las listas de espera se había deteriorado en relación a los doce meses previos eran el 11,7% y en el año 2000 apenas el 4,7%.
Asimismo, la consultora Health Consumer Powerhouse apenas aprueba por los pelos a España en otra cuestión clave: el tiempo de espera para ser atendido por un médico de familia. Precisamente los profesionales que trabajan en los puntos de atención continuada, consultorios y centros de salud se quejan de que el servicio de atención primaria ha sido el más perjudicado por las restricciones presupuestarias de los últimos años. Los sanitarios vienen denunciando que la no sustitución de las ausencias satura el servicio e impide a los profesionales hacer políticas de prevención o atender mejor a los crónicos.
Otra cuestión sobre la que los investigadores sacan los colores a la sanidad española es en el acceso a las novedades farmacológicas. No obstante, esta no es una cuestión que afecte únicamente a España, ni mucho menos. Los investigadores recuerdan los efectos de las crisis financiera han afectado especialmente a este indicador. "Incluso en países ricos como Suecia o Suiza, en los últimos años, se ha incrementado el tiempo que transcurre entre que un medicamento se aprueba y entra el sistema de financiación.
Entre los aspectos positivos de la sanidad española, los autores del informe destacan los buenos indicadores en materia de trasplantes, así como las medidas que se han puesto en marcha para favorecer la informatización del sistema a través de medidas como, por ejemplo, la receta electrónica.
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En conjunto, los investigadores concluyen que la asistencia sanitaria europea está mejorando "constantemente" y ponen en valor la reducción de la mortalidad infantil, la mejora de las tasas de supervivencia tras enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer, así como el desarrollo de la participación de los pacientes en la toma de decisiones. En este sentido, llaman a "aprender" de los éxitos de sistemas consolidados como los de Holanda y Suiza, pero también de otros países más pequeños que están trabajando en la dirección correcta como Finlandia, Eslovaquia, Montenegro y Macedonia.
Por ejemplo, en relación a las listas de espera, los expertos ponen de ejemplo el caso de Holanda, que prácticamente acabó con ese problema abriendo 160 centros de atención primaria en los que se pueden hacer cirugías 24 horas durante los siete días de la semana.
Los autores del documento ponen en valor la progresión de la asistencia sanitaria europea "a pesar de las medidas de austeridad a las que impulsó la crisis financiera, entre ellas, las restricciones al aumento del gasto sanitario". No obstante, también llaman la atención sobre la incidencia de otros aspectos que empeoran el estilo de vida como la obesidad, el consumo de comida basura y la vida sedentaria.